MIS TRES MARÍAS: MELODRAMA DEMASIADO LIMITADO
Lima, 08 Noviembre 2016, (El Informante Perú).- Culmina "Mis tres Marías" la última producción de Michelle Alexander para América Televisión.
La telenovela está protagonizada por David Villanueva y Vanessa Saba. Con las actuaciones de María Grazia Gamarra, Silvana Cañote y Zoe Arévalo, las participaciones antagónicas de Andrea Montenegro, Paul Martin, Gonzalo Molina, Rebeca Ráez y Ricky Tosso, quien después fue reemplazado por Óscar Carrillo. Además participan Christian Domínguez, Mauro Ramírez, Stefano Salvini, Rodrigo Sánchez Patiño, Fiorella Díaz, Emanuel Soriano, Karina Jordán y Pierina Carcelén.
Es una historia original de Víctor Falcón, Eduardo Adrianzén y el debut de Claudia Sacha como co-guionista. Además fue la última producción donde participó el destacado actor y comediante Ricky Tosso, quien falleció cuando aún se grababa la telenovela, siendo reemplazado inmediatamente por el actor Óscar Carrillo en el personaje de Gaspar.
LA HISTORIA
Leo (David Villanueva) y Elena (Andrea Montenegro) son una joven pareja de esposos que deciden migrar a la capital con sus tres hermosas hijas: María Esperanza (Francisca Aronsson, de niña), María Soledad (Mía Owens de niña) y María Paz (Micaela Zarzaburu - bebé) en busca de oportunidades y de una mejor calidad de vida, aunque no poseían una vida llena de lujos y comodidades, el amor y la unión eran los pilares de esta soñadora familia.
Pero un día todo se desvaneció, Elena decide abandonar a su familia y Leo es encarcelado injustamente, dejando así a sus menores hijas en la más absoluta orfandad, pasando tiempo después a custodia de diferentes familias.
Tras algunos años, Leo recupera su libertad y no pierde la esperanza de reunir a toda su familia. Es así que decide ir en busca de sus tres hijas, María Soledad (Silvana Cañote de adulta) fue la primera a quien encontró, debido a que había sido cuidada durante todo el tiempo que Leonardo estuvo en la cárcel por su tía Olga (muy bien Rebeca Ráez). La segunda a quien encontró fue a María Paz (bien, Zoe Arévalo de niña), que había sido adoptada por Jaqueline (Vanessa Saba), una buena mujer que luego se enamoraría de Leonardo, quien para encontrar a su peuqeña, tuvo que robar datos del albergue en donde ella había estado.
La última fue María Esperanza (María Grazia Gamarra, de adulta). Ella había creído que su padre había muerto en el motín de la cárcel, y en el momento en el que Leonardo la encuentra es cuando sus tres hijas estaban reunidas en el gimnasio. Tiempo después, aparece Elena, la esposa de Leo, quien había desaparecido; y según ella fue secuestrada antes de fugarse. La mujer explica que se trataba de un ajuste de cuentas, y ahora está dispuesta a recuperar a sus tres hijas y a su esposo.
OPACOS PROTAGÓNICOS
"Mis tres Marías" tiene el mismo formato que las anteriores producciones de Michelle Alexander. Tragedia, maldad y romance. Sin embargo resulta muy inferior en su contenido, en parte, por mostrar las mismas características que tuvieron otras producciones de Alexander. Por momentos, parece, que estamos viendo "Mi amor el Wachimán", una serie que realizó estas productora compuesta de tres temporadas y que se percibe en varios capítulos de esta realización y no por la presencia de María Grazia Gamarra y Christian Domínguez (los protagonistas de aquella trama), sino por las mismas tragedias, exceso de maldad, y hasta similares matanzas, tan proclive en este tipo de guiones que garantizan un público cautivo que siga con interés este tipo de excesos.
Ahora bien, aquí lo hemos dicho muchas veces. No siempre las telenovelas tienen que ser creíbles. El exceso de guiones parecidos se debe a que las ideas se agotan; por eso se apela a los remakes y a las fantasías románticas. Ejemplos, lo hay a montones. El problema radica cuando lo inverosímil se convierte en estúpido e intrascendente.
Por otro lado, tenemos el escaso desempeño actoral de los protagonistas. Observamos, por ejemplo, como en el primer capítulo, llamado a engancharnos y compenetrarnos con la historia, termina resultando irrisorio y poco atractivo. Primero, el señor Villanueva que pasó la primera prueba, en su debut actoral, al ser el galán de Pierina Carcelén en "Amor de madre", se convierte aquí en un padre tierno y amoroso de tres hijas mujeres que sucumbe a los problemas que se le presentan. Es el prototipo de hombre sufrido. Un rol difícil, porque no es fácil ser un galán maduro cuya tragedia ensombrece su vida porque un día, de buenas a primera, su esposa lo abandona dejándolo con sus tres pequeñas niñas. Aquí se debe mostrar fuerza actoral, talento y capacidad histriónica que logre ese efecto deseado con el público.
Lamentablemente el español carece de una mayor experiencia actoral que le permita llevar el peso de esta trama. Debemos recordar, que el mundo de las telenovelas nos ha entregado solventes actuaciones de padres “encargados de sus hijas”; desde Ricardo Blume en "Mundo de Juguete" hasta Diego Olivera en "Amorcito Corazón". El actor español carece de ese amor paternal que enarbola la historia, no hay esfuerzo ni talento interpretativo, incluso hasta sus lágrimas resultan demasiado fingidas.
Pero si eso sucede aquí, sus compañeras de reparto tampoco destacan como debieran. Vanessa Saba no es la actriz adecuada para ser la protagonista de esta telenovela. Demasiada acartonada y muy impasible en varias escenas donde se requiere mayor fuerza vocal y una mejor tensión dramática. Ni que decir, de Andrea Montenegro, en una opaca actuación, la más baja entre los actores protagonistas.
Una pena. Creíamos que la Montenegro nos ofrecería una mejor actuación como las que ofreció en Colombia. Ella vuelve a nuestro país con más años a cuestas, una excesiva delgadez y un rostro demasiado desencajado que en nada ayuda al momento de intentar convencernos que es una desalmada y desnaturalizada madre.
Al parecer, Alexander necesita con urgencia un buen director actoral. Es que, muchas son las escenas en donde los actores necesitaban de alguien que les indiquen que estaban ante un momento trágico y que debían demostrar amor, sufrimiento o pasión. Por ejemplo, parecía que Vanessa Saba le costaba mucho besar a Villanueva y este, ser más creíble al momento de llorar o demostrar lamento a la hora que pasaba por un problema.
Pese a todo, Adrianzén encuentra una atractiva situación-conflicto con que enganchar al televidente, pero resbala cuando nos muestra detalles tan infantiles como “casarse cuando las niñas ya están crecidas”. Además la trama del campo a la ciudad ya resulta trillada, incluso visto hasta el hartazgo en las anteriores producciones de Alexander.
Si esto ocurría con sus protagonistas, en cambio, las hijas de Leo, sin destacar, resultaban lo más atractivo de esta singular familia. Es que "las tres Marías" no desentonan en lo absoluto. Las jóvenes María Grazia Gamarra, Silvana Cañote y, sobretodo, Zoe Arévalo, quien lucía muy natural, encantaban en presencia y soltura.
Si la historia sale adelante, no solo es por su intenso conflicto efectista, sino porque Adrianzén y su grupo tienen una sólida historia paralela que se vende por sí misma. Es la turbulenta relación de Francisco "Pancho" Ortega (Rodrigo Sánchez Patiño) dividiendo su amor entre su esposa Dora (Julia Thays) y su amante Emma (Karina Jordán). El talento de los guionistas con las historias mundanas, de la vida misma, se pone a prueba aquí. Alexander, no necesita actrices con belleza y frivolidad ni galanes corporales. Sus actores son tal como se puede ver en cualquier distrito limeño. El sacavueltero existe así no sea un “adonis” ni ella sea una princesa de cuento.
Aquí el mérito de Adrianzén y sus guionistas es mostrarnos una historia real y cruda, sin mucha espectacularidad, todo es retratado tal cual. Pancho es un hombre, como muchos en la vida, que ama a su mujer, que no es precisamente exuberante, todo lo contrario. Y tiene a Emma una mujer capaz de todo con tal de amar a su hombre, incluso anteponiendo el amor de su hijo. La historia tiene un cierre detallista, incluso intenta ser inesperado. Lástima que la ausencia, otra vez, de un buen director de cámara y una dirección actoral adecuada impidan que esa escena sea mejor coreografiada. Emma se asesina pero carece de un diálogo más convincente y un buen plano abierto que centre la muerte como un momento melodramático importante a destacar.
La historia correspondiente a Marcelo y Pamela es la más simplista de todas; sin embargo tiene momentos a destacar gracias a la buena actuación de Fiorella Díaz quien sobresale como la sufrida Pamela. Mientras Cathy Sáenz como "La Bárbara" sabe combinar los momentos cómicos con los trágicos de su personaje. No se extralimita en las exageraciones. A todo esto, ¿Siempre tiene que existir un personaje bufonesco dentro de una telenovela?
Finalmente, los villanos son la clave para que una historia de este tipo sea llevada con éxito. La mejor, Rebeca Ráez como la tía Olga, mujer fría, calculadora, desalmada. Así como es capaz de asesinar, también lo es a la hora de sentir cariño a los seres a quienes quiere realmente con lo demuestra hacia su sobrina María Soledad. Mientras el personaje de Paul Martin tiene las mismas características de Agustín Irigoyen, papel que le tocó interpretar en "Mi amor el Wachimán". Los guionistas no le dan otra característica a “Octavio”, que lo diferencie de aquel padre desalmado de la mencionada serie.
Mención aparte merece el personaje de Gaspar encarnado primero por Ricky Tosso (quien por lo mostrado, al inicio, le otorgaba cierto aire misterioso al personaje, incluso interesaba saber cómo terminaría su personaje). Su sensible fallecimiento impidió culminar con este rol, siendo reemplazado por Oscar Carrillo, un gran actor que merecía un mejor libreto. El momento de su muerte es un claro ejemplo de cómo los guionistas dejan escapar una brillante oportunidad para recordar que la maldad nunca triunfa. Gaspar muere en el cuarto donde se encuentra Octavio, pero su muerte carece de ese melodrama impactante que consolide la escena. Como lo fue, por ejemplo la muerte de Josefina Pardo Figueroa en "María Emilia, querida", sin mucha sangre, ni melodrama urbano, dicho fallecimiento fue sencillo, pero a la vez impactante. En suma, algo que grafique mejor que todo se paga en este mundo.
ACARTONADA TRAMA
Cómo decíamos líneas más arriba, el problema de la telenovela es que sus guionistas repiten los mismos clichés mostradas en anteriores producciones de Michelle Alexander que ya hemos visto en otras oportunidades. Ni siquiera cambia algunas situaciones. Elena va a la iglesia a matar a Leo y Jacqueline. No lo logrará, pero hace poco vimos algo parecido en “Mi amor, el Wachimán”. Incluso el final del villano Vicente (Gonzalo Molina), en la cárcel, hablando a la cámara, es el mismo cierre que tuvo Vanessa Saba y Andrea Luna, en las otras realizaciones de Alexander. Todo es, tal cual, ya lo hemos visto en otras producciones.
Además, las escenografías, casi, son las mismas, no hay un interés por cambiar de ambiente escénico, una buena locación en exteriores, mostrar una lluvia intensa para alguna escena violenta, un romance en un parque, una cárcel que luzca más natural y no terriblemente ajena a la realidad y con presos impostando una barbaridad.
Si, en su momento, destacamos "Amor de madre" es porque la tragedia se percibía como tal y Vanessa Saba, pese a todo, era una buena villana además, el hecho de centrar la historia dentro de un ámbito popular (Gamarra) le daba vida a la trama, mientras “Valiente Amor” filmada en verdaderos escenarios cusqueños mostraba, calles poco comunes, agilidad narrativa, todo esto unido a dos villanos memorables.
En cambio en "Mis tres Marías" todo se hace notorio. Con el correr de los capítulos, uno percibe cuál es la intención de los guionistas, como el regreso de Elena (Andrea Montenegro) cuyo retorno estaba "cantado" pero su misteriosa huida merecía ser mejor explorado.
Otro detalle importante es su irregular edición. Esta vez, por simplificar una escena obviando detalles que se supone estás demás, muchas veces nos quedamos con la intriga por saber, por ejemplo, cual es la actitud que toma Jacqueline al no encontrar a su hija Rafaela secuestrada por Octavio, o el mostrar qué expresión toma Marcelo al saber que Pamela se va a Trujillo.
Un detalle más. Es común observar dentro de los guiones de Adrianzén repetir a los personajes ya conocidos en otras telenovelas suyas y colocarlas en las actuales. Aquí hace lo mismo y coloca a la Fiscal (Trilce Cavero) encargada del caso de Emma (Karina Jordán), un papel ya mostrado en "Valiente amor".
Entre los momentos favorables, tuvimos escenas destacadas como el reencuentro de “Las tres Marías” y el momento en que Jacqueline le dice a Rafaela que es hija de Leonardo.
En resumen, "Mis tres Marías" resultó un producto muy por debajo del nivel ya mostrado en otras producciones de Michelle Alexander. La historia quedó en el intento. Esperemos que Eduardo Adrianzén se tome un buen descanso y el próximo año nos ofrezca mejores guiones. De hecho el aporte de Claudia Sacha le puede dar mejor estilo e ideas a las futuras producciones que Alexander tenga entre manos. Para otra vez será.
Comentarios
En cuestión de minutos, ya somos los otros protagonistas, tenemos un pleito con el propio cuerpo y la salud mental que cuesta tanto expulsarla porque para darle un parón, basta con discutir, tener la merafresca de estar botando a quien es el intruso que te toca discutir.
La familia sirvió en un principio para estar unidas, pero nada se alcanza cuando debemos enfrentarnos al intruso de todos los días, claro que debió ser alguien con una mirada de tanto canto valreo como Andrea Montenegro.
Le seguía faltando energía, le cuesta interpretar muy poco ese papel, es tan simple la desactitud como el disfuerzo, si no gozas de estar encasillado en la madre que prefiere relegar más al campo del combate y armando así sus guerrillas, mejor como ella, hazla desaparecer como un tiempo que cuesta mucho hallarle su fin.
Desde María Grazia, hasta el despacho de puro golpe como lo hace a su estilo Ricky u Oscar Carrillo fueron más violentistas consigo mismos, en su gusto por dar lo mejor,succionan el mayal de otros personajes de una sola chupada y ya tienen el estilo que tanto los identifican, pero no había nada más malo que una fuerza igual a la patada de un hígado cuando Rebeca Ráez (la tía malvada de Marisol) expectora diálogos que mejor recuerdan a un teatro cómico, estilo Archiboldo del siglo XVIII.
No veo premios, mejor yo hasta regalaría por sus actos desinflados, un sello que solían ponerme en la Primaria, en algo para reformarme:
"Mejoralito"
⛪⛪Del 1 al 10: 6