El último bastión: el reencuentro con las producciones históricas

Culminó 'El último bastión', una serie histórica que narró los avatares previos a la independencia del Perú. Pese a todo fue un gran trabajo digno de resaltar. 

Lima, 09 Junio 2019, (El Informante Perú).- Culminó 'El último bastión', un acierto del canal estatal transmitir la historia desde sus inicios (unir la primera y segunda temporada). Las pugnas y conflictos tuvieron un mejor sentido narrativo y, con en ello, el interés fue en aumento.

'El Último Bastión' es una serie histórica peruana que nos muestra a los personajes que viven en el pueblo de La Magdalena durante los años previos al arribo de José de San Martín a las costas del Perú y cómo afrontan los cambios que surgirán con su llegada hasta alcanzar la independencia.

El título que da origen a la trama detalla lo que representaba el Perú, en esa época, era considerado el último bastión del poder español, por eso la libertad e independencia del Perú era importante para todo Libertador, de esa manera se rompía todo vínculo conquistador con el yugo español.

La historia


Luego del arribo de José de San Martín (Omar García Serra) a las costas del Perú, el pueblo de La Magdalena se encuentra cada vez más convulsionado, la pequeña gaceta que imprime Antonia (muy bien Mayra Nájar) junto a Paco Robles (muy bien Giovanni Arce) sirve de mucho a los pobladores para estar enterados de los últimos acontecimientos políticos que van sucediendo. El rebelde abogado y la impetuosa mulata asumen un rol más activo conspirando a favor de la independencia, sin saber que ambos son hermanos por parte de padre.

Los cambios tampoco son ajenos en casa de la familia Robles. Luego de ser tratado como un vil esclavo, Blas (imponente actuación de Haysen Percovich), aparece en la casa de sus antiguos patrones convertido en un soldado patriota y obliga a los integrantes de la familia a convivir con su ejército. Pese a tratarse de una venganza personal para humillar a su arrogante amo Francisco Robles (Sergio Galliani); el mulato no oculta su debilidad y sentimiento hacia la sirvienta Tadea (Anaí Padilla) a quién, sin éxito, intenta inculcarle esos aires libertarios que ya se vive en toda la región.

Por otro lado, Rosa María (muy bien Priscila Espinoza) vive cada vez más atormentada por su ambicioso esposo Adolfo Soto (Diego Lombardi) quien gracias a sus acomodos políticos vive siempre en opulencia, además de estar obsesionado con la llegada de un posible heredero que, hasta el momento, le es esquivo.

Finalmente la pareja conformada por Paco Robles y la titiritera Catalina (muy bien Mayella Lloclla) van consolidado su romance, pero un grave acontecimiento los marcara. Pese a todo, Paco convive entre la política y el amor, aunque los tiempos no sean, de los mejores.

Previo a la independencia

'El Último Bastión' es una producción que cuenta los momentos previos a la independencia del Perú y muestra la visión de la sociedad peruana entre los años 1817 y 1821, terminando con la Batalla de Ayacucho (1824) en dónde los españoles son derrotados, dejan el Perú y se consolida la verdadera independencia de nuestro país.

La historia cuenta con un guion de Eduardo y María Luisa Adrianzén, está dirigida por Marco Moscoso y producida por Hugo Coya, se divide en 35 episodios y dos temporadas. Esta serie llegó, el pasado 15 de diciembre, al final de su primera temporada –de seis episodios.

Es una historia coral, compuesto por muchos personajes. La familia Robles con sus esclavos y capataces; los titiriteros cuyas historias y consignas políticas alientan al patriotismo y la independencia; los prósperos comerciantes con intereses personales propios y los llamados 'libertadores' ávidos de triunfos, glorias y beneficios políticos.

En toda la trama observamos la pugna política por el poder, la primera elección democrática donde a los analfabetos se les permite votar, los primeros diálogos y consignas políticas, los primeros billetes y su pretendida falsificación, la situación de los españoles radicados en el Perú, las primeras conversaciones intelectuales de los llamados ‘criollos’, entre otros temas.

'El último bastión' es la primera serie peruana de corte histórico grabado en 4 K, un estándar internacional que utilizan las series de Netflix o HBO. La serie es filmada bajo paisajes que reflejen aquella naturaleza de época. Un acierto tomar siempre a la Quinta Heeren, lugar donde se rodó y recreó la mayoría de las escenas.

Estamos ante un primer acercamiento a nuestra independencia. Por supuesto, en esta segunda temporada los conflictos aumentan y finalmente se observa los pasajes más importantes de nuestra historia. La independencia del Perú gracias a don José de San Martín, los conflictos políticos que se tejen alrededor de ello (las pugnas y ambiciones de Bernardo Monteagudo y la contraposición que se desarrolla entre los llamados patriotas liderados por José de la Riva Agüero o José Faustino Sánchez Carrión). Aparte de ello, vemos momentos importantes como la entonación de nuestro Himno Nacionales (Trilce Merino interpretó a Rosa Merino), la entrevista entre San Martín y Bolívar (no tan bien logrado), las mujeres detrás del poder como Rosa Campusano (bien interpretado por Connie Chaparro) y Manuelita Seanz (Cindy Díaz) además de la llegada de Simón Bolívar al Perú.

Interés histórico


Los hermanos Adrianzén construyen un guión que merecía, en lugar de dos temporadas, presentarlo en forma completa como finalmente se difundió este año. De esta manera la concepción narrativa sería mejor entendida y terminaría causando un mayor interés en ese televidente que finalmente terminó atrapado (en parte a la transmisión completa de todos los capítulos que realizó el canal este año).

Está claro que la pareja protagónica es la conformada por Paco Robles y Catalina, pero quien se apodera de la trama es la pareja correspondiente a Rosa María y Miguel. Adrianzén toma como base una página histórica del Perú y nos presenta personajes ficticios, pero trascendentes dentro de la trama. Uno más que otro, ambos relatos terminaron interesando.

Vayamos por partes, Sin duda Paco y Catalina, son los personajes protagónicos. El abogado con ideas revolucionarias que ama la libertad y añora la igualdad; se enamora de una titiritera, amante del arte (cuestionado en aquella época) y con las mismas convicciones que las de él. La pareja viene de menos a más. El desarrollo evolutivo de la trama (a partir del conflicto que se suscita por la tragedia que los envuelve a ambos tras el asalto y la violación de ella), permite un mejor desarrollo de los personajes. Ya no los unen sus ideas, ahora es el amor que prevalece por encima de todo.

Por otro lado, Rosa María termina comprendiendo que fue entregada a un hombre que no la merecía y su fatalidad la va uniendo al joven campesino Miguel, (Daniel Cano), quién siempre la amó en silencio. Si la historia atrapó, en su primera temporada, se debió a las vicisitudes y maltratos por las que pasa Rosa María (la violenta posesión carnal de la que es objeto en su noche de bodas) por parte de su esposo, Adolfo Soto (Diego Lombardi). En esta segunda temporada, las intrigas de la ama de llaves, doña Constanza (muy bien María del Carmen Sirvas), son mayores y terminan causando una mayor intriga a la serie.

Esta temporada nos devuelve a la pareja protagónica, envuelta en una tragedia (Catalina es violada durante un asalto). Con ello las historias se equiparan para, posteriormente, centrarnos en las intrigas que envuelve a Rosa María y la disyuntiva por saber de quién es el hijo que ella lleva en sus entrañas ¿de Miguel o de Adolfo? Esto, unido, a las perversas confabulaciones de doña Constanza, una resentida mujer, ávida de deseo carnal, quien opta por flagelarse para evitar aquellos pensamientos 'impuros'.

Por otro lado, la imprenta es un elemento significativo dentro de la trama porque alrededor de ella girarán las historias de personajes importantes como el rebelde Paco Robles y la mulata Antonia Mazombé. La unión de estos dos hermanos, por parte del padre, es vital para unir estos dos momentos narrativos dentro del guión. El lado romántico con el momento político. El hijo de una familia de hacendados criollos que, contrario a lo que piensan los suyos, anhela la emancipación de la patria, mientras su hermana, una mujer con aires de superación, aprende a leer y escribir teniendo claro sus deseos por ser libre e independiente. Ambos se convertirán en los creadores de “El Ciudadano”, un periódico en el que escriben artículos incendiarios que denuncian los abusos del virreinato.

Elizabeth Bernal está a cargo del vestuario. Un estilo, propio de la época que les da sobriedad y garbo a cada una de las escenas. La característica principal eran las famosas 'tapadas'. Es cierto, ya para el siglo XIX se había dejado atrás 'modas' del colonialismo, pero en una escena observamos a Rosa María tapándose 'medio rostro'. Sin duda, una anécdota, a tomar en cuenta.

Curiosamente, en el canal de cable ‘Telenovelas’, se proyecta actualmente una producción mexicana de época llamada 'Pasión' (Televisa. 2008), que fue un fracaso, en su momento. Al observar, algunos capítulos de esta historia, nos recuerda la necesidad del uso de la música incidental dentro de la trama, muy importante para darle 'variedad y estilo' a la escena y así evitar las 'pausas largas', aquel silente espacio, que se observa dentro de un momento de intriga o drama, pero cuyo efecto es contrario a lo mostrado por la ausencia de algún valor agregado (música dentro de la escena). 

En 'El último bastión' observamos muchos de esos momentos en permanente silencio, incluso una pausa en demasía. El director debió notar esas falencias y ofrecer música de fondo que aumente y le ofrezca 'mayor vida' a la escena mostrada.

Muchos han reparado en el escaso diálogo de época. Sin duda, es otro de los temas a tomar en cuenta. Eso de decir solamente 'con licencia' para luego dialogar como un 'peruano moderno' dejaba mucho que desear. Incluso en un capítulo de la historia escuchamos a Adolfo decir: "Nos secamos este vinito". Eso sí, el aumento de conflictos dentro de la trama, disminuía dicha falencia, a pesar que, muchas veces, el diálogo más parecía de actualidad, no de aquella época. 

Ahora bien, es cierto que toda historia debe tener su lado romántico. Pero, muchas veces el romance superaba al contexto histórico. El esperado encuentro entre José de San Martín y Simón Bolívar no tuvo mejores momentos de tensión o intriga. Los guionistas sugieren que los desencuentros provenían de la diferente manera que ambos veían la necesidad de independizar al Perú. Lamentablemente no existe un mayor provecho escénico. Si en la serie más prevalecía la ficción, se debió tomar alguna licencia, de ese tipo, para mostrar algo más que un diálogo tan limitado.

Es cierto, no existe mayor documentación histórica sobre dicho encuentro, entonces debió prevalecer alguna versión libre teniendo en cuenta el carácter tan diferente de ambos libertadores, esto le hubiera dado una mayor intensidad dramática. Aquí también se observa cierta falencia actoral, que poco pudo hacer para una escena que debió ser emblemática.

Seguramente, por ser el canal del estado, las escenas de alcoba o las de extrema violencia, fueron mínimas. La violación de Catalina por parte de unos maleantes comandados por el buen actor Juan Manuel Ochoa, a quien se le debió sacar mejor provecho escénico (sabe interpretar a un villano en potencia), fue demasiado simplista. Además la muerte de estos ‘bandidos’ fue poco menos que efectiva y carente de todo interés.

La mujer en la historia 

En esta serie histórica, los hermanos Adrianzén repotencian la figura de la mujer en la independencia. A lo largo de la trama se eleva y destaca al grupo femenino, aunque la historia diga lo contrario. Sin embargo, esta vez, Eduardo Adrianzén acierta al darle un sentido más destacado a la participación de la mujer.

Recordemos que muchas series o películas históricas, han caracterizado a la mujer sumisa debido a que, para la época en que se vivió, esto fue real. La mujer era alejada de los diálogos políticos y las decisiones las tomaba el varón del hogar.

Adrianzén, presenta un momento cumbre. Cuando Miguel va en busca de su mujer (Rosa María) a la casa de los Robles y se enfrenta con el patriarca del hogar, Francisco, a quien le increpa y le dice 'que se ponga los pantalones' y no se deje manipular por su mujer, doña Josefa (Laly Goyzueta en gran labor).

Es una escena a destacar, presenta características importantes, las limitaciones de la mujer en el hogar, el machismo arraigado llegando hasta la violencia física, el sufrimiento y la condena por un pecado pronto a destaparse. Incluso también se observa esas características en la trágica historia de Lorenzo Robles (Rodrigo Palacios) y su esposa Teresa (Stephie Jacobs) quienes culminan sus vidas sorpresivamente. Una lástima no haber apelado a una mejor fuerza interpretativa, en dichas escenas, con posibilidad para un mejor desenvolvimiento escénico.

Pronto los hermanos Adrianzén nos señalan que la historia del Perú y el mundo no solo la hicieron los hombres, también las mujeres y nos cuenta que pudieron existir mujeres que aspiraban a un modo de vida mejor. Nos presenta a Antonia, una mulata que aspira a la superación personal; Tadea quien al aprender a leer y escribir comprenderá mejor la realidad que vive y sabrá porque es importante ser libre; finalmente Catalina, una artista que, a través de sus títeres, muestra a su público, lo que pasa a su alrededor y puede, gracias a su arte, denunciar los abusos y atropellos.

Por otro lado, Eduardo Adrianzén nuevamente apela a uno de sus personajes favoritos en "Eva del Edén" (Frencuencia Latina. 2005) o "La Perricholi" (América Televisión. 2011) como es "Doña Jordana", (Sonia Seminario), quién es "resucitada" por su guionista. "Doña Jordana" resulta ya un personaje místico, casi misterioso, que prevalece, a lo largo del tiempo, y 'testigo vivo' de los principales acontecimientos de la historia del Perú, un simpático acierto incluirla en esta historia. Para mi gusto, merecía ser incorporada en un momento de mayor intensidad o de manera sorpresiva, quizás antológica, no mantenerla como simple boticaria.

El final donde Catalina y Paco observan 'un Perú del futuro' fue muy destacado, además del destino que tuvieron determinados personajes. Aquí queremos destacar ese final poco ambiguo que tuvo José de la Riva Agüero, el hombre que tras disolver el Congreso y declararle la guerra a Bolívar, terminaría pasándose al lado del realismo español. Recordemos que su bisnieto José de la Riva Agüero y Osma presentó un extraordinario trabajo "La historia en el Perú" en la que intenta reivindicar a su bisabuelo.

Otro punto a tener en cuenta, es que se debió nombrar el papel que tuvo el español José Ramón Rodil quien se quedaría hasta 1826 en el Real Felipe, fue el último en irse debido a su terca obstinación. Incluso cuando llegó a España fue premiado por el Rey por su llamada ‘resistencia’.

Aplausos para TV Perú

Pese a todo, 'El último bastión' fue un acierto bajo todo sentido. Una producción que ya necesitábamos los peruanos.

Más allá de sus detalles históricos, trabajo escénico representada en aquellos paisajes que caracterizan esa Lima de antaño o el vestuario de los protagonistas, “El último bastión” es la apuesta por relatar una parte importante de la historia peruana (algo no realizado por los canales comerciales).

TV Perú hizo uso de una de sus principales funciones, el promover cultura y educación a los peruanos y que mejor manera, la de producir una historia de este tipo. A lo largo de sus capítulos se observa la visión del hombre común respecto a la independencia y quienes la protagonizaron, tanto hombres, mujeres, afrodescendientes, indígenas invocando la libertad y la independencia.

Es importante que TV Perú repita nuevamente esta serie. En tiempo de escasa valoración humana y desprestigio político, nuestros hijos deben observar que existieron hombres que forjaron y construyeron nuestra independencia, realizado no por uno, sino por todos.

Además como canal del Estado no solo es importante continuar con producciones de este tipo, debe haber un presupuesto importante para que estos contenidos tengan una mejor realización. Imaginamos que las batallas de Junín y Ayacucho no se escenificaron debido a un mayor costo.

TV Perú tampoco debe olvidar la difusión de nuestro cine peruano. Actualmente, emite algunas producciones nacionales. Ya ha anunciado, por ejemplo, Wiñaypacha, pero no debe olvidar la película peruana "Gloria del Pacífico" dirigida y producida por Juan Carlos Oganes. Una importante obra nacional bien comentada y poco difundida, hasta ahora.

Finalmente aplausos para Hugo Coya, Marco Moscoso, Eduardo y María Luisa Adrianzén, además para cada técnico, personal administrativo y artístico que participó en esta producción, tan vital y necesaria siempre.

Nuestra labor es la crítica, pero no podemos estar ajenos que, con sus altas o bajas, las producciones históricas siempre merecen difusión y reconocimiento. ¡Adelante TV Perú!.



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