'Mi Esperanza': melodrama materno

Culminó "Mi Esperanza" una producción que empezó bien porque centró la trama en la relación entre una niña y una mujer engañada. Con el correr de los capítulos todo cambió.

Lima, 22 de Noviembre 2018, (El Informante Perú).- Si algo no podemos cuestionar es la continuidad de las producciones nacionales que se emiten por América Televisión. Buenas, malas o regulares; las producciones son continuas y mantiene a un público cautivo. En tiempos del Netflix y una crisis en las producciones telenoveleras internacionales, aún es rentable en el Perú producir melodramas que permanecen entre los preferidos de un importante sector de público.

Llegó a su final, 'Mi Esperanza', una producción peruana realizada por Del Barrio Producciones para América Televisión. Una historia original de Rita Solf y Michelle Alexander cuya adaptación estuvo a cargo de Bruno Alvarado, Tito Céliz y Abel Enríquez.

La serie está protagonizada por Erika Villalobos y Alessia Lambruschini. Con las actuaciones estelares de Yaco Eskenazi, Elsa Olivero, Carlos Victoria, Daniela Feijoó, Luis José Ocampo, Lorena Caravedo, Gonzalo Molina, Diego Pérez Chirinos y Valquiria Huerta. Además cuenta con las participaciones antagónicas de Bruno Odar, Jimena Lindo, Gabriela Billotti, Jesús Neyra, Julián Legaspi, Urpi Gibbons, Alfonso Dibos, Silvana Cañote, Stephanie Orúe, Emanuel Soriano, Carlos Casella, Nicolás Fantinato, Norka Ramírez y Nancy Cavagnari.

Mi Esperanza” narra la historia de Elsa (Erika Villalobos), una mujer que lucha día a día por sacar adelante a su familia. Todo cambia cuando su esposo César Amador (Bruno Odar) sufre un confuso accidente. Elsa conoce el lado oculto de César quien mantiene una relación extramarital con Rosa Reynoso (como siempre eficiente, Jimena Lindo). Ambos tienen una hija de nombre Esperanza (Alessia Lambruschini).

Tras enterarse de la infidelidad de su esposo, la vida de Elsa cambiará. Rosa antes de morir le pide a Elsa que cuide a su hija Esperanza, que es el fruto de su amor con César. De esta manera, Elsa tendrá que confesarles a sus hijos Silvia (Daniela Feijoó) y Steven (Luis José Ocampo) toda la verdad sobre la vida paralela que llevó su padre. Sin embargo, nadie sabe el pasado oculto que mantenía Rosa quien tiene una hermana gemela, Iris Reynoso, de sentimientos contrarios a los de su hermana. Iris se presenta a la casa de Elsa ante el asombro de todos reclamando la tutela de la pequeña Esperanza.

Historia maternal


Mi Esperanza” es un melodrama maternal, un guión con tintes localistas donde algunos personajes se ven envueltos en conflictos sociales (drogas e infidelidad) que siempre constituyen un enganche con que atraer televidentes.

La historia está protagonizada por Erika Villalobos quien encarna a una madre en problemas. La actriz lleva el peso de un guión que muestra las vicisitudes de una mujer emprendedora que, pese a la infidelidad de su esposo, puede volver a encontrar el amor, pasado los 40.

Ahora bien, queda claro que la estrella de esta historia es la abnegada madre y como, alguna vez, vimos a Angélica María interpretar un papel parecido en "Bendita mentira" (Televisa-1996), o a Victoria Ruffo (Corona de lágrimas. Televisa. 2013), es un papel que requiere una interpretación intensa porque tiene que convencer a la teleaudiencia que verdaderamente sabe sobreponerse a los problemas que se le presentan.

Lo malo es que este papel, realmente, es para una mujer con todas las características faciales que el papel exige y, por supuesto, con más años a cuestas por el realismo y la crudeza que debe haber tanto en la expresión como en la interpretación. Como sucedió, en el pasado, en "Soledad" (Televisa-1980), protagonizada por Libertad Lamarque y con la misma "Corazón de madre" (Venezuela-1970) protagonizada por la gran Amalia Pérez Díaz. En el Perú alguna vez otra grande de la actuación  como Elvira Travesi convencía a raudales como madre sufrida en cuanta teleserie producía Panamericana Televisión en los años 60. Tampoco podemos dejar de mencionar a la notable actriz mexicana Prudencia Griffell quien a los 84 años de edad estelarizó la primera versión de “Corona de lágrimas”. Ella por su edad, apenas se podía mover y fue asombroso todo su trabajo escénico. El aplauso fue unánime para tan tremenda actuación.

Como se lee, los resultados sobre la interpretación de una actriz personificando a una madre abnegada han sido dispares. Tras el éxito que obtuvo con "Amor de madre" (Perú. Del Barrio Producciones. 2015), Michelle Alexander vuelve a presentarnos una historia de amor adulto arraigada fuertemente en el esfuerzo femenino de una mujer que lucha contra todos y debe sobreponerse a las adversidades que se le presenten.

Primeramente, Erika Villalobos no convence en el rol, pero el guión ya establecido, salva esas situaciones tan poco arraigadas. Su compañero otoñal es Yaco Eskenazi quien por la barba y el pelo, establece el prototipo de un hombre mayor a los 30 años. Es uno de los pocos 'guerreros'  que incursionando como actor, no lo hace mal. Por lo menos cumple con el papel que le designen. Eskenazi tiene como oficio, el ser un comerciante de Gamarra cuya bodega recuerda el papel que interpretaba el recordado Orlando Sacha en ‘Gorrión (Perú. Panamericana Televisión. 1994). El tercero en discordia, Julián Legaspi, no necesita presentación. Pese a que tampoco logra una descollante actuación, cumple en su rol porque ya sabe lo que significa ser un malo en potencia. El problema, con él, surge cuando su personaje se encuentra atrapado entre la maldad y la bondad. Ahí es donde el actor no logra convencer del todo.

Luego de un inicio prometedor, la historia decae al enterarnos que  Iris, la madre de Esperanza (Jimena Lindo, en buen papel) tiene una hermana gemela (¿?) Los prototipos con otros guiones  ya mostradas, hasta el cansancio, se acentúan. Para colmo surge una malvada madre, (Gabriela Billotti), tan mala como la hija gemela viva. Una dupla tan poco atractiva donde la pequeña Esperanza (Alessia Lambruschini) tiene que convivir. El colmo llega cuando se convierte al padre, no solo en amante de la gemela viva; sino pasa de ser un irresponsable progenitor a un malsano asesino y vividor.

El problema es que Alexander y su grupo de guionistas ya la tienen claro, desde el arranque, empezar una historia atractiva y colocar la mayor cantidad de 'malos' posibles para engrandecer los problemas y enganchar audiencia. La productora sacrifica la historia exagerando el perfil de los antagonistas principales convirtiendo la vida de la pequeña Esperanza no solo en un folletín melodramático con la que deja traslucir las deficiencias actorales de la pequeña que por su edad, es compresible, pero destruye esta parte de la trama debido a que el 'tormento' llega al hastío y al desinterés.

La mejor parte de esta historia la constituye la aparición de la desalmada doña "Cucha" (Norka Ramírez en buena interpretación) recuerda mucho al malvado 'Fagin', el mítico personaje del clásico literario 'Oliver Twist' del autor inglés Charles Dickens. Sin tanto descontrol narrativo la pequeña Esperanza (Alessia Lambruschini) se desenvolvía mejor cuando compartía escena con Norka Ramírez quien sin exagerar en demasía llevaba el control del ambiente. Alexander debió incluir mayor participación a este personaje, una explotadora de niños. Incluso debió haber adaptado algunas partes de la novela de Dickens que funcionaba mejor cuando doña "Cucha" hacia su aparición.

A estas alturas, muy poco interesaban las desventuras de Elsa y su relación con sus galanes en discordia, demasiado fingido e impostado hasta el final de la trama. Provocaba risa observar como Elsa y Percy  parecían 'sufrir' al darse un beso en los labios. Los guionistas no se ponían de acuerdo si lo que veíamos era una teleserie infantil o un melodrama adulto.  En verdad, extrañamos a una Pierina Carcelén quien hubiera hecho un mejor papel. Lamentablemente  Erika Villalobos nunca convenció en el rol. Un papel difícil, aunque una mejor fuerza interpretativa y mostrarse un poco desinhibida hubiera aportado a un mejor prototipo del personaje. Es que, en este milenio, las mujeres sufridas no necesariamente tienen que ser tan recatadas.  Por ejemplo la escena del secuestro cuando Aníbal la obliga a colocarse un vestido rosado, tan mal escogido y muy apretado, donde se dejaba traslucir esos ‘kilitos de más’. Incluso el maquillaje no la resaltaba como debiera. En líneas generales, ya sabemos que para este tipo de papeles no siempre la actriz termina por convencer. Es lo que tanto criticamos, por ejemplo, en otras actrices como Victoria Ruffo personificando siempre un rol de mujer sufrida cuyas lágrimas parecen 'secas' por lo irreal y dándose besos con sus parejas, más fingidos que románticos.

Pese a todo, la historia sale adelante por el talento actoral de los siempre eficientes Elsa Olivero impecable como la sufrida Juana. Sin duda, Erika Villalobos debió pedirle a Olivero que le ofrezca algunos 'tics' dramáticos porque la destacada actriz si convencía como Juana, la madre sufrida por culpa de su inestable hijo.

Por otro lado, dos momentos centran la trama y estos no necesariamente tienen que ver con la pareja protagónica. Primero el destape ocurrido en la familia de don Teófilo (muy bien Carlos Victoria) cuando se sabe que 'Tati' (Stephanie Orúe) no es hermana de Flor (Daniela Rodríguez Aranda) sino su madre. Una verdad que nadie esperaba y eso se llama 'ingenio narrativo', al ingresar intrigas que destacan por su originalidad. Además, la muerte de doña Juana y sus desgarradores momentos cuando se produce el encuentro con el hijo quien, por equivocación, termina resultando su asesino, resulta convincente y muy logrado.

Mención aparte destaca la crisis familiar que ocurre en los últimos capítulos cuando Socorro (Lorena Caravedo) se entera que su hijo es gay. El diálogo entre madre e hijo resalta por su realismo y ternura. Pese a que el destape fue de lo más irregular, mínimo un 'pequeño beso' entre hombres le habría dado una mayor crudeza y realismo a la historia cuando Flor se entera de la homosexualidad del joven a quien creía amar.

Lo malo del guión es centrarse en demasía en problemas tan conocidos como el narcotráfico y la política. De esta manera, la relación entre una niña, huérfana de madre, y la esposa de su padre quedaba relegada. Aunque esta vez no participe Eduardo Adrianzén en el guión, este debe tener alguna influencia, debido a que incluir la historia de 'las agendas' con 'los cuellos blancos' (tema político actual en el Perú), desnaturalizaba la trama que termina entre balas y arrestos, incluso no del todo bien logrado.

Con todo, “Mi Esperanza” no pasa de ser un producto de consumo fácil con el mismo final tantas veces mostrado en las producciones de Michelle Alexander (el malo no falleció y jura vengarse). Una revelación tan cantada que todos auguraban que ese sería el cierre debido a que las detenciones y muertes fueron irregularmente realizadas que ya nada era imposible en esta producción.

¿Habrá continuación? es lo que plantea Michelle Alexander como conclusión final. La respuesta la tendrá la productora que con sus ‘marketeras ideas’ ya sabe el camino que debe tomar.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Me gusta leer tus criticas de las telenovelas.
Unknown ha dicho que…
Esta novela fue una de las primeras favoritas para mi. Luego está En la piel de Alicia... Sigue reseñando!!

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