LOS JOTITAS: ENTRE LA FICCION Y EL FUTBOL
Lima, 13 Marzo 2008 (Richard Manrique Torralva - El Informante Perú).- Termina otra miniserie más. Esta vez le tocó el turno a “Los Jotitas” una producción que sigue los lineamientos de sus predecesoras sin ninguna variación literaria y apenas mostrando algunas buenas actuaciones además de levantar innecesariamente a los protagonistas de turno, cuya vida apenas empieza. Aquí lo único que importa es sintonía y nada más.
La miniserie de Michelle Alexander presenta, de cierta manera, la vida de cinco de los integrantes de la selección Sub 17 que llegó a clasificarse al mundial de Corea alegrando a todo un país luego de una mala racha de derrotas y fracasos; esto sirve de pretexto a la productora para plasmar su, dizque, historia a la pantalla chica con un guión que muestra sus vidas “tan inmaculadas como decorativas” en nada comparado con la realidad.
Es que los guionistas aplican la trillada formula de siempre. La pobreza, los problemas y la felicidad ¿eterna?; no lo creemos porque tanto Néstor Duarte, Eder Hermoza, Alonso Bazalar, Cesar Ruiz y sobretodo Reimond Manco (por los problemas que pasa actualmente, producto de su mala cabeza) son muchachos que recién empiezan, han logrado casi una proeza, pero de ninguna manera podemos pensar que son ídolos porque todavía les falta toda una vida deportiva que recorrer y esta producción en lugar de ensalzarlos podría hasta perjudicarlos todo por el afán mercantilista de unos productores que ya no saben que hacer para fabricar historias apoyándose en el logro de otros. Aprendan a tener imaginación y no apoyarse de otros, que para colmo todavía no le han ganado a nadie.
Comencemos por el principio, la historia, tal como todas, empieza con la descripción de los personajes, los llamados jotitas y su entrenador, quienes a costa de mucho esfuerzo (¿?) llegan a ser convocados por el entrenador Juan José Oré (Muy bien Luis Cáceres), pero en el camino tendrán que lidiar no solo con la fama, los problemas en el hogar sino con la llegada del amor y el oportunismo de tres chicas del barrio quienes desean atrapar a estos muchachos y asegurar su futuro.
Como se observa, estamos ante una historia para nada novedosa que sirve solamente para observar el progreso de tres muy buenas actrices, Sandra Vergara (Muy bien como Mar), Mayella Yoclla (aportando lo suyo como Cielo) y Carolina Infante que hace esfuerzos por sacar adelante su primer papel como “vampiresa de turno" llamada Yenilú. Las tres son muy talentosas y merecen mejores historias y no estar en una trama que sirve de pretexto para fabricar historias de amores insulsos y nada consistentes.
Las jugadas de estos jotitas ficticios son por momentos aparatosas, la trama no tiene un problema específico que enlace con los demás. Nos muestra la tranquila y amigable amistad que existe entre técnico y jugador. Oré luce tan “blanco e inmaculado” que si no fuera por la aceptable actuación de Luis Cáceres perderíamos todo interés en él. Solo le adjudican una sobrina (Magdiel Ugaz) con tan amplio conocimiento de fútbol que poco falta para que desplace a su tío del buzo de entrenador (¿?) aparte de parecer una figura decorativa encargada del lado dulzón del guión. La joven entra “como Pedro en su casa” a la Videna (lugar de concentración de nuestros seleccionados) y donde se supone no entra ningún otro personaje que no sean los vinculados al ambiente deportivo. Pero aquí Michelle Alexander deja mal parado a Manuel Burga (cuestionado presidente de la Federación Peruana de Fútbol) porque parecería, según la trama, que las novias y “las trampas” también pueden entrar a la Videna ¿o sí?
En todo caso, lo mejor de esta serie es el capítulo inicial cuando se ve a los muchachos en su niñez (la mayoría del buen elenco infantil de Alexander figura en el reparto) y ellos no desentonan en lo absoluto sobresaliendo el pequeño Axel Córdova quien se luce como “Tato”.
Dentro de los jotitas adultos destaca Andre Silva como Néstor Duarte quien se complementa muy bien con Sandra Vergara en el mejor romance juvenil de la trama.
No obstante, es una lástima el tiempo que se pierde en hacer este tipo de historias. La falta de originalidad y mejores propuestas hacen que nuestros productores fabriquen historias rosas y las coloquen dentro de la trama de personajes populares. Ellos olvidan que esos personajes son al igual que nosotros, personas de carne y hueso seguramente con verdaderas tragedias que si se podrían contar y que no falta en cualquier hogar y no argumentos banales y sosos que nadie cree.
Es imperdonable que hayan convertido a estos muchachos en protagonistas de unas vidas que aún faltan contar. Que dirían Lolo, Cubillas, Terry, Cueto, Chumpitaz, verdaderos ídolos del pueblo. A estos muchachos les falta mucho camino que recorrer porque no sabemos si Hermoza será un gran arquero o Bazalar brillará como jugador, todos esperamos que sí; aunque el tiempo finalmente dará la respuesta. En verdad la realización de esta miniserie sólo sirvió para el beneplácito y satisfacción de los familiares de estos chicos que se ganaron con una historia súper inflada. ¿Por qué nuestros libretistas y productores no hacen pensar un poco a su cerebrito y llevan a la pantalla la vida, por ejemplo, del “Cholo” Sotil? Un personaje rico y hasta reflexivo porque ganó mucho dinero y hoy vive pobremente. Es un personaje que merece destacarse para que las nuevas generaciones de deportistas no sigan ese camino. El “Cholo” hoy pide pensión vitalicia cuando ganó mucho dinero y vivió rodeado de lujos y opulencia. Una lástima.
(*) rmanrique@elinformanteperu.com.
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