VALIENTE AMOR: SE BUSCAN PROTAGONISTAS

Pese a  contar con una irregular historia romántica, “Valiente amor” se sostuvo gracias a los buenos momentos de tensión dentro de sus historias paralelas.

Lima, 19 Julio 2016, (Por: Richard Manrique Torralva / El Informante Perú).- Llegó a su final, "Valiente amor", la última producción de Del Barrio Producciones.

Esta historia es la segunda telenovela peruana producida por Michelle Alexander para América Televisión. Basada en una historia original de Víctor Falcón y Eduardo Adrianzén.

La telenovela está protagonizada por Stephanie Orúe y Nicolás Galindo, con las participaciones de Sofía Rocha, Andrea Luna, Nikko Ponce, Miguel Ángel Álvarez y Denisse Dibós. Además cuenta con las actuaciones estelares de Rodrigo Sánchez Patiño, Jimena Lindo, Laly Goyzueta, Fernando Luque, André Silva, Silvana Cañote y Tula Rodríguez.

LA HISTORIA

Rita Malca (Stephanie Orúe) es una sencilla mujer que vive en el Cusco. Durante un viaje de trabajo, Gerardo, (Rodrigo Sánchez Patiño en buena actuación), conoce a esta mujer y se enamora de inmediato. Viven su romance en esta milenaria ciudad, pero su amor se verá truncado cuando una repentina noticia rompa con las ilusiones de ambos.

Rita tendrá una hija de Gerardo, a quien llamará Valentina, pero nunca le dirá a él, la existencia de esta niña. Gerardo está casado en Lima y la abandona al saber que su mujer le dará otro hijo. Más tarde una tragedia acabará con la felicidad de Rita y su familia.

Años después, Valentina (Stephanie Orúe) conocerá a Alejandro (Nicolás Galindo), un apuesto joven limeño que quedará cautivado de ella, dándose inicio a una serie de situaciones en las que poco a poco irán descubriendo verdades que podrían lastimarlos y en la que, tendrá mucho que ver, su propia abuela, Inés María Fernández Alburqueque (Sofía Rocha en buena actuación).

SE BUSCAN PROTAGONISTAS

Uno observa cada capítulo de "Valiente amor" y se queda enganchado de su trama. Lo hemos dicho hasta el cansancio, la telenovela es un producto que sirve para el entretenimiento y disfrute de quienes gustan de este tipo de género. Si la historia es realista, enhorabuena. Pero si la trama es irreal, el éxito del producto radica en la agilidad del libreto y el talento de los actores para lograr esa conexión con el televidente que sigue día a día esta producción.

Aquí, la telenovela interesa y hasta agrada por tres de sus impactantes historias paralelas. Cada una más explosiva y crudamente retratada. Esto permitió que el relato principal se fortalezca, siga adelante y nos creamos “verdaderamente” que la parejita Stephanie Orúe-Nicolás Galindo, realmente se quieren.

Los inicios de la historia nos remontan a nuestro legendario Cusco con vistas locales y costumbristas que forman el marco ideal para un prometedor amor. Si bien las escenas, en plano abierto, sirven para una escena romántica, estas se pierden por la inconsistencia técnica en los lugares escogidos y la poca fuerza dramática de los protagonistas.

Lo primero que debemos mencionar es que, por su concepto, la telenovela muchas veces requiere momentos irrisorios, jugar con la fantasía y la ridiculez. Las grandes corporaciones lo han hecho, a cada momento, con excelentes resultados.

Lamentablemente, esta vez, Del Barrio Producciones no cuenta con buenos protagonistas. Es cierto, recién comienzan con esta aventura rosa. Sin embargo debemos recordarles que no siempre los protagonistas deben tener los rasgos físicos que indica el libreto. Hay licencias efectistas que posibilitan que los actores no necesariamente deban tener marcados rasgos andinos para personificar a una campesina. Ahí tenemos el caso reciente de Claudia Álvarez que realizó una buena actuación en la última versión mexicana de "Simplemente María" (Televisa-2016), también Lupita Ferrer encarnó a una campesina ciega en la versión original de "Esmeralda" (Venevisión-1970), sin contar con las características físicas que el libreto imponía. Además, no siempre existe la suerte de contar con una persona talentosa que pueda llevar un papel con dicha particularidad. Aún recordamos ese concepto: ¿Cómo una arequipeña va ser gringa?, evocando lo que expresaban algunos “puritanos”, entre ellos el propio Eduardo Adrianzén, cuando se criticaba los rasgos físicos de la protagonista de "Natacha" (Panamericana Televisión-1990).

Uno, al ver "Valiente amor", siente el deseo de volver a admirar a Saby Kamalich, Mónica Sánchez y quizás Gianella Neyra, con varios años menos y en el mejor momento de sus carreras, quienes interpretarían mejor al personaje femenino principal. Son actrices que fueron protagonistas y saben cómo darle vida a una mujer que sufre y vive por amor. Lamentablemente Stephanie Orúe no nos invita a compenetrarnos con sus sufrimientos. Por más que grite y llore no observamos aptitud y semejanza con "Valentina". Para colmo, imposta notoriamente cuando habla en quechua.

Igualmente, al ver actuar a Nicolás Galindo, nos amarga no contar con un Diego Bertie, con 20 años menos, un Christian Meier en los primeros años de su incursión actoral. Incluso un Ricardo Blume en sus inicios, reforzaría mejor la trama gracias a su inocultable talento. Es que hay que saber ser protagonista. No hablamos de actores de reparto sino de la pareja central de una historia como esta, dinámica y con buenas escenas de acción.

Nada de eso observamos en esta historia. Muchas veces hacemos zapping cuando tenemos que observar la escena de amor entre Valentina y Alejandro. Simplemente, porque no interesa. Más, si uno ya intuye lo que pasará en cada escena.

Además los protagonistas no solo deben ser talentosos sino saber cautivar a los televidentes con efectivas escenas románticas. En resumen, lograr una química actoral que refuerce la escena. Noten a Stephanie Orúe bien complementado por Rodrigo Sánchez Patiño (gran trabajo del actor), cuando ambos son Rita y Gerardo y comienzan su amor en el Cusco. Resultan más eficaces que la pareja protagonizada posteriormente por la misma Orúe y Nicolás Galindo. No dudamos que son buenos actores, pero para ser los protagonistas de la historia debe haber más que una buena química, una "consolidación" de ese amor que pasará por mil penurias.

EFECTIVAS ESCENAS DE ACCIÓN

Ahora bien, a pesar que su historia romántica funciona irregularmente, tres son los temas básicos, que terminan enganchando al televidente. La corruptela política, el machismo y la adicción a las drogas. Mientras, el romance y el incesto carecen del atractivo suficiente para poder compenetrarnos del todo.

Si la telenovela sale adelante es por la eficiente labor de los actores de reparto. Una efectiva y talentosa, Sofía Rocha como la malévola abuelita, Inés Fernández Alburqueque, una actriz con muchos años de experiencia. Por su edad, aún no está para ser una abuela con dos nietos adolescentes. Sin embargo, sabe llevar adelante su papel con maestría. Se nota que no le agrada mucho meterse a la cama con el "Lobo" (Nikko Ponce, otro actor en buena interpretación). Sin embargo su profesionalismo sale a relucir en esas escenas, no del todo logradas pero muy efectistas y hasta un poco sensuales.

La historia del alcalde corrupto, Hércules Chocano, (Alfredo Lévano) quien muere asesinado a manos del funcionario de su confianza, Armando Olivera, (notable Miguel Ángel Álvarez); constituye otra de las historias a seguir. Aquí, el mérito es de los guionistas por mostrar el lado corrupto de nuestras autoridades locales a través del negociado en las licitaciones públicas. La historia parece sacada de nuestra vida política misma. Felizmente Adrianzén no emite opinión personal dentro del guión. Tal como acostumbraba a realizarlo en alguna de sus miniseries (Magnolia Merino- Frecuencia Latina- 2009).

La trama se consolida por la eficiencia en la caracterización que realiza el actor Miguel Ángel Álvarez. Un funcionario que no solo es ambicioso sino también es machista, psicópata y asesino. La fuerza en las escenas violentas acompañada por una destacada actuación de Laly Goyzueta, lo consolida como un personaje a seguir con atención.

El problema de Claudio (muy bien Fernando Luque) y su adicción a las drogas es también tratado eficientemente por los guionistas. Los mejores momentos, lo constituyen las escenas dramáticas, los golpes a los que somete a sus víctimas. Primero a Macarena (bien como villana, Andrea Luna) y luego a su propia madre, Lorena (otra vez, una notable Jimena Lindo). A Claudio la droga lo termina hundiendo además de incitarlo a la violencia extrema.

En menor grado, el guión nos presenta a la problemática familia León Gálvez. Una historia que viene de menos a más. Un buen desempeño del actor Emilram Cossío como el patriarca familiar. Una actuación tan sobresaliente como el que interpretó, en el pasado, como Anguila en "Lobos de mar" (Frecuencia Latina - 2006). A su lado, Patricia de la Fuente quien nos termina convenciendo de su buena actuación personificando a Maruja. Comienza muy sobreactuada, pero los cambios y giros que tiene su personaje, terminan por redondear una actuación creíble. Sus hijos tienen unas vidas paralelas tan problemáticas como la de sus padres. Nikko Ponce, nos convence más como villano que personificando a ese "mongo" jovencito de barrio en "Mi amor, el guachimán" (América Televisión-2012).

Por otro lado, André Silva es el anti-galán que se disputa el amor de la protagonista, sin éxito. Otra actuación que queda solamente en "ganas" debido a que tampoco nos resulta convincente. Efectivamente, en las telenovelas, siempre existe un tercero en discordia con porte, aptitud, simpatía y eficiencia para completar el trio de protagonistas que el televidente cautive o deteste, como en su tiempo lo personificaron Braulio Castillo (Simplemente María-Perú-1969), Daniel Lugo (Me llaman Gorrión- Perú-1973) o internacionalmente Henry Zakka (Cristal-RCTV-1986) que competían con acierto y talento cuando peleaban por el amor de la jovencita bella y sufrida. Silva es el actor fetiche de Michelle Alexander, lo coloca en cuanta producción tenga, sea de villano o como tercero en discordia. Luce mejor como malvado que como enamorado herido.

Es importante destacar que existe una historia que se quedó en el intento. Es aquella que pertenece a "Juanjo" y el conflicto sexual que lo aqueja. El actor Luis José Ocampo no lo hace mal, pero su historia se queda a medias por no existir una mejor construcción sobre su inestable personalidad. Este tipo de conflictos, el despertar de un gay en sus inicios, es muy buena. Algo poco explorado dentro del mundo de las telenovelas. El destape de su opción sexual fue poco trabajado. Tal vez, requería de un mayor dramatismo.

GUIÓN EFECTISTA

Lo mejor de la telenovela radica en su explosivo guión además de una muy buena edición. Muchos conflictos son dejados a la imaginación del espectador para evitar el hastío del televidente con escenas obvias. Esto permite que la agilidad de la trama continúe y las escenas consideradas de impacto generen el interés deseado.

Dentro de los mejores momentos a seguir, los latigazos que recibe Alejandro por parte de su abuela, el instante en que Claudio es drogado por su propia madre; además de incitarlo a la bebida para su propia conveniencia. Por último las violentas muertes de Armando, Juan Pedro e Inés, personaje que murió prendiéndole fuego a su propio hogar. Una escena que recuerda mucho la muerte de Enrique de Martino en “El maleficio” (Televisa-1983).

Observen bien como la parte más impactante siempre tenía que ver con las historias paralelas que con el romance de la pareja principal. La riqueza del guión estaba en los conflictos internos creados para aquellos personajes de reparto, conflictivos, violentos y ambiciosos.

Si excluyéramos dichas historias y nos centráramos solamente en la pareja, Valentina y Alejandro, se podría notar que no existe ánimo para seguirlos con interés. No sólo por su irregular actuación, también porque cada conflicto es más conocido que el otro. Hasta la inclusión de Diana Mendizábal (Denisse Dibós) como aquella neurótica mujer que quiere en demasía al bebé de esta pareja, recuerda una parte de la telenovela “Natacha" (Perú-1970). Claro, aquella época resultaba más creíble y hasta novedoso este tipo de conflictos. Para colmo de males la muerte de este personaje no fue tan efectista como el momento lo requería.

La historia protagónica tiene una idea central dentro del libreto. El posible incesto y la llegada de un hijo producto de esa relación. Es un problema muy fuerte, poco tratado. Recordamos que este caso se toca muy fugazmente en muchas telenovelas, pero sin citar o incluir a hijos que vienen al mundo. Solamente es incluido como una mentira fugaz para evitar la unión de determinada pareja, como sucedió en "Amazonas" (Venevisión-1986).

Sin embargo, el tema por su polémica no es tratado, aquí, tan abiertamente. Esto ocasiona que todo sea predecible y su conclusión final sea más que obvia y tantas veces vista. Una mentira para separar a la pareja.

INGENIOSA PUBLICIDAD

Un detalle a tener en cuenta. Las insoportables publicidades, tan criticadas por ser sugeridas hasta el cansancio en cuanta producción haya realizado Michelle Alexander, en esta ocasión son mostradas al final de cada segmento como parte de una escena jocosa, con diálogo y actuación incluida. Se agradece el esfuerzo porque el mostrarnos que determinada leche “tenía vitaminas para hacer crecer a los pequeños” o determinado pandero te garantiza la obtención de un auto, provocaba hartazgo y enojo.

Eso sí, una pena que se siga omitiendo la presentación de cada producción nacional, punto importante en la realización de este tipo de historias. No hay excusa posible, más que apurar la emisión del capítulo. Se dice que es por una “cuestión de tiempo”. Mayormente es por la pauta publicitaria que excede más minutos de los requeridos. Debido a ello, el tiempo anula toda posibilidad de ver una presentación formal con imágenes y presentación de cada producción unido al tema principal de la telenovela que muchas veces termina consolidándose en el gusto popular.

EL FINAL

Un detalle a tener en cuenta, Adrianzén continua repitiendo el mismo cliché de su anterior producción “Amor de madre” (América Televisión-2015). En ella, el final de María Eduarda (Vanessa Saba), incluye un diálogo mirando a la cámara. Ahora vuelve a lo mismo cuando Macarena observa la cámara y señala que el dinero obtenido gracias a la confesión de “El lobo” le servirá para seguir haciéndole la vida imposible a la pareja protagónica (¿?).

Esperemos que los guionistas corrijan estos detalles. No es bueno y resulta poco profesional repetir conflictos recientes. Talento les sobra para idear mejores alternativas, salvo que Alexander plantee una segunda parte (Con Michelle nunca se sabe). Insistimos, las telenovelas deben contar, en lo posible, con un inicio y un final. Además nunca las segundas partes resultaron. Ejemplos, los hay a montones.

Finalmente, en la escena final, previo a la muerte de la malvada Inés, existe un diálogo, en quechua, entre Valentina y este personaje, la poca nitidez en el audio impidió escucharlo bien y de ahí que la escena pasara desapercibida. Una falla a corregir. Por otro lado, el momento del cierre de la historia con un mensaje en quechua que hacía un llamado a la reconciliación y la justicia fue muy logrado.

PRODUCCIÓN NACIONAL

Pese a todo, "Valiente amor" fue una telenovela con muchas cosas positivas que auguran una mejor época para las producciones nacionales. El que una telenovela peruana dé paso a otra producción de las mismas características, exitosa y cien por ciento nacional, es un logro. Algo no realizado desde 1990 cuando Panamericana produjo “El hombre que debe morir” para posteriormente emitir la segunda versión de “Natacha”. Es cierto, después existieron otras producciones nacionales. Lástima que no siguieron ese orden (emisión continúa de una telenovela nacional unida a un alto índice de sintonía).

"Valiente amor" logró altas cifras de ráting. En su capítulo de estreno hizo 31 puntos. El último viernes alcanzó los 25 puntos de ráting promedio, por encima de "Al fondo hay sitio". Esto augura un gran paso a las producciones nacionales. Esperemos que siga la continuidad y que tengamos la posibilidad de ofrecer mejores actuaciones y buenos guiones.

La historia de Eduardo Adrianzén y Víctor Falcón mantuvo expectante a sus seguidores. Como todo producto realizado es proclive a los ajustes. Sin embargo, cumplió con sus objetivos, entretener y demostrar que en el Perú también podemos realizar efectivas historias románticas.

Valiente amor” tranquilamente puede ser protagonizado por actores de renombre, tanto nacionales como internacionales. Ya uno quisiera ver a Saby Kamalich, Lupita Ferrer, Lucia Méndez, Doris Wells, Ricardo Blume, Diego Bertie, Christian Meier, Víctor Cámara, Fernando Colunga y tantos más porque así el guión tienda a ser localista, una buena adaptación la convertiría en una efectiva historia que puede ser producida en cualquier lugar del mundo gracias al talento creativo peruano. Esperemos que Del Barrio continúe con producciones de este tipo. Aquí seguiremos criticando o alabando sus producciones, lo importante es que el producto peruano tenga la continuidad necesaria con que producir mejores contenidos.


rmanrique@elinformanteperu.com
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Comentarios

Soledad ha dicho que…
Me gustó Valiente Amor. Efectivamente, nada que ver los protagonistas, los conflictos de otras parejas resultaban más interesantes. Hay que preguntarle a la señora Alexander ¿Cuándo produce Colorina?
Anónimo ha dicho que…
Súper telenovela. Me gustó mucho.
Anónimo ha dicho que…
Me gustó la abuela desalmada y el nieto drogadicto. Impactantes fueron las escenas con harto conflicto y drama. Michelle Alexander está progresando /////
Brenda ha dicho que…
No me agradó mucho esta telenovela precisamente por los protagonistas, prefería ver "Amor prohibido" una gran telenovela turca. Cuando hacia zapping veía esta telenovela peruano y encontraba momentos buenos.
Anónimo ha dicho que…
que hagamn la novela por el canal rcn con mas capitulos gracias
Anónimo ha dicho que…
En realidad, como dices, pese a todo la telenovela en su conjunto fue aceptable. Podrán existir aspectos a corregir, pero la telenovela te atrapaba, Mis tres María, la veo demasiado lento. Creo no está a la altura de valiente amor que a mi parecer es la mejor telenovela de Michelle Alexander. A propósito comenta la telenovela mexicana Simplemente Maria y la turca Amor prohibido.

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