“LA TORMENTA” Y EL AUGE DE LAS NOVELAS COLOMBIANAS
Culmina "La Tormenta" una de las producciones de Telemundo que concita interés, especialmente en sus últimos capítulos. |
Lima, 02 Diciembre 2007, Por: Richard Manrique Torralva / El Informante.- Entramos a los últimos capítulos de esta nueva coproducción de Telemundo y RTI de Colombia que sin duda ha conquistado a muchos televidentes de varios países. En el nuestro no le ha ido mal, es más se ha puesto interesante debido a la buena dirección y a un guión sugerente y cautivo.
Tenemos entonces, la historia de una mujer de negocios acostumbrada a la vida de la ciudad, que de "la noche a la mañana", tiene que dejar todas sus comodidades y mudarse a “La Tormenta”, la hacienda de su padre, para hacerla prosperar. Al llegar a su destino María Teresa (Natalia Streignard) se da cuenta de que esto no le será tan fácil, ya que se encuentra con un mundo completamente desconocido y salvaje. Lo peor de aquel lugar es tener que relacionarse con el caporal de la hacienda, Santos Torrealba (Christian Meier), un hombre de campo, con fama de mujeriego y seductor.
En el momento en que sus miradas se cruzan, se dan cuenta de que les será imposible vivir bajo el mismo techo. Pero mientras más intentan separarse, más se intensifica la pasión entre ambos, haciendo que María Teresa y Santos vivan un tormentoso idilio en el que el odio dará inicio al amor más puro que jamás sintieron.
Tenemos entonces, la historia de una mujer de negocios acostumbrada a la vida de la ciudad, que de "la noche a la mañana", tiene que dejar todas sus comodidades y mudarse a “La Tormenta”, la hacienda de su padre, para hacerla prosperar. Al llegar a su destino María Teresa (Natalia Streignard) se da cuenta de que esto no le será tan fácil, ya que se encuentra con un mundo completamente desconocido y salvaje. Lo peor de aquel lugar es tener que relacionarse con el caporal de la hacienda, Santos Torrealba (Christian Meier), un hombre de campo, con fama de mujeriego y seductor.
En el momento en que sus miradas se cruzan, se dan cuenta de que les será imposible vivir bajo el mismo techo. Pero mientras más intentan separarse, más se intensifica la pasión entre ambos, haciendo que María Teresa y Santos vivan un tormentoso idilio en el que el odio dará inicio al amor más puro que jamás sintieron.
Viendo actuar a Christian Meier, no podemos menos que alegrarnos de sus progresos, ya que con el correr de la novela muestra aspectos que le eran esquivos en los primeros capítulos donde se mostraba demasiado “duro” para un rol que intentaba cierta semejanza con el Juan Reyes (Mario Cimarro) de “Pasión de Gavilanes”. Y es que, quiéranlo o no, Colombia (digámoslo así porque a pesar de ser coproducción la gran cantidad de personas que laboran en esta telenovela son de dicho país) tuvo un buen comienzo empresarial con Telemundo gracias a dicha telenovela que le dio buenos dividendos y réditos empresariales en este mundillo telenovelero. Recordemos que, luego del éxito que suscitó “Betty la fea”, las alianzas empresariales con las productoras colombianas estuvieron a la orden del día, tanto entre Caracol - RTI con Telemundo como RCN con Univisión.
Y a pesar de algunas críticas, el talento colombiano ha podido ser apreciado en muchas partes del mundo. De esta manera luego del suceso de “Pasión de Gavilanes” las “hermanas gemelas” se suscitaron una y otra vez. Primero con “Te voy a enseñar a querer” y luego con “La Tormenta”. Notarán que entre una y otra hay más de similitud que de diferencia.
Sin contar por cierto otras fórmulas ya ensayadas en otras nuevas coproducciones ("La mujer en el espejo", "La viuda de blanco", ambas remake de éxitos netamente colombianos). Pero el hecho es que “la mina de oro” no quería perderse y la trama de la hacienda, el galán “musculoso y de anchos pectorales” junto a la niña rica “hermosa y cautivadora” de ninguna manera podía dejarse de lado. Ocurrió aquí en el Perú a finales de los 60´s, luego del éxito de “Simplemente María”, Panamericana Televisión intentó seguir explotando el drama de la trabajadora domestica con “Natacha” que luego quedó interrumpido por el ascenso de la dictadura militar.
Por eso es que el personaje de Christian Meier comenzó amparado por el “Juan Reyes” de Mario Cimarro, cosa que cambio con el correr de los capítulos, porque Meier dejó su apatía actoral y le dio a “Santos Torrealba” su propia personalidad, un hombre serio y decidido, contrario al de Cimarro que también lo era, sólo que mostraba más su fuerza física además de mostrar esa “patanería” que tanto gustaba al sexo femenino.
Seguramente conciente de esto, es que el guión de Kiko Olivieri le da cierta diferencia al personaje como el amor y apego a su caballo, además del cariño hacia la verdadera estrella del guión, la hacienda “La Tormenta”.
En dicho pueblo compuesto por habitantes con los mismos rasgos y características que las de cualquier pueblo del mundo, Olivieri brinda historias paralelas muy interesantes como la de "Jesús niño", por ejemplo, unido a la buena selección de los actores, como Aura Cristina Geithner quien se luce como “Bernarda Ayala”, Natasha Klauss, perturbadora y maléfica como Isabela Montilla, junto a talentos como Cristine Lilley como Edelmira Guerrero y Marcelo Bouquet, quien mereció mayor participación como Simón Guerrero.
Lo mejor de la novela es el talento de Kiko Olivieri en plasmar un tema ya tocado anteriormente por él, pero con diferentes características, toda vez que el guión funciona porque es innovador, se permite ciertas licencias, además que tiene una acción innata que le permite no decaer en ningún momento, por ello sus historias paralelas crecen porque el nexo que los une con la pareja principal está unido por ese odio, amor y ambición que recorre cada parte de la historia.
La química existente entre Meier y Natalia Streignard no es de la mejor, pero cumple con su función de atraer a la teleaudiencia unido al énfasis que ponen los directores de cámara de centrar su toma en los músculos de Meier (antológica resulta la escena de Meier saliendo de la ducha, cubierto sólo con una toalla que sólo tapa sus genitales además de mostrar el cuerpo cubierto de vaselina, digna de luchador de catchaskan, ante la mirada atónita de tres transeúntes colombianas y del ¡oh! del sector femenino) o en el cuerpazo de la Streignard que ni pierde su glamour cuando se encuentra embarazada. Recurso puesto tan de moda, en estos días, para atraer a la teleaudiencia juvenil, por ello es, quizás, la crítica que tienen algunos colombianos, por irse a lo comercial y dejar formulas con probado éxito como lo fue “Betty la fea” que indudablemente fue su carta de presentación en el mercado latino de Estados Unidos y en varias partes del mundo además que debemos de reconocer rompió algunos esquemas.
En “La Tormenta” el guión es el que eleva la producción porque a pesar que en España, Argentina y en otras partes del mundo haya sido un suceso. Aquí en Perú se mantiene con buen rating, aunque no es un boom como muchos predicen. Pero esa buena sintonía la obtiene precisamente por su atrapante historia, por ejemplo aquí ni nos interesó si la protagonista era o no cambiada, como se especuló en otros lugares, pues la trama igual gustaba, y hasta nos atrevemos a decir aumentó más televidentes. No porque Natalia Streignard no fuera una de las pílares del éxito de la producción, sino porque el misterio y la intriga aumentaron a la par que Meier ya se consolidaba dentro de su personaje.
El auge colombiano continua en el mundo con sus telenovelas, un claro ejemplo de ello es que “la mujer en el espejo” otra coproducción es sorprendentemente una de las producciones con más sintonía en Lima, Y el mérito radica en que es transmitida en un horario sumamente difícil para el Perú como lo es las 9.30 de la mañana. Lo que confirma que cuando la producción tiene los ingredientes necesarios para captar sintonía poco importa el horario y la competencia que se le presente.
A pesar de ello, para este redactor las mejores producciones colombianas presentadas hasta ahora la constituyen, "Café con aroma de mujer" y "Betty la fea", aunque valgan verdades ninguna de estas producciones tuvieron buena sintonía en el Perú, sobre todo "Café..." que fue cambiada de horario por Frecuencia Latina por su escasa sintonía. Nosotros la vimos por curiosidad en saber que le vieron los mexicanos que la prefirieron antes que sus producciones y dicho sea de paso le encontramos algunos logros, mientras en coproducciones “Pasión de Gavilanes” y “La Tormenta” que con sus altas y bajas, gusta y consolida a Christian Meier, en su rol de galán, palabrita que tanto disgusta a muchos actores, en su mayoría celosos del éxito de otros, porque ser galán implica consolidación profesional, recompensa a tu trabajo y proyección internacional y eso es lo que requerimos hoy en día dentro del talento nacional, más allá si la palabra es mal usada o no porque eso abre las puertas a cualquier actor a muchas otras producciones internacionales. Eso sí, toda interpretación buena es digna de aplauso, sea de galán o de reparto. Por ello, como lo fue Ricardo Blume en su época, sin duda Christian Meier va por el camino del éxito y sobretodo termina el año consolidándose dentro de su carrera actoral, lo que constituye un gran orgullo para todos los peruanos.
Y a pesar de algunas críticas, el talento colombiano ha podido ser apreciado en muchas partes del mundo. De esta manera luego del suceso de “Pasión de Gavilanes” las “hermanas gemelas” se suscitaron una y otra vez. Primero con “Te voy a enseñar a querer” y luego con “La Tormenta”. Notarán que entre una y otra hay más de similitud que de diferencia.
Sin contar por cierto otras fórmulas ya ensayadas en otras nuevas coproducciones ("La mujer en el espejo", "La viuda de blanco", ambas remake de éxitos netamente colombianos). Pero el hecho es que “la mina de oro” no quería perderse y la trama de la hacienda, el galán “musculoso y de anchos pectorales” junto a la niña rica “hermosa y cautivadora” de ninguna manera podía dejarse de lado. Ocurrió aquí en el Perú a finales de los 60´s, luego del éxito de “Simplemente María”, Panamericana Televisión intentó seguir explotando el drama de la trabajadora domestica con “Natacha” que luego quedó interrumpido por el ascenso de la dictadura militar.
Por eso es que el personaje de Christian Meier comenzó amparado por el “Juan Reyes” de Mario Cimarro, cosa que cambio con el correr de los capítulos, porque Meier dejó su apatía actoral y le dio a “Santos Torrealba” su propia personalidad, un hombre serio y decidido, contrario al de Cimarro que también lo era, sólo que mostraba más su fuerza física además de mostrar esa “patanería” que tanto gustaba al sexo femenino.
Seguramente conciente de esto, es que el guión de Kiko Olivieri le da cierta diferencia al personaje como el amor y apego a su caballo, además del cariño hacia la verdadera estrella del guión, la hacienda “La Tormenta”.
En dicho pueblo compuesto por habitantes con los mismos rasgos y características que las de cualquier pueblo del mundo, Olivieri brinda historias paralelas muy interesantes como la de "Jesús niño", por ejemplo, unido a la buena selección de los actores, como Aura Cristina Geithner quien se luce como “Bernarda Ayala”, Natasha Klauss, perturbadora y maléfica como Isabela Montilla, junto a talentos como Cristine Lilley como Edelmira Guerrero y Marcelo Bouquet, quien mereció mayor participación como Simón Guerrero.
Lo mejor de la novela es el talento de Kiko Olivieri en plasmar un tema ya tocado anteriormente por él, pero con diferentes características, toda vez que el guión funciona porque es innovador, se permite ciertas licencias, además que tiene una acción innata que le permite no decaer en ningún momento, por ello sus historias paralelas crecen porque el nexo que los une con la pareja principal está unido por ese odio, amor y ambición que recorre cada parte de la historia.
La química existente entre Meier y Natalia Streignard no es de la mejor, pero cumple con su función de atraer a la teleaudiencia unido al énfasis que ponen los directores de cámara de centrar su toma en los músculos de Meier (antológica resulta la escena de Meier saliendo de la ducha, cubierto sólo con una toalla que sólo tapa sus genitales además de mostrar el cuerpo cubierto de vaselina, digna de luchador de catchaskan, ante la mirada atónita de tres transeúntes colombianas y del ¡oh! del sector femenino) o en el cuerpazo de la Streignard que ni pierde su glamour cuando se encuentra embarazada. Recurso puesto tan de moda, en estos días, para atraer a la teleaudiencia juvenil, por ello es, quizás, la crítica que tienen algunos colombianos, por irse a lo comercial y dejar formulas con probado éxito como lo fue “Betty la fea” que indudablemente fue su carta de presentación en el mercado latino de Estados Unidos y en varias partes del mundo además que debemos de reconocer rompió algunos esquemas.
En “La Tormenta” el guión es el que eleva la producción porque a pesar que en España, Argentina y en otras partes del mundo haya sido un suceso. Aquí en Perú se mantiene con buen rating, aunque no es un boom como muchos predicen. Pero esa buena sintonía la obtiene precisamente por su atrapante historia, por ejemplo aquí ni nos interesó si la protagonista era o no cambiada, como se especuló en otros lugares, pues la trama igual gustaba, y hasta nos atrevemos a decir aumentó más televidentes. No porque Natalia Streignard no fuera una de las pílares del éxito de la producción, sino porque el misterio y la intriga aumentaron a la par que Meier ya se consolidaba dentro de su personaje.
El auge colombiano continua en el mundo con sus telenovelas, un claro ejemplo de ello es que “la mujer en el espejo” otra coproducción es sorprendentemente una de las producciones con más sintonía en Lima, Y el mérito radica en que es transmitida en un horario sumamente difícil para el Perú como lo es las 9.30 de la mañana. Lo que confirma que cuando la producción tiene los ingredientes necesarios para captar sintonía poco importa el horario y la competencia que se le presente.
A pesar de ello, para este redactor las mejores producciones colombianas presentadas hasta ahora la constituyen, "Café con aroma de mujer" y "Betty la fea", aunque valgan verdades ninguna de estas producciones tuvieron buena sintonía en el Perú, sobre todo "Café..." que fue cambiada de horario por Frecuencia Latina por su escasa sintonía. Nosotros la vimos por curiosidad en saber que le vieron los mexicanos que la prefirieron antes que sus producciones y dicho sea de paso le encontramos algunos logros, mientras en coproducciones “Pasión de Gavilanes” y “La Tormenta” que con sus altas y bajas, gusta y consolida a Christian Meier, en su rol de galán, palabrita que tanto disgusta a muchos actores, en su mayoría celosos del éxito de otros, porque ser galán implica consolidación profesional, recompensa a tu trabajo y proyección internacional y eso es lo que requerimos hoy en día dentro del talento nacional, más allá si la palabra es mal usada o no porque eso abre las puertas a cualquier actor a muchas otras producciones internacionales. Eso sí, toda interpretación buena es digna de aplauso, sea de galán o de reparto. Por ello, como lo fue Ricardo Blume en su época, sin duda Christian Meier va por el camino del éxito y sobretodo termina el año consolidándose dentro de su carrera actoral, lo que constituye un gran orgullo para todos los peruanos.
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