NECTAR EN EL CIELO: UN RELATO SIMPLE Y EFECTISTA
Lima, 30 Octubre 2007, (Richard Manrique Torralva / El Informante).- “Néctar en el cielo” es la historia de Johnny Orozco (Christian Domínguez), un niño humilde que luchó hasta convertirse en un ídolo internacional. Desde muy Joven, Johnny encuentra su pasión por la música, cantando en buses para ganar dinero y poder ayudar a su familia.
Su continuo ímpetu por salir adelante lo lleva a emigrar a Argentina en donde tiene que luchar intensamente para poder armar un grupo musical, logrando formar el grupo Néctar.
Hacia fines de los 90, este grupo llamado Néctar, regresa al Perú como el grupo de mayor éxito en Argentina, llegando a reunir a más de cuarenta mil personas en sus conciertos. La imparable carrera de Néctar termina trágicamente con un accidente en una autopista de Buenos Aires, en donde muere Johnny junto a su grupo. Un conjunto que traspasó las fronteras con sus contenidos de puro sentimiento, logrando acumular muchos seguidores en varios países.
Observando la miniserie recordábamos que hacia finales de los setenta hasta mediados de los ochenta, el cine norteamericano se inundó de aquellas películas musicales cuyo mayor pretexto era sólo mostrar a algunos grupos y cantantes de éxito además de publicitar los sugestivos bailes que por esos años eran muy populares entre los jóvenes. El guión era lo de menos, lo principal era mostrar a los cantantes más populares interpretando los temas de moda. Aquellas por la que las chiquillas suspiraban y alborotaban en las butacas de los cines mientras que los productores aumentaban las arcas, nada despreciables, de suculentos dólares.
Es que, salvando las distancias y los propósitos, en nuestro país, esta miniserie y muchas otras que se han producido han sido diseñadas pensando en la causa y efecto que estas tendrán en el grueso de público que todavía no se repone del hecho de ver que sus ídolos, aquellos que lo hicieron bailar o suspirar con cada canción, ya no estarán con ellos en los conciertos, por eso no podemos pasar por alto el oportunismo de la producción por aprovechar la imagen que dejó este grupo para obtener la aceptación del gran público.
Recordamos que mientras se estaba filmando la miniserie y todavía los deudos no se reponían de aquella tragedia; ya un pintoresco autor, muy oportunista, escribía un libro sobre Néctar. Aquel mismo autor que antes escribió un librito de marras acerca de Zaraí Orozco y del que alguna vez salió a comentar muy alegremente en un periódico local “que postulaba al Premio Nobel”.
Pues bien nos encontramos en los últimos capítulos de “Nectar en el cielo” que resume lo que fue la vida de Johnny Orozco (Christian Domínguez) junto a su adorada esposa (muy bien Carolina Infante), su ingreso al mundo de la música y los entretelones que se tejen en torno a ella; así como su encuentro con “el gringo” Johnson (Luís Cáceres) líder de una mafia que cobra cupos a los músicos.
La serie es un simple relato muy efectista que centra y enarbola la imagen de Johnny Orozco, con la clásica temática tantas veces usada en otras historias como las de Chacalón o la de Dina Paucar, por ejemplo. El músico bueno, bondadoso, pobre y humilde que llega a la cúspide merced a su empeño y tesón.
No hay otra cosa que mostrar, todo es planteado de arranque. Esta vez la historia comienza con una breve mirada hacia el momento trágico del grupo para luego dar paso a la historia en sí. Mostrando a Johnny desde la niñez, pero sin ninguna innovación narrativa de por medio.
No obstante hay cosas que destacar, como es el hecho de que los libretistas solo muestren algunos extractos del libro de Antonio Vergara y se nutran de otro tipo de investigación. Quizá por eso se deba el hecho que la historia crece en muchos aspectos. Por ejemplo la inclusión de Pintura roja y los breves amoríos de Johnny con una de sus cantantes, la popular princesita Milly (Milagros Pedreschi), o la historia de su amigo Christian (Erick Elera) quien luego de llegar de su trabajo en las minas encuentra a su novia de toda la vida con otra pareja. Inclusive hay detalles propios que podría deberse a los libretistas, como el que Johnny piense que si Milly voltea es que está enamorada de él. Esos detalles unido a la música del grupo de Johnny Orozco, bien llevado por Christian Domínguez que tiene feeling cuando sube al escenario y canta, pero al que le falta mucho como actor, hacen que la serie haya ganado muchos adeptos por más que exista algunos vacíos en la dirección y edición. Sin embargo todo es pasado por alto cuando la serie se centra en los conciertos del grupo. Es que, como en la vida misma, Néctar fue su música y no su historia.
Por ello el acierto de Michelle Alexander está en su propio oportunismo, pues tiene la idea clara que la serie tiene que girar en torno a la música de Néctar, por ello “jala” televidentes cuando coloca más de dos minutos a sus actores interpretando los pegajosos y populares temas del grupo y ya como “aperitivo secundario” les ofrece la historia que tiene algunas virtudes, pero adolece de muchos vacíos.
Dentro de los actores destaca Carolina Infante por su carisma y desenvoltura, ya que no necesita de tantas poses para agradar a los televidentes y Jesús Aranda como el padrastro de Johnny, cuya participación merecía ser más amplia.
Luís Cáceres siempre con su mismo estilo al actuar a pesar que ese personaje tan ambivalente merecía ser mejor explotado y Amparo Brambilla, que muestra progresos sin que se le exija demasiado.
La serie no defrauda, pero tampoco es gran cosa. Es un relato simple y muy efectista sobre la vida del ídolo que, maquillada o no, contiene muy buenos momentos, pero que resbala por no tener un agradable remate final. (La historia de “don Cucho” pudo ser interesante, pero no tuvo el argumento necesario como para interesarnos por su final).
Se acaba la página de Johnny Orozco, aquel personaje que aumentó su popularidad después de fallecido y que ha contribuido a que la música tropical ahora se escuche hasta en las discotecas más exclusivas de Lima. Jamás olvidaremos cuando en el 2002, más de la mitad del país coreaba “El arbolito” y los despistados programadores radiales colocaban como la canción del año un mamotreto de Ruth Karina, son esos mismos que ni siquiera se toman la molestia de volver a programar y reactualizar “El arbolito” del que ahora todo el Perú goza a rabiar; mientras solo una que otra radio (aquellas que emiten dicho género musical) apenas si la programan. Aprendan de Michelle Alexander que sí lee los titulares del día y sabe cuando y como producir una serie que tendrá gran impacto popular. Se va Néctar, pronto llegarán “los jotitas” y ya vienen la historia de las vedettes. ¡Que lindo es mi Perú, caray!.
Comentarios
Atentamente: Veronica
De: Saquisili - Cotopaxi - Ecuador
ATT. David de Quito EcUador........
ATTE ARIEL DE LA BARRA
yo simpre digo nectar en mi corazon por sus musicas por el sentimiento con k ccantaba las canciones . y es cirto nectr en el cielo jamas los olvidaremos