NACIDA PARA TRIUNFAR: TAN EFECTIVA COMO RUTINARIA
Lima, 20 Febrero 2008, (Richard Manrique Torralva / El Informante).- Llega a su final, la miniserie Nacida para triunfar que no es otra cosa que la vida adaptada de Sonia Morales, popular cantante folklórica, que ha invertido una buena parte de su capital en esta coproducción para llevar su historia a la pantalla chica, que en cierta forma, es un guión basado en su vida, tan igual que otra miniseries locales, pero con el atractivo de tener algunos logros importantes.
La miniserie enfoca la vida de la cantante desde la perspectiva de presentar en paralelo la historia de Sonia desde su niñez (caracterizada muy bien por la pequeña Doris Ramírez) y mostrando a una Sonia adulta (encarnado por Nidia Bermejo) ya exitosa afrontando su carrera y su vida conyugal al lado de su esposo e hijos.
La historia es una coproducción que según lo dio a conocer Manuel Espinoza, ex manager y ex pareja de Sonia. "Es una inversión compartida entre Efraín Aguilar y la cantante. América Televisión no nos dio absolutamente nada para hacer esta producción". Espinoza sostuvo que se reunió diez veces con el popular "Betito" (Productor) para convencerlo de asumir el proyecto televisivo. "Nosotros cedimos en calidad de coproducción, pero aún no recibimos nada por publicidad" indicó la ex pareja de Sonia.
Esto revelaría de alguna manera que lo que se ha hecho es una adaptación de la vida de la cantante, es decir es un guión basado en la historia de la cantante y no un verdadero relato biográfico de Sonia.
El guión de esta historia pertenece a Pablo Vásquez y la Producción y Dirección General corre a cargo del popular Efraín Aguilar, más conocido como “Betito”, en nuestra farándula, por el popular personaje que caracterizó hace mucho tiempo en los programas cómicos.
La trama retrata con mucha ironía el mundillo en que se mueven las cantante folklóricas, donde los sabotajes, las envidias y los “golpes bajos” están a la orden del día escondido tras la máscara de la hipocresía mundana que recorre todo el mundo artístico local.
“Betito” acierta al narrar eficientemente la historia de la cantante compartiendo escenas entre el futuro y el pasado muy bien equilibradas y que son reforzadas por dos talentos artísticos, una en ascenso y la otra muy promisoria porque su relato gusta por la buena presencia de la niña Doris Ramírez quien se porta a la altura de la circunstancias y actúa, para su edad, sorprendentemente de lo más natural que muchos de los actores jóvenes que forman parte del elenco. Lo malo es que la historia de Sonia niña sigue el lineamiento trazado y solo resalta la cualidad artística de la muchachita por ser cantante, vale decir más de lo mismo, la clásica historia del talento que en base a su empeño triunfa (Sonia es hacendosa, se da tiempo para estudiar y ayudar a sus padres en los quehaceres, es decir toda una vida inmaculada). Pero ello no desmerece la actuación de la niña que encanta y muestra talento especialmente cuando viaja a la selva y tiene que afrontar allí el problema de la incursión de los terroristas en dicha zona.
Pero si mientras Sonia niña gusta por la pequeña Doris, en su etapa adulta también la historia logra interés por el excelente desempeño de Cristina Urueta como “Victoria Huamán”, espléndida caracterización de la envidiosa rival de Sonia, no importa si caracteriza a otra cantante, lo mejor es la forma en que la actriz toma al personaje tal como “Betito” la define. Para ello la Urueta copia dejos, mohínes, gestos de envidia y sobretodo le pone fuerza a su personaje especialmente cuando se junta con su amiga del alma, Adelina (muy bien Angelita Velásquez) tan “folklórica como ella”. La Urueta está notable cuando pone su carita de mujer buena o cuando es una dulce hipocritona.
Aunque salvando distancias, a este redactor le recuerda mucho la espléndida pareja de Simplemente María, entre María Ramos (Saby Kamalich) y su fiel amiga Teresa (Mariella Trejos). En esta miniserie tanto Urueta como Velásquez no desentonan en lo más mínimo.
Pero, no solo es eso, sino que además “Betito” juega al suspenso y le pone un villano más joven a esta pareja de envidiosas, con el atractivo de primero mostrar su figura en la sombra, no mostrando el rostro y provocando cierto interés por conocer quien es la persona que tanto daño quiere hacer a la cantante.
Lástima nomás, que una vez reconocido el personaje este se desdibuja por completo, ya que el guión decae ostensiblemente porque en su afán de enarbolar la imagen de Sonia, las maldades se vuelven simplistas y demasiado irrisorias. (Eso de que la abuelita fallecida de Sonia “la salvó” de la trampa de sus enemigos es de los más infantil y rutinario).
Es que la trama está pensada en levantar la imagen de la cantante. Muestra la historia de ella y se da excesivos retoques a su vida porque si bien la buena actuación de Cristina Urueta refuerza la trama; la historia gira demasiado entre sabotajes y boicots, pero sin la consistencia narrativa que proponga mejores argumentos con que atrapar más televidentes.
Dentro de las actuaciones destacan Nidia Bermejo que gracias a sus rasgos físicos y a su experiencia actoral sabe sacar adelante un personaje tan complejo tanto en su etapa de adolescente como también como adulta. Otra que gusta es Jhoany Vegas como “Martha” la fiel fan de Sonia. Muy buena caracterización, deja de lado esos gestos sobreactuados y sexys que tenía cuando actuaba en otras producciones y se entrega en un papel muy simpático y muestra dominio de escena, sobretodo, cuando la botan del trabajo o se burla a si misma cuando la fastidian por bailar como hombre. Gusta también Rodolfo “Felpudini” Carrión interpretando al popular “Eusebio “chato” Grados.
Lo cierto es que el camino abierto alguna vez por Dina Paucar ha motivado ahora que Sonia Morales invierta en su propio proyecto al que seguramente le seguirán otras cantantes folklóricas con billete para que se les dé su momento de gloria y de paso asegurarse más adeptos a sus conciertos.
Pese a todo, esta producción resulta atractiva porque se nota la mano de Efraín Aguilar quien demuestra que no sólo puede con comedias. Lástima que los altos costos impidan que nos quedemos con las ganas de mejores productos competitivos como telenovelas o series de mayor duración. Es hora de que nuestros productores arriesguen porque ante un importante sector de público quedan como oportunistas que sólo obtienen puntos a favor porque retoman historias basadas en populares personajes. No es el caso de “Betito” que ya demostró que es exitoso con series como “Así es la vida”, pero nada es eterno. Así que esperemos que “Betito” nos dé alguna sorpresa muy pronto. Los televidentes se lo agradeceremos.
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