VIENTO Y ARENA: LA VERDADERA HISTORIA DE VILLA EL SALVADOR
Lima, 13 Noviembre 2005.- Otra producción de MSM Producciones que llega a nuestras pantallas, siguiendo el camino trazado por otras miniseries exitosas, nuestros realizadores apuestan por este tipo de producción debido a los altos costos que implica hacer una telenovela que en resumida cuenta no saben si lograrán obtener el éxito deseado, por lo que los productores subsisten e intentan ganarse un lugar en nuestra televisión con historias basada en hechos reales acontecidos en el país y que en cortos capítulos nos entreguen un drama que logre la aceptación de los televidentes debido a la experiencia que significó producciones exitosas de este tipo como Chacalón y Dina, la lucha por un sueño.
Ahora tenemos “Viento y Arena” que no es otra cosa que la versión libre de la historia de ese loable pueblo llamado Villa el Salvador que con el paso de los años se consolidó como distrito, pero a costa de lagrimas, sangre y sufrimiento.
La miniserie es una producción de Michelle Alexander y Susana Bamonde y cuenta con el guión de Eduardo Adrianzén. En ella se relata los avatares que tuvo que pasar este grupo humano que invade un enorme terreno llamado Pamplona allá por 1,971 en plena dictadura de Velasco y que es desalojado en forma brutal muriendo muchos de sus dirigentes. El gobierno de entonces les otorga un inmenso arenal en Tablada de Lurín donde en base a mucho esfuerzo logran desarrollar ese desierto baldío convirtiéndolo en el distrito pujante que es ahora. Con el paso de los años Villa el Salvador fue objeto de numerosos acontecimientos. El Papa Juan Pablo II visitó el distrito en la década de los ochenta. Se inició el proyecto del Parque Industrial con financiamiento de las Naciones Unidas así como la ONU la designó como “Ciudad Mensajera de la Paz” y también se le entregó el premio español “Príncipe de Asturias de la Concordia”.
Durante la represión terrorista muchos de las víctima fueron de dicho distrito ya que Sendero Luminoso deseaba tomar Villa el Salvador lo que fue rechazado por sus pobladores, producto de ello murió Maria Elena Moyano, una de sus principales dirigente y considerada Madre Coraje del distrito.
Por ello la historia de este gran pueblo sirve de base para esta versión llevada a la pantalla chica que, a pesar de no tener el éxito deseado de sus antecesoras, se deja ver simplemente por lo que es, una parte de la historia del Perú. Veamos porqué.
El hecho de ser una historia que pueda lograr el interés de la mayoría no basta, pues el pueblo le interesa otro tipo de argumentos más simplistas y de curiosidad farandulera. Por eso el público deseaba saber como sufrió Dina Paúcar para llegar hasta la cúspide de la popularidad ó porque decían que cuando Chacalón cantaba los cerros bajaban.
Pero aquí en esta miniserie todo es historia conocida, aparte que Adrianzén nos sigue mostrando, como en mucho de sus guiones, ese Perú político que conocemos hasta la saciedad y por ello el argumento resbala en varios capítulos. Además mucho de los pasajes del distrito es repasado fugazmente y cuando encontramos una historia que pueda causar intriga y curiosidad como la de María Elena Moyano (excelente caracterización de Evelyn Ortiz) esta se pierde por falta de mayor apoyo en la investigación de este personaje.
Viento y Arena estaba para cinco capítulos, no más y sí se quería alargar, debieron ahondar más en la investigación. Las actuaciones son dispares, sin embargo destaca Adriana Quevedo aunque el look utilizado para envejecerla está para los setenta y no para finales del dos mil. Eso sí, sorprende Daniela Sarfaty con un personaje hecho a su medida, así como Giovanni Ciccia y Gustavo Mayer lucen muy bien.
Adrianzén le pone una historia de amor a esta versión libre en base a una familia humilde y otra acomodada, pero de lo más simplista en su contenido. Si bien es cierto, la miniserie difiere mucho a la telenovela, no por ello debemos privarnos de un villano “cruel y despiadado”, por eso la miniserie se cae, porque como aquí no existe una intriga farandulera, pues se requiere de un villano cien por ciento malo que atrape a la teleaudiencia. Aquí los malos son los de Sendero Luminoso, sin embargo no llegan a inquietarnos como se debe, por culpa de un guión muy vacío.
“Viento y Arena” no despegó, pero da paso a un “boom” de sintonía que será la miniserie sobre el animador peruano Augusto Ferrando que, sin duda romperá el rating, ¿Qué el rating no lo es todo? Claro que sí, pero no por ello debemos menospreciar a nuestra teleaudiencia. Estamos seguros que el día que le den un producto novedoso, ellos dejarán a Magaly Medina, pero aquí, por muchos motivos escasean los buenos profesionales y seguiremos usando la misma fórmula de siempre, con el único fin de que por allí nos ligue algo. ¡Hasta cuando!
Ahora tenemos “Viento y Arena” que no es otra cosa que la versión libre de la historia de ese loable pueblo llamado Villa el Salvador que con el paso de los años se consolidó como distrito, pero a costa de lagrimas, sangre y sufrimiento.
La miniserie es una producción de Michelle Alexander y Susana Bamonde y cuenta con el guión de Eduardo Adrianzén. En ella se relata los avatares que tuvo que pasar este grupo humano que invade un enorme terreno llamado Pamplona allá por 1,971 en plena dictadura de Velasco y que es desalojado en forma brutal muriendo muchos de sus dirigentes. El gobierno de entonces les otorga un inmenso arenal en Tablada de Lurín donde en base a mucho esfuerzo logran desarrollar ese desierto baldío convirtiéndolo en el distrito pujante que es ahora. Con el paso de los años Villa el Salvador fue objeto de numerosos acontecimientos. El Papa Juan Pablo II visitó el distrito en la década de los ochenta. Se inició el proyecto del Parque Industrial con financiamiento de las Naciones Unidas así como la ONU la designó como “Ciudad Mensajera de la Paz” y también se le entregó el premio español “Príncipe de Asturias de la Concordia”.
Durante la represión terrorista muchos de las víctima fueron de dicho distrito ya que Sendero Luminoso deseaba tomar Villa el Salvador lo que fue rechazado por sus pobladores, producto de ello murió Maria Elena Moyano, una de sus principales dirigente y considerada Madre Coraje del distrito.
Por ello la historia de este gran pueblo sirve de base para esta versión llevada a la pantalla chica que, a pesar de no tener el éxito deseado de sus antecesoras, se deja ver simplemente por lo que es, una parte de la historia del Perú. Veamos porqué.
El hecho de ser una historia que pueda lograr el interés de la mayoría no basta, pues el pueblo le interesa otro tipo de argumentos más simplistas y de curiosidad farandulera. Por eso el público deseaba saber como sufrió Dina Paúcar para llegar hasta la cúspide de la popularidad ó porque decían que cuando Chacalón cantaba los cerros bajaban.
Pero aquí en esta miniserie todo es historia conocida, aparte que Adrianzén nos sigue mostrando, como en mucho de sus guiones, ese Perú político que conocemos hasta la saciedad y por ello el argumento resbala en varios capítulos. Además mucho de los pasajes del distrito es repasado fugazmente y cuando encontramos una historia que pueda causar intriga y curiosidad como la de María Elena Moyano (excelente caracterización de Evelyn Ortiz) esta se pierde por falta de mayor apoyo en la investigación de este personaje.
Viento y Arena estaba para cinco capítulos, no más y sí se quería alargar, debieron ahondar más en la investigación. Las actuaciones son dispares, sin embargo destaca Adriana Quevedo aunque el look utilizado para envejecerla está para los setenta y no para finales del dos mil. Eso sí, sorprende Daniela Sarfaty con un personaje hecho a su medida, así como Giovanni Ciccia y Gustavo Mayer lucen muy bien.
Adrianzén le pone una historia de amor a esta versión libre en base a una familia humilde y otra acomodada, pero de lo más simplista en su contenido. Si bien es cierto, la miniserie difiere mucho a la telenovela, no por ello debemos privarnos de un villano “cruel y despiadado”, por eso la miniserie se cae, porque como aquí no existe una intriga farandulera, pues se requiere de un villano cien por ciento malo que atrape a la teleaudiencia. Aquí los malos son los de Sendero Luminoso, sin embargo no llegan a inquietarnos como se debe, por culpa de un guión muy vacío.
“Viento y Arena” no despegó, pero da paso a un “boom” de sintonía que será la miniserie sobre el animador peruano Augusto Ferrando que, sin duda romperá el rating, ¿Qué el rating no lo es todo? Claro que sí, pero no por ello debemos menospreciar a nuestra teleaudiencia. Estamos seguros que el día que le den un producto novedoso, ellos dejarán a Magaly Medina, pero aquí, por muchos motivos escasean los buenos profesionales y seguiremos usando la misma fórmula de siempre, con el único fin de que por allí nos ligue algo. ¡Hasta cuando!
Comentarios