LOS AMORES DE POLO: ENTRE LO REAL E IRREAL

Culmina la serie "Los amores de Polo", una producción que tuvo sus altas y bajas, además de un sinsentido histórico y, como ya se ha hecho costumbre, tratando de dejar bien al protagonista con una vida que va entre los irreal y real.

Lima, 15 Diciembre 2013, (Por: Richard Manrique Torralva / El Informante Perú).- Culminó la serie "Los amores de Polo" basada en la vida de Augusto Armando Polo Campos, compositor peruano y autor de innumerables canciones de éxito popular tanto en el Perú como en el ámbito internacional.

La vida del joven Polo Campos (Paco Bazán) transcurrió nutriéndose de ese sabor nacional de nuestra música con los grandes de la época, no fue un gran estudiante, pero siempre sacaba excelentes notas en literatura.

Desde muy pequeño le gustaba escribir a lo cual su padre (Alonso Cano) lo incentivaba dándole propinas cada vez que él, le entregaba, primero a los cinco años sus primeros versos infantiles y a los ocho años cuartetas ya más elaboradas.

Su padre había sido destacado en el pueblo de Cora Cora (Ayacucho) donde serviría en el ejército con el grado de Teniente y en el camino le vino el parto a su madre y tuvieron que desviarse hacia el pueblito de Puquio, ubicado en el departamento de Ayacucho, en la sierra peruana.

REAL E IRREAL

La serie nos presenta, mediante un collage de "cuadros en imagen", partes en la vida del compositor. Asistimos a sus primeros años de vida con imágenes, muchas de ellas, en medio del misticismo y costumbrismo de una época, no del todo bien graficada. En todo caso, lo mejor de la serie está en esos primeros capítulos a pesar de la austera producción que tenemos en frente. Eso sí, horrorosa esas imágenes de la "Lima antigua" extraída de algún antiguo documental de cine.

La historia agrada por las buenas actuaciones de los padres de Augusto, Alonso Cano y Yida Eslava, esta última irradia simpatía en pantalla. Hasta el momento en que se destapa la infidelidad del padre de Augusto, la serie se ve con agrado. Incluso, el crecimiento de los hermanos de Augusto y el fallecimiento de la hermana del compositor (Mayela Lloclla en buena actuación) es un aporte más a la historia. Todo se ve fresco y hasta tiene tintes melodramáticos propios de la vida misma.

Otro punto a favor son los momentos trágicos por las que pasa el protagonista y que lo llevan a la inspiración. Por ejemplo, la muerte de su hermana y que posibilita la creación de “Limeña”, uno de sus éxitos, o cuando escribe “Tu perdición” tras el escándalo protagonizado por “Luisa” Vásquez, (muy bueno, la escenas en que se observan los arreglos musicales en radio Nacional).

Cuando Augusto crece y comienzan a aparecer las mujeres en su vida, es que todo luce tan irreal y poco efectivo que termina atosigando al televidente promedio. Sobretodo, aquel de 40 años para arriba que no ve con buenos ojos, la historia que tiene en frente.

Para empezar las transmisiones de las olimpiadas de Berlin 36 luce más falso, al igual que la aparición de Montes y Manrique, Felipe Pinglo y hasta del delincuente "Tatán".

Además no hay concordancia histórica, en varias escenas. Por ejemplo, cuando aparece el dúo, Montes y Manrique, junto a Felipe Pinglo, luciendo muy jóvenes dentro de la trama. Se sabe que Polo Campos nació en el año 1930, en esa escena Polo debería tener entre 8 y 9 años, la escena data del año 1938, Manrique tendría 60 años (nació en 1878) y Montes tendría 64 (nació en 1874) y moriría un año después y no luciendo casi con 25 años a cuestas. Una lástima porque con el pretexto de ser una serie ficticia no se puede jugar con datos históricos solamente con el objetivo de levantar la vida del protagonista.

Es más, los partidos contra Argentina en las eliminatorias de México 70 son graficadas solamente con imágenes del partido histórico de La Bombonera y eso le quita puntos a la producción. En varios pasajes de la trama aparecen escenas de las eliminatorias al mundial del 70', el Cholo Camotillo, Gisela y hasta el presidente Velazco gobernando, dentro de una misma década, todo sin un sentido lógico. Basta con ir a cualquier libro o diario de la época y corroborar que muchos personajes, o no pertenecen a esa época o simplemente no están donde deberían estar.

Pero no todo son escenas negativas, el aporte de buenos actores le da cierto interés a la trama. Por ejemplo el ingreso del policía, amigo de Polo, el teniente Marco Gutiérrez, encarnado por Pietro Sibille en un rol distinto al que nos tenía acostumbrado, agrada y constituye un aporte efectivo hasta su logrado final. Igual podemos decir del ingreso de la pareja atípica compuesta por el comerciante de la sierra y la niña rubia de alta sociedad, encarnados por Emilia Drago y Gustavo Cerrón.

Ambos lucen frescos, espontáneos. Qué bien se ve a esa pareja, hasta se siente el sentimiento que tienen. Drago no tiene temor de besar a su pareja como algunas otras actrices nacionales e internacionales tienen o ponen reparos cuando el guión les impone besar apasionadamente a una pareja que no es precisamente un galán. Y eso engrandece la escena. Lástima que Efraín Aguilar desperdicia a esta pareja poco usual y solamente los coloca por unos pocos momentos en algo que hasta ahora muchos televidentes siguen pensando: ¿Por qué los colocó? Sin duda, ambos merecen una historia aparte porque a no dudar tendrían éxito.

Por lo demás, en toda la trama no hay concordancia de fechas en la historia del compositor. En los momentos políticos no hay una crítica ni aporte histórico que pueda graficar una construcción bien detallada dentro de la escena mostrada. Aguilar solo se limita a presentar los hechos como meros aportes a la historia. Hay cierto dolor y efectismo, pero sin la importancia que estos requieren. El colmo es que mencionan al APRA como parte de la culpa de los disturbios producidos en los años cuarenta y después los exculpa, en un sinsentido dentro del guión.

Dentro del grupo de actores, Paco Bazán comienza muy nervioso, pero logra apoderarse de la caracterización. Lamentablemente sucumbe en los últimos capítulos al intentar ser una persona de mayor edad. Incluso falta un mayor maquillaje en el rostro que ayude a la caracterización. Por su parte Alan Diez como Ferrando luce muy jocoso, pero nada más.

Finalmente los romances del compositor son mostrados sin un final que especifique la causa del rompimiento. Muchos terminan preguntándose: ¿Por qué se les iban las mujeres, sí según la miniserie, al compositor se le ve tan dócil y buen hombre?

Es ahí donde se llega a la conclusión que, a excepción del que corresponde a “Lina Panchano” y “Sully Dioses”, no hay una causa-efecto que posibilite el interés de la trama. Por otra parte, una lástima que la serie deje mal a la "Reina y Señora de la Canción Peruana". Incluso es discutible el que Polo haya tenido un romance con ella. No solamente Cecilia Bracamonte duda de esa posibilidad, sino también algunos periodistas de la época.

Está claro que la serie evita la polémica y el debate, para mayor gloria de la vida del protagonista central. Incluso en un diálogo entre Polo y Luisa, dentro de la serie, se comenta el delicado estado de salud de Lucha Reyes, pero a la vez, extrañados porque "el negro" no ayuda a la cantante. Finalmente ambos prefieren no meterse en ese tema. Sobran los comentarios.

Por otro lado, la inclusión del caso Banchero no va más allá, sino el mostrar el supuesto affaire del compositor con la secretaria, “Natalia Zegarra” implicada en el asesinato del empresario pesquero. Incluso aporta una nueva tesis al caso, pero sin la contundencia y algún aporte adicional que corrobore que supuestos nazis terminaron implicados en esta muerte. Sin contar, lo risible que resulta el que "Tatán termine asesinando a "Vilca".

El final sintetiza el sentido de la trama, una historia que enaltece al protagonista y evita la polémica y la discusión. Salvo la que tenga que ver con personajes ya fallecidos.

En suma, “Los amores de Polo” es una serie limitada que sería mejor producida para un telefilme o película de dos horas. Ya Efraín Aguilar ha anunciado que no producirá más series de este tipo. Se lo agradecemos porque este formato ya llegó a su techo.

Lejano parece la primera teleserie autobiográfica producida llamada "Dina, en busca de un sueño" (Frecuencia Latina-1997). Desde aquella fecha, hasta nuestros días, el formato se ha distorsionado y solo sirve para enaltecer a muchos, cuya vida dista de ser tan inmaculada como la pintan. A pesar de todas sus limitaciones, Michel Gómez es el único que se atrevió, para la época, a retratar a los famosos tal cual eran. Y es que, aunque con excesos, la biografía de Lucha Reyes (ATV-1994), fue la que mejor presentó una historia donde el personaje principal no tiene que ser una persona que derroche virtudes. Allí se retrató los aciertos y desaciertos de la protagonista y es que, en esta vida nada es lo que parece.

Por el bien de las producciones nacionales, esperamos que nuestros productores pongan fin a este tipo de formatos y se pongan a crear mejores propuestas.

(*) rmanrique@elinformanteperu.com
www.elinformanteperu.com

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Para nada agradable fue esa serie.
Anónimo ha dicho que…
lo unico bueno fue la revelacion de paco bazan ..demuestra el talento q tiene ademas del fsico q lo ayuda ....
Anónimo ha dicho que…
Buenos aportes de fechas y datos, pero la verdad tienes razón, estas series sirven para generar rating y para levantar al personaje que presentan.
rgmongrut ha dicho que…
El caso de Drago y Cedron, la pareja ínter racial, se basa en la canción "ay Raquel" del compositor, que en realidad es jocosa y comica. "... El ese instante tan emocionante siento las campanas del despertador (por eso pesadillas del protagonista), recién comprendo que todo es un sueño que siempre soy dueño de tu corazón". Sobre lo histórico, hubo investigación y nada superficial. Para diccionario autor de toma algunas licencias
Anónimo ha dicho que…
Superficial. Con actuaciones poco creíbles que sugieren un casting poco riguroso a improvisado. Excepto contadisimos casos de actores que se valen de su experiencia previa para poder sobrellevar pobrísimos guiones, para quienes estudiamos actuación profesional esté tipo de producciones no le hace bien a nuestro medio y hace creer que este es el nivel actoral promedio. Una producción para el olvido.

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