¡QUÉ BONITO AMOR!: HISTORIA MEXICANA SIN RESPETO A SU PROPIA TRADICIÓN
Lima, 29 Junio 2013 (Por: Richard Manrique Torralva / El Informante Perú).- Culminó en Perú, ¡Qué Bonito Amor!, (aún la puedes ver un par de meses más a través del cable), que finalmente resultó una irregular versión del tremendo clásico colombiano "La hija del mariachi", que cautivó a medio mundo por su original trama con un romance que traspasaba la pantalla llena de canciones memorables que emocionaban hasta al menos romántico. Lástima que en esta trama nada de eso percibimos.
La historia mexicana, dista mucho de la versión original de Mónica Agudelo. Aquí se narra la vida de Santos Martínez de la Garza (Jorge Salinas), un despreocupado millonario, dueño de una distribuidora de autos. Santos es engañado por sus socios más cercanos, entre ellos, Bruno (Sergio Mayer), su amigo y novio de su hermana, Wendy (Susana Diazáyas). Por lo que Santos se ve en la necesidad de huir de Los Ángeles hacia la Ciudad de México en calidad de fugitivo, al ser acusado de fraude y lavado de dinero. Esta situación lo obliga a adquirir una nueva personalidad, la de un Mariachi llamado Jorge Alfredo Vargas.
Allí conoce a María Mendoza (Danna García), muchacha humilde de barrio, que vive con su madre viuda, Amalia (Angélica María), y sus dos hermanas menores: Paloma (Renata Notni), que está por cumplir 15 años, e Isabel (Karyme Hernández) de 8 años. María ha tenido que trabajar desde que su padre, Pedro, murió y así sacar adelante a su familia; ya que Amalia sufre una enfermedad degenerativa, por lo que ella es el único sostén de su familia.
Santos y María se conocen en el bar "Ay Jalisco, no te rajes", donde María trabaja como cantante de rancheras. Es en el bar donde por primera vez ambos conocen el amor.
Y es también en el "Ay Jalisco, no te rajes", que está a cargo de Don Concho (Salvador Pineda) y su esposa Lourdes (Lina Santos), donde Santos vivirá parte de su insegura vida al lado de los inseparables amigos de María; quienes forman el grupo de mariachis del bar: El Coloso (Pablo Montero), El mil amores (Arturo Peniche, como siempre, en buena labor), El Soñador (Mariano Palacios), Susanito (Miguel Ángel Biagio), El Barítono (Rafael Negrete) y El Aventurero (Latin Lover).
Santos tendrá como rivales a Rubén del Olmo (reapareciendo en la televisión mexicana, Marcelo Buquet), empresario poderoso y embustero, casado pero obsesionado por el amor de María; y a El Coloso, eterno enamorado de María, que siempre le dará la pelea, hasta que esa rivalidad los convierta en grandes amigos.
María, por su parte, lidiará con los embustes y artimañas de Elvira (Malillany Marín), la hija de Don Concho, quien, por capricho y al precio que sea, no descansará hasta seducir a Santos.
HISTORIA LEJOS DEL ORIGINAL
Cuándo uno observaba los últimos capítulos de "La hija del mariachi", ya se podía imaginar que pronto habría un remake mexicano y desde ya sentía curiosidad por saber que harían los mexicanos en una trama que exploraba sus propias raíces. Aquello que por años han gustado a nuestros abuelos, padres y ahora jóvenes. Es que la versión colombiana mostró con inteligencia ese gusto por la música mexicana narrado con inteligencia, sentimiento y pasión por mostrar algo que pocas veces se vio dentro del mundo de las telenovelas.
Y no me vengan a decir que lo antiguo luce desfasado, que ese tipo de música ya no se escucha ni demás falacias que jamás se cumplieron cuando se tiene un producto presentado con calidad. Lo mismo le pasó a Luis Miguel en la década de los 90´s cuando resucitó al bolero interpretando aquellas canciones de siempre que terminaron gustando a los jóvenes de esa generación. Lo mismo puede decirse cuando nos llegó de Colombia esta historia de Mónica Agudelo donde el amor de Emiliano Sánchez Gallardo y Rosario Guerrero sirve de pretexto para que a través de diálogos, escenas y sobretodo canciones, uno vuelva a sentir que el amor que uno siente por su amada se refuerza con aquellas inmortales letras interpretadas, en su época, por Jorge Negrete, Pedro Infante, Miguel Aceves Mejia, entre otros grandes.
Lamentablemente México destruyó sus propias raíces y nos presentó una historia traída de los cabellos con un grupo de primeros actores que nada podían hacer cuando tienen en frente un guión tan desastroso y de escaso nivel narrativo. Todo detallado en forma tan desordenada por querer dar protagonismo a algunos personajes interpretados por actores de trayectoria pero en cuya historia original su participación era mínima porque lo que la autora deseaba resaltar era la vida de aquel mariachi mexicano que fugaba de su país por un delito que no cometió encontrando no solo el amor sino su verdadera vocación. El ser cantante de rancheras en aquel memorable bar llamado Garibaldi.
En cambio en su par azteca nos encontramos nuevamente con lo que ya vimos en producciones como "Triunfo del amor" y "Fuego en la sangre", ambas producidas por el mismo productor de esta historia, Salvador Mejia, una telenovela llena de clichés, acción sin sentido y exageradamente empalagosa, quizás para esconder aquellas falencias que quedaban al descubierto conforme transcurrían los capítulos. Un efectivismo al máximo y un maquillado romance que era más que notorio debido a la pésima producción y al irregular libreto que distaba en mucho a lo que uno hubiera pensado que los mexicanos mostrarían, sobretodo si tenían entre sus manos un guión rico en matices, lleno de intriga y un romance efectivo entre canciones inmortales narrado con inteligencia y sin ningún tipo de exageraciones.
Queda claro que la adaptación de Ricardo Fiallega está basada en aquellas "normas" realizada por algunos productores mexicanos cuando saben que no pueden repetir la historia, tal cual, porque toda América ya la vio e incluso también sus propios paisanos lo vieron a través del cable y no tienen mejor "idea" que voltear la trama pero apostando por un amor "al máximo", un dramatismo exagerado y una acción aparatosa, tal cual, hemos visto en tantas producciones realizadas en los últimos años por Mejía y su grupo.
HISTORIA PARA EL OLVIDO
En el primer capítulo de esta historia, uno ya percibe lo que verá en los siguientes. Observamos una espectacular escena (el accidente de Santos) que se ensombrece al ver como fácilmente llega a México. Uno puede pasar por alto esta parte. Total las historias rosas son así. Lamentablemente el encuentro de Santos y María (otra vez el dichoso nombrecito colocado para aparentar una aureola religiosa que no tiene nada que ver en la trama), dista mucho de ser un encuentro casual y a partir de ahí todo es predecible, más a media novela donde la historia se aparta de su narrativa original. Es así que María con el transcurrir de los capítulos deja de lado el traje de mariachi para ser participe de una "guerra de buenos contra malos" sin sentido lógico y encima poco aprovechado.
El drama, la desventura y la tragedia son los mensajes que da el productor a su historia y con el que seguramente gana adeptos pero aleja a los que esperábamos una mejor propuesta a una memorable historia como esta. Aquí se deja de lado la historia del padre de la protagonista y su amor por aquellas canciones de siempre, la historia de cada uno de los mariachi amigos del protagonista (salvo el de Susanito que tuvo interés pero que fue dejado de lado porque seguramente pensaron que podría ensombrecer a los protagonistas) y lo peor de todo es que nunca se escucha una canción inmortal que nos "ponga la piel de gallina" como en su par original, salvo oír cantar una y otra vez a don Vicente Fernández, el tema principal de la historia que en lugar de ser el soporte ideal para la escena romántica termina convertido en un estribillo soso y cansado. Más parece una propaganda para el nuevo CD de Fernández que será un ídolo en México pero a nivel internacional no está a la altura de aquellos grandes de siempre que México y el mundo inmortalizó. En el Perú solamente se le recuerda por la clásica canción "Volver, Volver, Volver" que tampoco se escucha en esta telenovela, más sí en la versión colombiana.
Efectivamente, "la música inmortal" está ausente de la trama y desde ya el desgano es mayor porque los que siguieron la historia original, con satisfacción, no solamente fue por observar una pareja creíble sino porque el interés aumentaba al escuchar aquellas rancheras memorables que estaban presentes, no solamente en versión completa sino en cada dialogo y en cada escena reforzando el romance plasmado en pantalla y escondiendo algunos pocos acertados momentos que tenia la historia de amor entre Emiliano Sánchez Gallardo y Rosario Guerrero (los protagonistas originales).
Aquí solo en los primeros 40 capítulos podemos percibir algo de la trama original, pero después ya Mejía da paso al cliché adornado dentro de una historia llena de incongruencias. El libretista aumenta más sinsabores y sufrimientos a la protagonista colocándole una madre enferma y dos hermanas contando con una actriz como Angélica María con mayor protagonismo que la de su par colombiana. A ella se le endilga una enfermedad muy cuestionada y un romance a la adolescente hermana de María que nunca despega. Para colmo la niña menor resulta ser huérfana y abandonada por sus progenitores con lo que el melodrama comienza a surtir efecto.
PROTAGONISTAS DERROCHANDO UN FALSO AMOR
A estas alturas ya vemos a una Maria y un Santos lanzándose miradas embobadas que finalmente no resulta creíble por la falta de química entre ambos. Y es que tanto Danna García como Jorge Salinas distan mucho de ser los protagonistas ideales para esta historia.
Este redactor nunca ha considerado a Salinas como un galán con talento, pero no deja de reconocer lo bien que se veía en "La que no podía amar", (Televisa, 2011). Sin embargo aquí con ese rostro desencajado y lo malhumorado que luce al actuar, echan a perder esa imagen que un actor debe tener sobretodo cuando está fuera de una ciudad que no conoce, prófugo y sin nadie conocido a su alrededor. Los problemas por los que pasa y su aparatoso accidente de avión no son acertados porque el actor no está bien dirigido y hasta le cuesta expresar los sentimientos a través de la pantalla. Además, ni por asomo, tiene siquiera "una miradita" para su musa ideal. Sin ir muy lejos, noten lo bien que se le ve a Eduardo Yánez en "Amores verdaderos" (telenovela que comentaremos en breves días y que llega a su final en Lima) y lo aceptable que luce como pareja de Erika Buenfil, a pesar que a ella se le ve más madura que a él. Pero a pesar de todo ambos lucen perfectos porque seguramente tienen un buen director a su lado; además que saben ocultar esa inexpresividad ante la cámara, algo que Salinas no lo hace.
La verdad no entendemos por qué Salinas es el galán indiscutible en cuanta producción mexicana se realice. Lo vemos con agrado a través del cable en la reposición de la telenovela “Tres mujeres” y no lo hace mal. Pero la verdad aquí el papel nunca debió haber sido para él. Ni siquiera en “Fuego en la sangre” debió figurar. Parece que en Televisa hay más de un criterio para escoger a los protagonistas donde el productor no solamente es el que da la última palabra.
Por su parte Danna García tiene una interpretación que deja mucho que desear, fingida por momentos y no sabe como expresar ese sufrimiento por aquel amor verdadero. La verdad que esta pareja luce tan irreal que uno fácilmente lo puede notar en más de una toma.
Salinas debe seguir los pasos de Arturo Peniche que ya interpreta un papel más adulto y no desentona a pesar que su personaje de "Mil amores" resulta no del todo aceptable porque luce con muchos kilos demás y eso perjudica su interpretación. No obstante, su doble interpretación como padre del "Mil Amores" lo interpreta de manera eficiente aunque este personaje no tenga razón de ser dentro de la trama y solamente llegue uno a la conclusión de que está incluido porque un actor con la trayectoria de Peniche debe tener más parlamento.
Otro punto en contra resulta la actuación de Pablo Montero como El Coloso. El ver actuar al actor en este papel no impide que extrañemos a Gregorio Pernía, quien interpretó con eficiencia al personaje original. Montero luce sobreactuado y su papel no tiene el peso que debería tener como rival de Salinas. Le falta ese sarcasmo, esa pedantería y esos celos violentos que expresaba Pernía en la versión original. Para colmo, le dan un mayor protagonismo al otro rival de Salinas interpretado por Mauricio Bouquet que finalmente termina desplazando al Coloso que pasa sin pena ni gloria. Claro está, el personaje de Montero también tiene su lado dramático porque al libretista se le ocurre aparecer a la madre de su único hijo, una victima de cáncer con lo que el melodrama aumenta a su máxima expresión. Uno recuerda con agrado que en la versión colombiana El Coloso le canta a su hijo la canción “Mi viejo”, himno inmortal de Piero, que a pesar de no ser ranchera enterneció a más de uno. No obstante aquí nada de eso se observa.
Para colmo el productor le permite a Montero interpretar temas de su propia autoría con lo que la trama se aleja más y más de lo que uno esperaba porque Montero será un buen cantante, pero parece que el guionista y su grupo de libretistas, o no entendieron la historia o le impusieron cambiarla y darle más melodrama al romance. Me inclino por esto último.
Finalmente no hay una historia interesante que seguir en lo referente a los mariachis. Todos pasan casi desapercibidos, salvo la que corresponde a Susanito y su amor hacia una prostituta que comenzó a interesar pero fue poco a poco dejado de lado porque Televisa cuenta con un buen grupo de actores con trayectoria al que tienen que darle mayor protagonismo. De esta manera fuimos testigos en los últimos capítulos de un juicio aburridón y fuera de todo contexto.
A estas alturas la pregunta que nos hacemos es ¿Dónde quedó ese gusto por las tradiciones mexicanas que plasmó con maestría Mónica Agudelo en su versión original? Resulta imperdonable que los mexicanos no hayan podido contar su propia historia de una manera mejor. Las canciones de Pedro Infante, Jorge Negrete, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Javier Solís, fueron vilmente dejadas de lado para escuchar solamente una y otra vez a don Vicente Fernández interpretar su ¡Qué Bonito Amor!, una buena interpretación pero tantas veces escuchado terminan resultando insoportable.
En suma en Televisa compran historias de éxito, pero como el cable y el internet son sus peores enemigos, porque ya todos sabemos de que se trata lo que están copiando, encargan a sus productores esa fórmula que nunca tiene pierde. Por eso Mejia nos brindó ese amor empalagoso, ese melodrama insufrible y ese final feliz. Algo que por los números mostrados gustan a las mayorías. En México terminó un día domingo con un aparente cierre triunfal y en Perú los números fueron aceptables,
A pesar de todo nunca vimos una historia tan digerible y poco resaltante. Un casting mal planteado, unas escenas risibles y poco coherentes unido a una pareja intentando convencernos que se aman.
A estas alturas Salvador Mejia debe darse cuenta que muchos televidentes de todo el mundo deseamos ver aquel realizador de grandes éxitos como "Esmeralda", "Abrázame muy fuerte" y la "Usurpadora" y no este productor usando la vieja fórmula de siempre que es ese estilo fácil de crear historias echando a perder guiones inmortales que encandilaron a miles en el mundo entero. Ojalá alguna vez tengan en cuenta que sintonía no es sinónimo de calidad.
(*) rmanrique@elinformanteperu.com
Comentarios
Cuando vas a hacer el análisis de Porque el amor manda?
saluda. alicia.sabanes@gmail.com
Comparto lo que dice este escritor y algunos usuarios en que el personaje quizas no era para el, y debio interpretarlo un cantante de profesión y haber puesto a otra protagonista cercana a su edad o viceversa, pero eso es algo relativo porque en LQNPA Salinas y Ana Brenda (actriz joven) tuvieron mucha quimica juntos.
Decirle a alguien que dijo que en Peru hizo solo 10 puntos, eso no es cierto, en peru llegó a tener 20 puntos asi que no inventen. Y en Mexico quizas no haya sido un exito rotundo pero cumplió. besos
Bruno- ¡estas viendo muchas telenovelas!
Santos- Ves algún televisor aqui?
no siquiera tengo baño...
jaja que tipo de guión es este?? y de romantico lo unico que dice es mi bonita mi bonita y que bonito amor como si tubvieramos dudas del titulo de la novela...
Igual ultimamente las remake son malisimas..los actores que elijen son malos..mas alla de la trama no son creibles y las parejas no transmiten nada!!!
Aca estan dando en Argentina "Café con aroma de mujer" y es una telenovela muy buena en donde las escenas no solo principales sino de los demas llegan no son forzadas...en cambio recuerdo destilando amor y a Yañez exagerandoo con alaridos "ay Gaviotaaa mi gaviota mi gaviota!!!!" jaja un horror!!!
Y ni hablar de la remake de corazon salvaje..en donde estaba Araceli Arambula..y Yañez...malisimaaa pesimmaaa yañez no daba para el inolvidable papel que protagonizo Eduardo Palomo...
Y Araceli...una muy exagerada y prostibularia Aime... digamos Ana Colchero tenia picardia..tenia inteligencia este era un zorra que exageraba su sensualidad... jaja malisima tirando a pesima...Araceli Arambula es muy linda pero no daba para hacer los dos personajes....
Pff y volviendo a Que Bonito Amor...la pareja no pega y de ahi en adelante la historia no convence...