LA TEMPESTAD: EFECTIVIDAD QUE OCULTÓ DEFICIENCIAS
Lima, 22 Febrero 2014, (Por: Richard Manrique Torralva / El Informante Perú).- Poco que ver, durante estos días, en nuestra tele plagada de realitys. Para colmo, Televisa nos ofrece, a través del cable, producciones poco interesantes y eso contribuye a que el panorama no tenga nada de especial, salvo "Avenida Brasil" que es lo mejor, en estos momentos, en nuestra televisión.
Pues bien, hace unos meses culminó La Tempestad, una telenovela mexicana producida por Salvador Mejía para Televisa que es la adaptación de la telenovela colombiana La Tormenta producida por Caracol y Telemundo, original de Humberto "Kiko" Olivieri, protagonizada por Natalia Streignard y Christian Meier.
Curiosamente, esta semana culmina esta producción en el cable y ello nos da la posibilidad de repasar esta producción, muy distante, a su gran original producida por Telemundo.
La versión mexicana es una versión libre de Liliana Abud y adaptación de Ricardo Fiallega. Está protagonizada por William Levy y Ximena Navarrete (en su debut en las telenovelas), con las participaciones antagónicas de César Évora, Iván Sánchez y Laura Carmine. Cuenta además con la reaparición de Daniela Romo y con las actuaciones estelares de Roberto Blandón, Lucero Lander, Nora Salinas y la reaparición de Fernando Larrañaga.
LA HISTORIA
Marina Reverte (Ximena Navarrete) trabaja como gerente en un hotel, del cual es despedida cuando denuncia al importante empresario Ernesto Contreras (Manuel Ojeda), por intento de abuso sexual a una empleada. Él jura vengarse de ella.
Por si no bastara, Marina recibe la dolorosa noticia de que su madre, Beatriz Reverte (María Sorté), tiene una enfermedad que pone en riesgo su salud y que la obliga a guardar constante reposo; e incluso a cambiar de residencia por recomendación médica.
Es así que, Mercedes Artigas (Daniela Romo), una elegante y misteriosa mujer, le ofrece a Marina el manejo económico y financiero de la empresa Neptuno, oportunidad que acepta ahora que no tiene trabajo y que su madre requiere de vivir en un lugar tranquilo. Es así como Marina llega al pueblo de Nuestra Señora del Mar.
Mercedes, en realidad es la madre biológica de Marina. En su juventud quedó embarazada y se vio a merced de Ernesto Contreras, quien le arrebató a su otra hija gemela, Magdalena (Ximena Navarrete). Mercedes forjó una fortuna, con la que también adquirió el respeto de quienes la rodean y el poder necesario para enfrentarse a sus enemigos. Mercedes ha dedicado su vida a recuperar a sus hijas, para esto, ha tenido que involucrarse con gente del bajo mundo de la trata de blancas, convirtiéndose en "La reina de la noche", cuya personalidad le ha permitido salvar a muchas jovencitas víctimas.
Paralelamente, en el pueblo de Nuestra Señora del Mar, Damián Fabré, un joven apuesto, quien es capitán y propietario de un barco pesquero llamado "La Tempestad"; trabaja surtiendo mercancía para una fábrica de conservas marinas, llamada Neptuno.
Cuando Marina y el capitán Fabré se conocen, entre ellos se desata una tempestad de pasiones, que encuentra enemigos, entre ellos a Hernán Saldaña Artigas, (muy bien Iván Sánchez), quien será la piedra en el zapato dentro de esta historia de amor.
Hernán trabaja con una mafia que se dedica al secuestro y tráfico de personas, especialmente mujeres a las que destina a la prostitución. El alcalde del pueblo, Fulgencio (César Évora), es su aliado. Marina ignora que Hernán está detrás de los ataques a la fábrica, lo que ocasiona pérdidas considerables, por lo que Marina y Damián tratarán de averiguar quién está detrás de todo esto y quienes ponen en peligro su gran amor.
GUIÓN QUE CRECE POR LO EFECTIVO DE SU TRAMA
Sin duda, mala suerte tiene Kiko Olivieri cuando sus guiones son adaptados en México. El inicio de La Tempestad contrasta con el brillante inicio de su par original producido por Telemundo.
Recordemos que en La Tormenta, María Teresa (Natalia Streignard) es una mujer acostumbrada a vivir en la ciudad, pero ella tiene que mudarse a vivir a 'La Tormenta', propiedad de su familia, para tratar de salvar a su familia de la ruina financiera. Es allí donde se desatan pugnas, envidias y romances brillantemente retratados que permiten la curiosidad del televidente ávido por conocer cómo se desarrollará la trama que, nos ofrece, más sorpresas durante el correr de los capítulos. En cambio, en su par mexicana, el cambio es radical. La historia gira en torno a Marina Reverte quien ignora su misterioso origen y el verdadero motivo que la lleva a trasladarse al pueblo de Nuestra Señora del Mar donde conoce el amor y hasta sabe que tiene una hermana gemela.
Como se observa el peso de la historia cae en la protagonista femenina a quien le queda grande el papel por ser su debut en este tipo de producciones. Para colmo el ingreso de una hermana gemela deja traslucir las debilidades histriónicas de esta joven que no transmite dolor, alegría ni mucho menos amor en muchas escenas.
No dudamos que Ximena Navarrete pueda desarrollar una buena carrera en la actuación. Al igual que en su tiempo sucumbieron en su debut, África Zavala y hasta la misma Alejandra Barros, hoy muy buenas actrices. Lamentablemente el ingreso de Ximena como protagonista no fue la deseada.
Incluso, el problema se ahonda cuando ingresa William Levi, con un léxico cubano y una dicción poco fluida, que termina atosigando al televidente que percibe fácilmente que esa pareja protagoniza una falsa historia de amor.
A ello contribuye que desde el inicio de la trama, la escritora, Liliana Abud, opta por el amor empalagoso, el sufrimiento extremo y la tragedia cruda. Lamentablemente, el hecho de colocar una madre sufrida a quien le arrebataron a una de sus hija junto a unos tratantes de blancas con escasas escenas poco bien logradas, hace que la historia resulta monótona, insulsa y hasta poco creíble. En parte, a que estamos ante una trama tantas veces contada, pero sin el realismo y la fuerza interpretativa con que enganchar a más de uno.
Por si fuera poco, César Évora no luce bien como villano. Tiene el mismo perfil de otras caracterizaciones suyas en telenovelas de este tipo por lo que la trama comienza su desgaste.
El problema con estos villanos es que carecen de una mejor dirección además la historia adolece de una mayor dosis de crudeza en muchas de sus escenas debido al tema que tratan, (prostitución de jovencitas), por lo que todo luce impostado. Para colmo, Abud le deja todo el peso inicial de la historia a Ximena Navarrete que termina sucumbiendo como actriz. Por eso, al momento de juntarse con Levi, la unión de la pareja carece de ese derroche de amor que debe existir dentro de este tipo de historias.
Qué distinto se ve en la versión original donde la acción y la agilidad en su narrativa nunca decaen. Todas las escenas rurales lucen reales, atractivas y hasta interesan. Aquí nada de ello se percibe. No existen personajes como "Isabella Montilla", una "Bernarda Ayala" o un "Jesús niño", personajes queridos y bien delineados dentro de la versión original que aquí desaparecen. Lamentablemente Abud desperdicia varios capítulos para contarnos una historia tan conocida y mal interpretada que contribuye a que el interés de la mayoría de televidentes disminuya.
Por ello tras 30 capítulos poco interesantes, Salvador Mejía ordena "modificar" la historia y se inyecta ese efectivismo puro que termina salvando el libreto.
Dentro del grupo de actores, es importante destacar a Iván Sánchez y su buena actuación quien, muchas veces, salva la escena con su personalidad y estilo propio al actuar, donde el amor percibido como demasiado impostado levanta cuanto aparece el tercero en discordia (Sánchez) muy bien compenetrado en su rol.
William Levy interpreta en 'La Tempestad' al capitán Fabré, como un rudo marino cuya rubia melena está sometida constantemente a las inclemencias de la meteorología y a los fuertes vientos, lo malo es que el actor aparece desganado y no es el Levi de "Sortilegio" ni mucho menos el de "Cuidado con el ángel". Además ¿Era necesario aparecer a un marinero con una abundante melena? En Televisa vuelven a copiar el mismo look que tuvo antes Eduardo Yáñez y Eduardo Palomo en las distintas versiones que tuvo "Corazón Salvaje"
Eso sí, en México saben cómo cambiar las cosas y eso se percibe aquí con la espectacularidad en algunas escenas de balas y tiroteos y la efectividad de momentos trágicos como la sentencia al capitán Fabré o la sensualidad plasmada en la escena de amor, en la ducha, entre Laura Carmine y Manuel Ojeda; que contribuye a que la historia comience a gustar y lo que antes aburrió termina agrando a un grueso de público.
Claro, nada cambia las malas actuaciones de muchos dentro del elenco, la nula expresión romántica de sus protagonistas y el poco desarrollo de una trama mal enfocada y poco trabajada.
Con todo “La Tempestad” terminó agradando lo que, de ninguna manera, quiere decir que el producto sea eficiente. Todo lo contrario.
(*) rmanrique@elinformanteperu.com
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