YO NO ME LLAMO NATACHA: FARSA DOMESTICA

Otro de los estrenos del verano fue "Yo no me llamo Natacha" que no pasó de ser una farsa domestica con mucho de frescura local, pero con escaso aporte narrativo.

Lima, 23 Abril 2011, (Por: Richard Manrique Torralva / El Informante Perú).- Dentro de las producciones nacionales presentadas durante el verano, la que más audiencia obtuvo fue "Yo no me llamo Natacha", una teleserie peruana emitida por América Televisión que resultó una farsa domestica con tintes de comicidad urbana y con una trama tan disparatada como efectiva. Fue creado como un intermedio entre la segunda y tercera temporada de la serie "Al fondo hay sitio".

LA HISTORIA


Natacha, llamada aquí como Natasha, (sumamente impostada Maricarmen Marín), es una entusiasta muchacha provinciana que llega a la ciudad para encontrar un trabajo como empleada doméstica en la casa de Pablo Raúl (Paul Martin) y Teresa Schulman, (Marisol Aguirre), una pareja de neuróticos esposos que afrontan una crisis económica. Ellos tienen un hijo Alonso Raúl, (Nicolás Galindo). Natasha será la encargada de crear una empresa de buffets para eventos especiales, que ayudara a esta familia a obtener nuevos ingresos. En medio de varios enredos y aventuras, junto a Mery, (Fiorella Díaz), Paquita, (Mayela Lloclla), Kerly, (Gabriela Alcántara) y su madre, (Haydée Cáceres), Natasha buscará encontrar el amor, aunque para esto tenga que pasar por encima de Violeta.


Natasha, vive en la casa de una familia de clase alta venida a menos: los Schulman Buenaventura. Su patrona es la estridente Teresa Schulman, más conocida como Techi. De alguna manera, Natasha, cree que su nombre la saló y la “condenó” a ser empleada del hogar. Vive leyendo libros de autoayuda, biografías de mujeres empresarias, reinas, presidentas y mujeres famosas y millonarias. Como en la “Natacha” original, llega de Arequipa cargando a su mascota, pero esta vez es un cuy a quién llama Terry, y viene dispuesta a triunfar en la capital. Decide montar un pequeño negocio de muffins y pastelería ya que sus patrones están en la bancarrota. Natasha, tiene la habilidad para preparar buenos postres y obliga a Techi a trabajar con ella. Natasha, toma el control de la casa. Es hija de Mamá Julita (la siempre eficiente Haydeé Cáceres) una mujer sensata y maternal que fue nana de Techi.


La trama empieza con Natasha enamorada de Alonso Raúl, sin embargo, este la rechaza al confesarle secretamente su homosexualidad. Alonso se verá en varios enredos cuando sus padres empiecen a notar cambios en él, por lo que usará a Natasha tanto para calmar a sus padres, como para celar a Marco, (como siempre eficiente, Óscar López Arias) quién siente una atracción por Natasha, quien despues de ser rechazada por Alonso Raúl, empieza a corresponder sus sentimientos hacia él. Marco usa a Violeta, (Pierina Carcelén), para celar a Natasha de la misma forma que esta lo hace con Alonso Raúl. El sueño de Alonso Raúl, es el de convertirse en un diseñador de modas. Mientras tanto, Natasha al ver la crisis económica de los Schulman crea e impulsa el Natasha Catering and Buffet, empresa manejada por ella y por Teresa Schulman.

FARSA DOMESTICA EFECTIVA


Yo no me llamo Natacha” es una farsa domestica sumamente efectiva, pero de ninguna manera podemos decir que se trata de un remake y nada que se le parezca, como se vendió publicitariamente y como algunos afirman alegremente. La historia es producida y dirigida por Michelle Alexander basada en una idea de Victor Falcón quién toma como base la clásica versión de Abel Santa Cruz titulada en nuestro país como "Natacha", la historia de amor entre el patrón que se enamora de su doméstica. Falcón voltea la historia y la convierte en una comedia cómica con mucho de sabor local.


Esta Natacha es netamente capitalina, muy vivaz, romántica y atolondrada. Por algo su nombre es simplemente Natasha con “S” que derrocha ese apego por el modernismo fashion y la extravagancia extranjera. Su "Niño Raúl" no es tal, sino que es un gay reprimido, sumamente afligido por un amor masculino que tuvo que dejar en el extranjero y con una clara fobia por las mujeres. Michelle Alexander presentó esta sátira doméstica con mucho de los lineamientos ya presentados en "Al fondo hay sitio", por algo, la exitosa serie le dejó la posta a la serie de Alexander, que tenía que seguir esos planteamientos que tanto éxito le depara a la emisora de Montero Rosas.

La serie tiene su lado melodramático pero con poca consistencia y es que la historia de Mery, la mejor amiga de Natasha, a la que todas las puertas se le cierran porque nadie quiere que lleve a su pequeño hijo Hernán a trabajar con ella, tiene poco aporte a la trama.


En todo caso, lo mejor de “Yo no me llamo Natacha” está en la propuesta de mostrar algo distinto dándole un sentido de humor fresco exaltando el emprendimiento de los de abajo. Lo malo es que sus historias paralelas no están a la altura del tema central. Si la serie tuvo aceptación es porque el público muestra apego por nuestra cultura localista, ya plasmada por “Al fondo hay sitio" y sus otras hermanas gemelas, además de contar con el apoyo del canal líder. Lo cierto es que nuestro pueblo desea reírse un poco, no importa si esta Natasha imposte una barbaridad, muchas veces, resultando insoportable y hasta los malos de las trama linden con la estupidez por lo idiotizante que resultan sus maldades, todo ello queda de lado cuando por lo menos hay algo novedoso en sus diálogos como el momento en que nuestro Raulito le dice a Natasha: “te juro que te voy a respetar”, a lo que esta replica, malhumorada, “¿por qué, ah?”.

(*) rmanrique@elinformanteperu.com
www.elinformanteperu.com

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No vale la pena esta serie. sumamente estupida e idiota. Encima van a realizar una secuela. Ay Dios mio, por qué al pueblo le gustan tonterias. Pues así como votaton por Ollanta y por Keiko, así gustan de tonterias que francamente embrutecen nuestra autoestima..
Anónimo ha dicho que…
Lo importante es que se debería discutir qué efecto causa en las mayorías esta serie que es un tremendo adefesio. O las encuestas están amañadas o nosotros somo ciegos que no vemos nada bueno a esta mentada Natasha que como dice impostaba y era más fingida que cualquier actriz que recién empieza.
Raúl ha dicho que…
Ya no vale la pena seguir hablando de la señora Alexander. ella subsiste porque hay un público que la sigue. Qué le vamos hacer. ahora amenazan con una segunda parte. Que viva, el cable.

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