La candidata: Entre la política y la promiscuidad
Culminó "La candidata" una historia mexicana que causó sensación en su país de origen por su temática, el mundo de la política envuelto entre las ansías de poder y la promiscuidad. |
Lima, 21 Mayo 2017, (El Informante Perú).- Llegó la hora de escribir sobre "La candidata", la producción de Giselle González para Televisa, la empresa mexicana que luego de mantener un liderazgo, en este tipo de contenidos, ha visto mermado su audiencia en los últimos años obligándola a realizar producciones "mejor estructuradas", apostando por proyectos que, antes, jamás los hubiera realizado.
"La candidata" está protagonizada por Silvia Navarro y Víctor González; con las participaciones antagónicas de Rafael Sánchez Navarro, Susana González, Nailea Norvind y Juan Carlos Barreto. La historia original pertenece a Leonardo Bechini con la edición literaria de María Elena López. La dirección de escena corre a cargo de Eric Morales y Juan Pablo Blanco.
Esta telenovela ya culminó en México con una buena sintonía. En el cable terminó esta última semana. Por su contenido y temática, es una producción que podría programarse en horario estelar o a la medianoche en nuestro país, pero difícilmente la veamos en las pantallas peruanas debido a que nuestras producciones locales gozan de buena sintonía y copan el horario estelar. Resulta, casi imposible que América Televisión retire alguna serie o telenovela local para emitir esta producción mexicana. Pese a que merece verse, "La candidata" no se emitirá en nuestras pantallas, al menos, por ahora.
Una de las novedades de esta telenovela constituye el regreso de actores mexicanos a Televisa, luego de la decisión de TV Azteca de no realizar más producciones de este tipo optaron por volver a la antigua televisora que los vio nacer como actores. En "La candidata", los más representativos resultan Rafael Sánchez-Navarro y Ari Telch.
La historia
Regina Bárcenas (muy bien Silvia Navarro) es senadora por el partido que gobierna el país y, además, es esposa del actual Jefe de Gobierno de la ciudad, Alonso San Román (Rafael Sánchez Navarro en buen papel).
La fuerte personalidad, simpatía y capacidad de liderazgo de Regina, generan una marcada rivalidad con su marido, quien aspira a la Presidencia del país, sin importarle lo que tenga que hacer, ni sobre quién tenga que pasar para conseguirlo. Sin embargo, para lograr su propósito, Alonso requiere del apoyo de su carismática y popular esposa.
Alonso está consciente del abismo que lo separa de Regina, así que para motivarla y lograr que trabaje en favor de su candidatura presidencial, le ofrece una Secretaría de Estado, con la que pueda estar cerca de las necesidades de la población más necesitada, y trata de convencerla para que busque y logre el favor de la mayoría en el Congreso para la próxima campaña presidencial.
Lo que Alonso desea es usar a Regina para su beneficio. Él sabe que ella lo opaca con su apariencia y con su talento. Además, él está al tanto de que el senador Gerardo Martínez (Víctor González), líder de la oposición, siempre estuvo enamorado de Regina, a quien conoció durante su época universitaria, pero ignora si en realidad tuvieron una relación amorosa trascendente. Como parte de sus maniobras políticas, Alonso sugiere a Regina que convenza a Gerardo para aliarse a su candidatura. Ella se enfurece con la idea, pues siente que Alonso ha rebasado los límites.
En sus tiempos de estudiante, siendo novia de Gerardo, Regina le descubrió una infidelidad que suscitó su rompimiento. Entonces apareció Alonso, su maestro de Ciencias Políticas e hijo de Omar San Román (impecable Patricio Castillo), uno de los hombres con mayor influencia en la política nacional. Manipulada por Mario, su padre, (como siempre muy efectivo, Juan Carlos Barreto) que veía en aquel joven un futuro prometedor, Regina inició la relación que la llevaría al matrimonio con Alonso. Regina siente que la treta de Alonso es como una vuelta peligrosa al pasado. Enredarse con la posibilidad de seducir a Gerardo, ese gran amor al que renunció, sería como volver a cruzar una puerta que nunca cerró en su corazón.
Pero lo que lamenta aún más, es que su marido no dimensione lo que pide y que juegue con fuego, pensando que ella es un objeto que le pertenece y que puede usarla a su antojo. Se siente fuertemente devaluada, triste y vulnerable, lo que provoca un distanciamiento con Alonso y el enfriamiento de la relación. Regina, desolada, por primera vez duda sobre el camino que habrá de seguir.
La llegada de una nueva encargada del área de Prensa de la Jefatura de Gobierno origina otro enfrentamiento entre Regina y Alonso. El ingreso de Cecilia Aguilar, una mujer joven y sumamente atractiva, en el equipo (muy bien Susana González), origina discusiones y recelo en Regina quien llega a pensar que la nueva funcionaria pueda ser amante de su padre quien la recomendó para ese cargo con el propósito de acercarse aún más directamente a Alonso y facilitarse los negocios que Regina ha procurado ignorar por cuestiones obvias de ética y transparencia.
Regina percibe a esa mujer como un serio peligro para su matrimonio y para la trayectoria de Alonso. Desconoce que Cecilia es su media hermana, fruto de una relación clandestina entre Isela Aguilar (Pilar Ixquic Mata) y Mario, quien se ocupó de su manutención, pero siempre en las sombras, sin darle su apellido.
La presión de Cecilia fructificó y la llevó al lado de uno de los hombres más poderosos del país, el marido de su hermanastra. Esta decisión del padre de Regina también lo beneficiaría a él: mantener rodeado al futuro presidente con sus dos hijas le permitiría seguir construyendo negocios, le aseguraba influencia sobre Alonso y le permitía lucrar con sus concesiones.
Mario no sabe que Cecilia ambiciona todo lo que tiene su hermana, y que no se detendrá hasta seducir a Alonso y destruir a Regina. El odio y la envidia de Cecilia son permanentes; se siente clandestina y aunque con su madre manipuló y extorsionó a su padre para conseguir dinero, casa, estudios y una buena posición laboral, nunca logró salir de las sombras y dejar de ser la hija ilegítima.
Por otro lado, Emiliano, (muy bien Federico Ayos), hijo de Regina y Alonso resiente el abandono de sus padres y se ve implicado en un video escándalo con su pareja Florencia Azcurra (Fabiola Guajardo). Alonso responsabiliza a Regina por el descontrol de su hijo y le reprocha que ella descuide a su familia y anteponga su carrera profesional.
Cuando los miembros de su partido le proponen a Regina la candidatura presidencial en lugar de Alonso. Regina titubea al principio pero descubre una serie de negocios ilícitos de su marido, en los que su padre también está implicado, por lo que se une a un partido independiente para enfrentar a su esposo en las elecciones, sin saber que Gerardo Martínez es destapado como candidato presidencial del partido opositor.
Regina Bárcenas arriesgará el profundo cariño de su hijo y al auténtico amor de su vida para convertirse en La Candidata.
La política como eje central de la historia
El mundo de la política con sus oscuros tejes y manejes siempre ha sido un tema muy rico que explotar. Aunque México se sorprenda y celebre el éxito de "La candidata", lo cierto es que ya la televisión hispana ha dado títulos parecidos donde el poder, el sexo y la corrupción han tenido parte importante dentro de determinada trama. Podemos mencionar innumerables series colombianas y norteamericanas donde el narcotráfico iba de la mano con la política, los narcos compraban jueces, sobornaban políticos y prostituían mujeres para tender trampas a candidatos y funcionarios.
Desde tiempos lejanos, el cine también brindó películas de este tipo. Títulos como "Mr. Smith Goes to Washington" (Caballero sin espada), notable película de 1939, dirigida por Frank Capra y protagonizada por Jean Arthur y James Stewart, hasta, diez años después, en 1949 con la más clásica de todas, All the King's Men (Todos los hombres del rey) que destapó el mundillo de la política mostrando que "toda persona siempre tiene un pasado que esconder".
En el Perú, tras la caída del régimen dictatorial de Alberto Fujimori, las series y películas incluyendo este tipo de temas no se hicieron esperar. Lamentablemente sus contenidos dejaron mucho que desear. Incluso en Colombia (2010) se produjo la telenovela Primera Dama, protagonizada por Carina Cruz y Christian Meier, un remake de un original chileno del mismo nombre.
El poder pese a todo
En "La candidata" la política es el centro de los conflictos donde se tejen intrigas, tensiones, maltratos y sexo. Televisa se quita esa “sotana” que tantas veces usó en el pasado y, obligado por las circunstancias, nos presenta una historia con tintes de realismo y mucho de melodrama.
Lo mejor de la historia es mostrar a la estrella principal, (la política) tal como es. No hay nada más que mostrar. Aquí tenemos negociados, prostitución, violencia contra la mujer, incursión del narcotráfico dentro del poder y hasta nos muestra ampliamente cómo pueden obtener los políticos dinero fácil, nada menos que a través de las licitaciones, en tiempos en que el caso Odebrecht destapa negociados en varios países (incluido el Perú).
Todos estos temas, la mayoría de televidentes alrededor del mundo, los tiene presente. Los políticos, en su gran mayoría, son personas sin escrúpulos cuyo principal objetivo es obtener poder y enriquecerse a costa del sufrido elector. Actualmente, en muchos países, gracias al caso Odebrecht, finalmente se obtuvo las pruebas que la justicia necesitaba para, siquiera, mandar a la cárcel a algunos corruptos. Por cierto, esto no basta porque la corruptela está en todos lados.
Esta última reflexión nos permite empezar señalando que "La candidata" ofrece un guión que no tiene pierde, hasta resulta novedoso en su país natal, México, toda vez que pocas veces Televisa ilustra tan eficientemente este tipo de casos. Cosa contraria sucede en otros países donde estamos cansados de ver como protagonistas a presidentes corruptos, narcos asesinos y prostitutas de alto nivel. En suma, nada nuevo se observa en cuanto a novedad narrativa. Incluso, algunos señalan alegremente que se trata de una copia de la serie "House of Cards", otros señalan que existe mucho de historias brasileñas, tipo "Vale todo".
Se debe tener presente, que en el mundo de las telenovelas, ya nada resulta novedoso. Por más de 50 años, este tipo de contenidos siempre ha estado presente dentro de alguna historia romántica. Qué México recién lo muestre, es por exigencias de la propia compañía que, para subsistir y mantenerse arriba, tiene que presentar este tipo de historias. Se vienen a mi mente, políticos corruptos, (Paulo Gracindo como el memorable Odorico Paraguaçu en la original brasileña “El bien amado”); mujeres violentadas (Michelle Vieth como Paola Montero en “Mujeres engañadas”); hombres corruptos (Reginaldo Faria como Marco Aurelio en la clásica “Vale Todo”), prostitución y tráfico de mujeres (África Zavala como Alejandra en "La malquerida”) y narcotraficantes con ansias de poder (el talentoso Andrés Parra como Escobar, el patrón del mal).
En "La candidata", la historia empieza de menos a más. Los primeros capítulos marcan la pauta a seguir con una intriga que va creciendo de a pocos. De hecho los protagonistas comienzan a imponer su presencia en cada escena conforme se van destapando los problemas. En este inicio es Natalia (Helena Rojo) quien sorprende al mostrarnos una revolcada "nupcial" junto a un hombre muchos años menor que ella siendo ampayada por su marido (Patricio Castillo, en gran actuación) quien le brinda una soberana paliza.
Empalagoso tratamiento melodramático
Giselle González, productora de esta trama, nuevamente acierta en el casting. Unos más que otros, los actores escogidos tienen la experiencia necesaria con que llevar al éxito esta trama difícil en su contexto pero audaz en su narrativa.
El problema radica en el empalagoso tratamiento melodramático que le inyecta a la pareja principal. Esto unido a que el romance entre la candidata y su amante no tiene mayor importancia, salvo en el capítulo final. El guión resulta tan poco imaginativo con el desarrollo de esta pareja que termina opacando la presencia de una gran Silvia Navarro quien realiza hasta lo imposible por demostrar que este, su primer rol adulto, no le queda grande.
Pese a todo, Silvia Navarro no defrauda, todo lo contrario. Es a media telenovela donde los conflictos se acentúan y nuestra candidata demuestra su talento. Su mano a mano actoral con Susana González y Rafael Sánchez Navarro es sencillamente magistral.
Lamentablemente aún se cree que una buena actuación actoral significa gritar, vociferar, mostrar cara de mala o fruncir las cejas. Una actuación es más que eso, es presencia escénica, desenvoltura, fuerza interpretativa, y personalidad en pantalla, entre otros conceptos.
Silvia Navarro demuestra lo buena actriz que es, en muchos momentos. Tampoco estamos ante una gran actuación porque los guionistas echaron a perder esa parte de la trama al convertir a Regina Bárcena en un personaje casi angelical, incorruptible a más no poder (casi vivimos en un país de fantasía); con eso le quita fuerza al rol interpretativo del personaje. Los guionistas hacen prevalecer lo romántico a lo político. Nuestra candidata carece de carácter y fuerza para combatir a la corrupción, la trata de blancas, los narcos y a su propia familia. El guión la convierte en una mujer sumisa, derrotada, sufrida y de poco carácter.
Cosa contraria sucede con Susana González quien superó con creces su actuación porque el personaje calzaba a su medida y jamás tuvo una “pausa escénica” dentro de su parlamento. Para nuestro gusto, la Gonzales flaquea cuando se muestra sumisa, por otro error del argumento, al querer imponernos la idea de que Cecilia Aguilar es así de promiscua y envidiosa por el hecho que su padre nunca la reconoció como hija (¿?). Por favor, en este nuevo milenio, esto carece de sustento sobretodo para una novela como esta.
Por otro lado, cómo antes ha sucedido en otras producciones donde ha participado Silvia Navarro, (aquí tampoco existe una excepción), la actriz no tiene una buena pareja a su lado. El siempre irregular Víctor González, es su compañero de reparto quien carece de una mejor presencia escénica que levante la escena o una mejor fuerza interpretativa que consolide algún momento de tensión en este conflicto melodramático. Resulta insoportablemente estático en los momentos de acción y no aflora esos sentimientos que, se supone, debe tener su personaje por el amor de Regina.
De los actores de reparto, el más completo resulta Adalberto Parra, quien resalta en su papel de homosexual corrupto y arrepentido. Parra le da solvencia a la trama sobre todo cuando se junta con Rafael Sánchez Navarro, impecable como político corrupto. Lo contrario sucede cuando Alonso San Román intercambia diálogos con el personaje de Víctor González, porque simplemente siempre se lo llevó de encuentro. De lejos, el personaje de Sánchez Navarro merecía un mejor final.
En cuanto a Juan Carlos Barreto, ya demostró en “Para volver a amar” (Televisa-2010) que es un actor muy completo. Aquí resulta destacada su participación como el desalmado y corrupto, Mario Barcena. El otro lado de la moneda lo constituye Nailea Norvind, tan igual que en otros roles y Ari Telch demasiado pasivo en su papel. Mientras Federico Ayos como el hijo de la candidata, muy sobrio y saliendo airoso en su rol de atormentado adolescente.
Impecable realización
"La candidata" se caracteriza por escenas fuertes en contenido e imagen pero solventes como realización. Recordemos buenos momentos graficados, como el conflicto que envuelve a Emiliano, durante el primer capítulo, sobre el video viral y el asesinato de Florencia (Fabiola Guajardo); también es destacada los líos de faldas del Gobernador y su diálogo con su doctor de cabecera (Fernando Larrañaga) cuando éste le dice que ha sido contagiado por una enfermedad venérea y por el momento es preferible no tener intimidad con su esposa. Pero sin duda, el momento más polémico resulta la violación a Cecilia (acto contranatura) previsto de un diálogo áspero y crudo. Es cierto resulta un momento chocante, pero atrevido, inaudito y para una historia como está, levanta la trama compuesto por elementos de thriller y melodrama.
Si algo debemos reprochar a "La candidata" es que se llenó de sangre y escenas explícitas de violencia contra la mujer. La política, no solo es sexo, violencia y corrupción, también existe intriga, complot y estrategia con qué arrasar a tus enemigos. Aquí existe mucho de aparatoso sensacionalismo y exagerado tremendismo. En suma la historia se llenó de promiscuidad en exceso. El ingreso del narcotráfico en la política resulta auténtico aunque no es novedad los manejos que se realizan al más alto nivel en el mundo. Esto le inyectó sangre por doquier y balazos a más no poder. Lo mejor, es que por lo corto de la trama, no terminó por aburrir.
Además las marchas de algunos electores apoyando o desaprobando algún conflicto laboral o social resultaban de lo más fingida y hasta poco concordantes. Cecilia entrega un fajo de billetes a la “portátil” que contrató para que realice una manifestación. Esto resulta tan torpe y debilita la escena en tiempos en que las cámaras de video están en todas partes. Por cierto “portátil”, se nombra, en el Perú, al grupo de personas que contratan los políticos para “inventar” manifestaciones populares a su favor.
La música incidental, además de la presentación de la historia resultó muy destacada e impecablemente realizada (Todos los personajes dentro de un tablero de ajedrez mostrando lo más característico de su personalidad). Pocas veces este recurso musical es utilizado en producciones mexicanas. Actualmente las telenovelas de Turquía, vistas con éxito en el Perú, son las que más utilizan la música instrumental como apoyo y presentación de sus productos.
Los momentos en que se enfoca al Congreso mexicano son pocos, pero resaltan por su sobriedad. Se nota con claridad que la trama no pretendía dar lecciones de moral ni menos dejar enseñanzas futuras. Mostraba a la política tal como es y punto. Además la idea central: “nunca triunfará la honestidad”, le quitaba piso a la relación sentimental de los protagonistas por el poco aporte de Víctor Gonzales, sin embargo Giselle Gonzáles nos ofrece un final de antología porque Regina, envestida como Presidenta de México, sale al balcón para saludar a su pueblo. Desconoce que alguien enfoca su imagen con la mira de un arma que la apunta. Es decir, un francotirador puede acabar con su vida en cualquier momento. La tiene en la mira, tal vez, en forma permanente. Un cierre sencillamente magistral.
La historia de Leonardo Bechini simplemente “volteó” a revisar el pasado político de México y con eso le bastó para mostrarnos una realidad, tal cual, sucede en otros países. Creemos que inyectó demasiada promiscuidad a la trama, incluso faltó la audacia y fabricación de estrategias políticas con que triunfar sin necesidad de asesinatos y arrestos. Eso que tanto se jactan los famosos “asesores en las sombras”. Qué lástima que historias de este tipo se sucedan una y otra vez en las pantallas del mundo y solo sirvan para el entretenimiento mundano y no para la reflexión de los electores a la hora de votar por el candidato de su simpatía.
Toda historia tiene su inicio y final. Con el corte de capítulos en las telenovelas mexicanas, la trama nunca se apagó. Pese a todo “La candidata” fue un producto que de ninguna manera pasó desapercibida.
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