MAGNOLIA MERINO: CUANDO LA ANTIPATÍA NO ES BUENA CONSEJERA
Lima, 14 Enero 2009, (El Informante Perú).- Llega a su final una de las series más discutidas e intrascendentes de los últimos meses. Se trata de “Magnolia Merino” un producto regularon que ni por asomo logró la tan ansiada sintonía y que terminó por confirmar (por lo menos al cierre del 2008) que el oportunismo y la improvisación deben ser dejados de lado definitivamente. Pero que va, como no hay otra cosa que mostrar (porque el cerebro no piensa y la plata no alcanza) entonces ya se anuncian las vidas de Abencia Meza, Jacqueline Beltrán y algunas otras “historias” más.
Como todos sabemos la miniserie narra la historia de Magnolia Merino (muy bien Ebelin Ortíz), una periodista llena de envidia e infelicidad que empezó trabajando en la revista "Oídos" en la sección de espectáculos. La fealdad de Magnolia hace que Gonzalo Garland (muy bien Javier Echevarria), gerente de Canal 10, se interese en ella como la nueva periodista del espacio "Duela a quien le duela", bautizándola como La fea de la televisión peruana. Su falta de belleza hace que ningún hombre se fije en ella, solamente su productor, Percy Fuentes (Luis Cáceres).
En "Magnolia TeVe" se difunde grabaciones, denominadas "ampays", de artistas y futbolistas de la farándula peruana en situaciones personales. Ahí, tiene a cargo a reporteros, que se hacen llamar 'los cuervos', entre los cuales está Rayo Córdoba "El Zorro viejo" (como siempre aceptable Sergio Galliani), Boris (André Silva), Claudia (Stephanie Orué) y Nelson (Oscar Beltrán). Con el paso de la historia, se va contando como Magnolia pasa de una casa alquilada en Huacho, a una lujosa mansión en uno de los barrios más adinerados de Lima, con su inseparable "tía Flora" (Irma Maury) y un espejo que siempre le recordará que nunca logrará ser bella.
Más adelante, autodenominándose "La cuerva", cometerá un error que le costará la cárcel. Benito, su ex-guardaespaldas, (Gustavo Cerrón) que empieza a trabajar como reportero de su revista, capta fotos del futbolista Paulo Ferreyros con una modelo saliendo de un restaurant local, un día antes de un partido importante. Ferreyros ganó el juicio hacia Magnolia siendo condenada a seis meses de prisión. Magnolia fue encarcelada junto a su productor, y con el paso de los meses Magnolia comienza a enloquecer.
La miniserie es dirigida y producida por Michelle Alexander para su empresa Del Barrio Producciones cuyo guión está a cargo de Eduardo Adrianzén y Victor Falcón.
Desde el arranque nadie dudaba que está serie era hecha con un solo propósito, colgarse de la imagen de la conductora de televisión, Magaly Medina, para obtener buena sintonía. Sin duda, los productores esperaban, con esta serie, que el rating esté a su favor, sobretodo cuando, a portas, de iniciarse las grabaciones, Magaly es encarcelada por el caso que todos conocemos con lo que su historia tuvo que sufrir “cambios” y retratar obligatoriamente esos momentos que dividió a un país que, quiéranlo o no, simpatiza o aborrece a la conductora de televisión.
Pero a pesar de ello, observando esta miniserie vemos que tiene muchos logros a nivel técnico a la par de contar con actores tan competentes y con mucha experiencia que podrían, si hubiera existido un buen guión, aportar mucho en las escenas consideradas claves.
Es que Alexander quiso asegurar audiencia y encomendó a Eduardo Adrianzén confeccionar una historia basada en Magaly Medina. Y ahí, al parecer, la productora “cavó la tumba” de esta producción.
Y es que, los que hemos seguido las historias elaboradas por Adrianzén sabemos que a lo largo de toda su carrera como guionista lo único que hace, aparte de volver a seguir con la misma temática de “Los de arriba y Los de abajo” (ATV-1994) es parodiar y hasta, a veces, incluir dentro de sus historias a las figuras televisivas más populares y discutidas de nuestra televisión. Además de planificar las características del personaje, ni siquiera con imparcialidad, sino agregando esa antipatía y hasta ese asco que le produce alguna de esas populares figuras y allí resbala porque no se puede ser “juez y parte” en una historia donde el guionista debe saber que somos los televidentes los que juzgaremos su producto.
El que ha seguido a Adrianzén sabe que a sus “estrellas preferidas” las ha incluido en cuanta producción tuvo, desde “Todo se compra, todo se vende” (Frecuencia Latina 1997), “Que Buena Raza” (Frecuencia Latina-2001), ó “Baila Reggaeton” (América Televisión- 2007), por dar algunos títulos donde las Gisela, Magaly, Laura y hasta Bayly, han sido puestos con el propósito de lograr más sintonía mediante el debate y la polémica que suscita verlos retratados y parodiados a pesar que ni por asomo deberían estar en una historia que para nada los necesita.
Por ello no extrañó que Adrianzén escogiera la caricatura visual para mostrar a Magaly como lo que él piensa que debemos conocer, vale decir retratándola como un ser repulsivo porque esta Magnolia Merino no tiene nada de positivo, pero sí mucho de negativo. Es mala, carroñera, cruel, envidiosa y hasta acomplejada. Adrianzén considera que retratarla caricaturescamente le sirve de fachada para mostrarla en pantalla como lo que supuestamente es. Allí nuevamente sale a relucir el Adrianzén que todos conocemos. “No me gustas, me resultas insoportable y por eso te retrato así”. Para colmo pretende dar a su historia cierta moralina, una lección que, por cierto, nadie le ha pedido.
Y lamentablemente para Adrianzén, el público lo percibe desde el arranque por lo que luego de la lógica expectativa inicial la serie comienza su descenso. Las historias paralelas son meras referencias sin ningún apoyo dramático que pueda interesarnos porque todas tienen un problema, una consecuencia y “una lección de vida” del que debemos aprender (¿?), como la angelical Claudia y su abuelito Tato, un periodista de antaño quien cree en el periodismo transparente y pulcro, o la historia de Boris, el camarógrafo, a quien le cae una hija de la noche a la mañana y hasta la intrascendente historia de Roque Antesana quien tiene que irse a vivir fuera del país para subsistir. Como se observa, todas tienen “una lección” que debemos aprender y todas son lo contrario a la vida de Magnolia que directa o indirectamente hace daño a estos personajes. Es que para Adrianzén, Magnolia es todo lo cruel posible y su entorno todo lo angelical posible.
Por ello es que se percibe un afán de tratar de destruir la imagen de Magaly, pero de tan mala forma, que ya nadie cree lo que ve. Y ojo, que la serie empieza bien, sobretodo con lo que queríamos observar todos, el encierro de la periodista y los lloriqueos de Percy Fuentes, algo que se piensa sucedió. Pero de allí para adelante cuando empieza el flashbacks respectivo la serie se desdibuja porque se nota la falta de un mayor trabajo de investigación unido a un desleal acto de destrucción del personaje. Y eso se puede ver en la famosa escena en que la "tía Flora" trata de decirnos que Magnolia consume cocaína. Algo que muchos lo piensan, pero que nadie lo ha probado. ¿Cómo se puede hablar así de un personaje que, para colmo, tiene mucho de real que de ficticio?
En biografías de este tipo, nosotros recordamos con agrado, “Calígula, el ángel vengador” (Iguana-1994), una historia que fue tan bien realizada que constituyó el inicio de las grandes producciones de Lucho Llosa. Allí se relata la historia de Calígula, ese tristemente celebre personaje, con tan gran maestría que muchos observamos que dentro de la vida del personaje se le inyectó algo de imaginación, por ejemplo, el dar a entender, en su atractivo final, que el gobierno de la época tuvo algo que ver con la eliminación del mencionado personaje. Es que toda la historia tiene mucho de investigativo como mucho de irreal, pero es tan bien balanceado que entretiene, gusta y hasta apasiona. Llosa no nos dijo en esos instantes: “Calígula fue un mal ejemplo, por ello vamos a mostrar al televidente, como acaban esos personajes”. ¡Pamplinas!, no necesitamos enseñanzas sino entretenimiento. Por eso resbala Magnolia Merino porque Adrianzén quiere destruir al personaje y pretende darnos un lección de ética y moral, cuando nadie se lo ha pedido ni mucho menos queremos. Lo que deseamos es saber mucho de la vida de Magaly. ¿Cómo llegó a la televisión? ¿Qué hizo para ser famosa” entre otras interrogantes. Claro, muchos dirán, todo eso lo conocemos. Y no es así, la conductora a pesar de sus excesos y exabruptos fue hábil porque planificó su ascenso. Supo con quien “rivalizar”. Fue la que utilizó los titulares de los diarios para enfrentarse con personajes públicos y poder obtener algo de imagen y fama que en esa época no tenía y eso no se investiga, queda en el ¿Qué?, y en el ¿Cómo?. Por ejemplo, el suceso que tuvo en “Fuego Cruzado” fue tan irregularmente realizado cuando es allí donde Magaly comienza a ser conocida. Hay detalles que Adrianzén omite en la vida de Magnolia todo por su empeñoso afán de mostrar sólo el lado negro de la conductora, todo porque para Adrianzén, el éxito de Magnolia radica en su ambición y su resentimiento por haber nacido fea.
Es por ello que nadie reconoce la buena actuación de Ebelin Ortíz sencillamente porque es en ella donde se destilan los odios del público ante el poco atractivo que tiene esta historia. No obstante creemos que Ebelin ha construido muy bien el personaje, las risas, sus gestos son propios del personaje que representa. Estamos seguros que si existiría un buen guión los resultados serían otros. No es bueno vivir de odios porque los personajes se retratan, no se puede juzgar y ser un juez parcializado en una historia donde es el público quien decide y observa cuando algo le gusta y cuando no. Sin duda “Magnolia Merino” debe constituir una reflexión para este par de profesionales que esperamos saquen las conclusiones respectivas para no repetir tremendo papelón en historias que si no están bien construidas, mejor no mostrarlas. Y, así quería hacer Alexander, la vida de Gisela. ¿Cómo la hubiera retratado? Seguramente angelical y celestial, dada su cercanía con la conductora. No se puede medir con diferente vara a los personajes de los cuáles se intenta explotar, ya que, el público no es tonto. El público tiene la televisión, los periódicos, las revistas y ahora el internet donde tranquilamente puede sacar mejores respuestas de las que nos ofrecen estos productores que no hacen nada por mejorar nuestras producciones locales. Esperemos que Adrianzén deje descansar a tanto personaje televisivo porque su profesionalidad y ahora su credibilidad están de por medio.
(*) rmanrique@elinformanteperu.com
Comentarios
No creo que se trate de una leccion de moral. Pero divagaron en el enfoque. Esto es producto de un guion hecho en vivo.