GOLPE A GOLPE: K.O. A LA FALTA DE CREATIVIDAD
Lima, 12 Abril 2007, Richard Manrique Torralva / El Informante.- Cuando comentábamos los inicios de “La gran sangre” y alabábamos la creatividad e ingenio por ofrecer nuevas propuestas también decíamos que temíamos que la productora Capitán Pérez se dejara llevar por la mala costumbre, propio de nuestros productores, de volver y volver con los mismos estilos y propuestas en sus futuras producciones.
Lamentablemente esto ha ocurrido. Cierto es que han dejado “descansando” a sus estrellas de su serie "simbolo" (salvo aquella aparición en el primer capitulo de esta historia, que no tenia pies ni cabeza, y que solo era para levantar su producción, un viejo estilo propio de ineficientes productoras, pero no para estos muchachos que demostraron algo tan inexistente en nuestra televisión como es la creatividad), sin embargo desempolvó un personaje popular de su miniserie “Misterio” (“el nene”, que si bien caía simpático no era un personaje súper popular como para que volviera a “resucitar”).
Pero vayamos al inicio, tenemos otra producción de Capitán Pérez que relata la vida de dos boxeadores que, pese a su diferencia económica, les une su pasión por el box y su interés por lograr su ascenso en este deporte.
Freddy “La Raza” Chávez (Haysen Percovich), noqueador por excelencia y promesa del box nacional, proviene de una familia humilde y de pocos recursos. Huérfano de madre, trabaja junto a su padre en una fábrica. Todo su tiempo libre lo dedica a prepararse en el gimnasio de una antigua y olvidada leyenda del box: el entrenador Meléndez (Ramón García).
En el extremo opuesto de la ciudad, Mateo “Tanque Blanco” Brazzi (desastroso Rodrigo Jonquera), tiene todo el dinero que necesita, y es considerado uno de los mejores boxeadores técnicos del medio. Pero su talón de aquiles es su familia. Atrapado entre el alcoholismo de su madre y la ausencia de su padre (desaprovechados Ivonne Frayssinet y Hernán Romero), Mateo tiene que superar sus propios conflictos para continuar sólo en la lucha por lo que quiere.
En medio de todo esto, una joven llamada Belén (esplendida Karina Jordán), hija del entrenador, siente una gran atracción hacia Freddy hasta que aparecerá en su vida Mateo para complicarlo todo y confundir sus sentimientos.
Capitán Pérez intenta involucrarnos en una historia de amor tras los cuadriláteros sin embargo según su promocionales parecía que estábamos ante una posible “pelea del siglo” entre los protagonistas, no obstante luego de haber transcurrido gran parte de los veinticinco capítulos producidos no es más que una historia floja y sin ningún matiz de interés.
Porque Jorge Carmona y Aldo Miyashiro (responsables de la producción) nos vuelven a contar, con igual estilo, la misma historia de siempre, propio de todas sus producciones como es la miseria urbana, el homosexualismo, “el palomilla y chamullador” del grupo además de ese mismo swing rapero que no lo cambian por nada.
En esta historia encontraras todos los elemento conjugados en “Lobos de mar”, “Misterio” y hasta de “La gran sangre” (sus anteriores producciones) que convierte el producto en monótono, soso y aburrido, que ni por asomo logra el interés de la platea.
Aquí no hay un villano que derroche maldad, todos son personajes callejeros con ambiciones mundanas que no provocan entusiasmo, como "el Charles" (que bueno que le han dado trabajo al buen Fernando del Aguila) quien es solo un enanito timador aspirante a gangster callejero y ni que decir de los dos homosexuales (Luis Cáceres y Paul Gástelo), que parecerían figurar de relleno en la trama.
La falta de mayor agilidad en esta historia se nota desde el hecho de desperdiciar a auténticos maestros de la actuación como Ivonne Frayssinet y Hernán Romero hasta en retroceder en interminables minutos los recuerdos de los personajes con escenas de anteriores capítulos, propio para telenovelas que tienen más de 60 capítulos, más no en miniseries de corta duración.
Seguramente esto se debería a que ni Carmona y Miyashiro participan mucho en esta producción (están en pleno proceso del debut cinematográfico de "La gran sangre") y dan paso a “nuevos talentos” como Lita Boluarte que podrá ser buena actriz y esposa del productor, pero le falta mucho como guionista pues la historia dice mucho y no cuenta nada por eso el entusiasmo se perdió desde los primeros capítulos. Es que por lo mostrado hasta ahora es importante que Capitán Pérez comprenda que tienen la difícil misión de seguir mostrando ese ingenio para las historias y explorar nuevos estilos (cuentan con la venía del canal) porque si seguimos mostrando más de lo mismo simplemente optamos por cambiar de canal y ver los chisme de Magaly Medina o “Mundo de fieras” que, a pesar de ser muy irregular, por lo menos atrapa y captura televidentes y no los aleja.
El reparto cumple en la medida de lo que el guión les pide que hagan, por ello ni Haysen Percovich y todo el grupo de actores aportan más de lo que ya sabemos que rinden, mientras Rodrigo Jonquera parece emular a Silvester Stallone, no por imitarlo en su estilo, sino por la desastrosa dicción que tiene y que con ello contribuye a la irregularidad reinante. Eso si, todo una revelación lo constituye Karina Jordán que luce espléndida en cada toma.
Karina junto a Mayela Lloclla son dos buenos talentos que pueden dar más si hubiera mejor criterio en la selección de actores. Ellas están para mejores historias y si hubiera continuidad en las producciones peruanas las tendríamos estelarizando producciones juveniles que ni por asomo se producen en nuestro país salvo una que otra producción en donde se contrata a modelitos de San Isidro y Miraflores, sin gracia ni talento.
Lo mejor de la historia es el gran apoyo técnico y visual del que Capitán Pérez fue pionero en nuestro país, y cuyo grupo de buenos profesionales fueron "los culpables" de ese auge de miniseries, muchas de ellas producidas solo por ganar algunos billetes, pero del que los televidentes ni por asomo recordamos con agrado. Esperamos más de Capitán Pérez del que estamos seguros mostrarán mejores propuestas y nuevas innovaciones en un futuro próximo. Dejémoslo trabajar en el debut cinematográfico de "La gran sangre" cuyo estreno será en estas fiestas patrias. Eso si, esperamos mejores cosas de ellos, la deuda con los televidentes está pendiente.
Lamentablemente esto ha ocurrido. Cierto es que han dejado “descansando” a sus estrellas de su serie "simbolo" (salvo aquella aparición en el primer capitulo de esta historia, que no tenia pies ni cabeza, y que solo era para levantar su producción, un viejo estilo propio de ineficientes productoras, pero no para estos muchachos que demostraron algo tan inexistente en nuestra televisión como es la creatividad), sin embargo desempolvó un personaje popular de su miniserie “Misterio” (“el nene”, que si bien caía simpático no era un personaje súper popular como para que volviera a “resucitar”).
Pero vayamos al inicio, tenemos otra producción de Capitán Pérez que relata la vida de dos boxeadores que, pese a su diferencia económica, les une su pasión por el box y su interés por lograr su ascenso en este deporte.
Freddy “La Raza” Chávez (Haysen Percovich), noqueador por excelencia y promesa del box nacional, proviene de una familia humilde y de pocos recursos. Huérfano de madre, trabaja junto a su padre en una fábrica. Todo su tiempo libre lo dedica a prepararse en el gimnasio de una antigua y olvidada leyenda del box: el entrenador Meléndez (Ramón García).
En el extremo opuesto de la ciudad, Mateo “Tanque Blanco” Brazzi (desastroso Rodrigo Jonquera), tiene todo el dinero que necesita, y es considerado uno de los mejores boxeadores técnicos del medio. Pero su talón de aquiles es su familia. Atrapado entre el alcoholismo de su madre y la ausencia de su padre (desaprovechados Ivonne Frayssinet y Hernán Romero), Mateo tiene que superar sus propios conflictos para continuar sólo en la lucha por lo que quiere.
En medio de todo esto, una joven llamada Belén (esplendida Karina Jordán), hija del entrenador, siente una gran atracción hacia Freddy hasta que aparecerá en su vida Mateo para complicarlo todo y confundir sus sentimientos.
Capitán Pérez intenta involucrarnos en una historia de amor tras los cuadriláteros sin embargo según su promocionales parecía que estábamos ante una posible “pelea del siglo” entre los protagonistas, no obstante luego de haber transcurrido gran parte de los veinticinco capítulos producidos no es más que una historia floja y sin ningún matiz de interés.
Porque Jorge Carmona y Aldo Miyashiro (responsables de la producción) nos vuelven a contar, con igual estilo, la misma historia de siempre, propio de todas sus producciones como es la miseria urbana, el homosexualismo, “el palomilla y chamullador” del grupo además de ese mismo swing rapero que no lo cambian por nada.
En esta historia encontraras todos los elemento conjugados en “Lobos de mar”, “Misterio” y hasta de “La gran sangre” (sus anteriores producciones) que convierte el producto en monótono, soso y aburrido, que ni por asomo logra el interés de la platea.
Aquí no hay un villano que derroche maldad, todos son personajes callejeros con ambiciones mundanas que no provocan entusiasmo, como "el Charles" (que bueno que le han dado trabajo al buen Fernando del Aguila) quien es solo un enanito timador aspirante a gangster callejero y ni que decir de los dos homosexuales (Luis Cáceres y Paul Gástelo), que parecerían figurar de relleno en la trama.
La falta de mayor agilidad en esta historia se nota desde el hecho de desperdiciar a auténticos maestros de la actuación como Ivonne Frayssinet y Hernán Romero hasta en retroceder en interminables minutos los recuerdos de los personajes con escenas de anteriores capítulos, propio para telenovelas que tienen más de 60 capítulos, más no en miniseries de corta duración.
Seguramente esto se debería a que ni Carmona y Miyashiro participan mucho en esta producción (están en pleno proceso del debut cinematográfico de "La gran sangre") y dan paso a “nuevos talentos” como Lita Boluarte que podrá ser buena actriz y esposa del productor, pero le falta mucho como guionista pues la historia dice mucho y no cuenta nada por eso el entusiasmo se perdió desde los primeros capítulos. Es que por lo mostrado hasta ahora es importante que Capitán Pérez comprenda que tienen la difícil misión de seguir mostrando ese ingenio para las historias y explorar nuevos estilos (cuentan con la venía del canal) porque si seguimos mostrando más de lo mismo simplemente optamos por cambiar de canal y ver los chisme de Magaly Medina o “Mundo de fieras” que, a pesar de ser muy irregular, por lo menos atrapa y captura televidentes y no los aleja.
El reparto cumple en la medida de lo que el guión les pide que hagan, por ello ni Haysen Percovich y todo el grupo de actores aportan más de lo que ya sabemos que rinden, mientras Rodrigo Jonquera parece emular a Silvester Stallone, no por imitarlo en su estilo, sino por la desastrosa dicción que tiene y que con ello contribuye a la irregularidad reinante. Eso si, todo una revelación lo constituye Karina Jordán que luce espléndida en cada toma.
Karina junto a Mayela Lloclla son dos buenos talentos que pueden dar más si hubiera mejor criterio en la selección de actores. Ellas están para mejores historias y si hubiera continuidad en las producciones peruanas las tendríamos estelarizando producciones juveniles que ni por asomo se producen en nuestro país salvo una que otra producción en donde se contrata a modelitos de San Isidro y Miraflores, sin gracia ni talento.
Lo mejor de la historia es el gran apoyo técnico y visual del que Capitán Pérez fue pionero en nuestro país, y cuyo grupo de buenos profesionales fueron "los culpables" de ese auge de miniseries, muchas de ellas producidas solo por ganar algunos billetes, pero del que los televidentes ni por asomo recordamos con agrado. Esperamos más de Capitán Pérez del que estamos seguros mostrarán mejores propuestas y nuevas innovaciones en un futuro próximo. Dejémoslo trabajar en el debut cinematográfico de "La gran sangre" cuyo estreno será en estas fiestas patrias. Eso si, esperamos mejores cosas de ellos, la deuda con los televidentes está pendiente.
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