LA MALQUERIDA: DESEO Y MALDICIÓN
Lima, 02 Noviembre 2014, (Por: Richard Manrique / El Informante Perú).- Llegó a su final, en México "La malquerida", una historia que vino de menos a más y que demuestra la experiencia del productor José Alberto Castro quien finalmente volteó los números y supo mantener al televidente a la expectativa producto de una historia muy ágil y bien estructurada, aunque con algunos puntos en contra, las mismas que trataremos de analizar.
"La malquerida", es una producción mexicana basada en la obra teatral, del mismo nombre, escrita por Jacinto Benavente. La telenovela cuenta con la adaptación y libretos de Ximena Suárez, producida por José Alberto Castro para Televisa. Esta producción también se transmite en Perú por América Televisión.
Esta telenovela es protagonizada por Victoria Ruffo, Ariadne Díaz y Christian Meier, con las actuaciones estelares de África Zavala, Guillermo García Cantú, Alberto Estrella, Sabine Moussier, Nora Salinas, Arturo Peniche, Ignacio López Tarso, Raquel Olmedo, Silvia Mariscal, Brandon Peniche, Fabián Robles, Lupita Jones, Toño Mauri, entre otros.
LA HISTORIA
Acacia (Ariadne Díaz) pierde a su padre Alonso (Marcelo Córdoba en buen papel) en un aparente accidente no del todo claro. Cristina (Victoria Ruffo), madre de ésta y esposa de él, al quedar viuda repentinamente, se entera que su esposo había hipotecado la hacienda para poder cubrir los gastos de las siembras y ganado, al no encontrar una solución a esto, decide venderla e irse a vivir con sus padres (Ignacio López Tarso y Silvia Mariscal) junto con su hija. Sin embargo, el patrimonio de su marido y el cual su hija Acacia quería mucho fue rescatado por Esteban (Christian Meier), un peón de la hacienda, antes de ser vendida.
Cristina y Esteban logran levantar, de nuevo, la hacienda Benavente. Ambos comienzan a sentir una gran atracción sentimental, Acacia quien apenas era una niña no logra comprender el amor que se tiene esta pareja, aún no podía superar la reciente perdida de su padre y llena de odio hace todo lo posible por irse de la hacienda, en tanto Juan Carlos y Elena, los padres de Cristina, la convencen para que se vaya a vivir con ellos, hasta que logre superar la muerte de su padre y poder aceptar la relación de su madre con Esteban.
Pasan 10 años, pero el odio y el rencor de Acacia por Esteban no ha cambiado, al regresar a la hacienda convertida en una bella joven, el primero en verla es Esteban quien no la reconoce después de mucho tiempo. Acacia es desafiante y le deja en claro que ella es la dueña de la hacienda Benavente. Sin embargo, entre los dos empieza a surgir un amor oculto, mismo que enloquece a Esteban quien empieza a celar e intentar alejar a cualquier hombre que se acerque a ella, convirtiéndola en 'La malquerida'.
Paralelamente, Acacia conoce a Alejandra (África Zavala), quien le cuenta el sufrimiento por el que tiene que pasar por culpa de Danilo Vargas (otra vez, Alberto Estrella en gran papel), un proxeneta que con engaños la introdujo al mundo de la prostitución. Por otro lado, Cristina tiene como vecinos a Norberto Palacios (excelente Guillermo García Cantú) quien junto a su esposa Juliana (Nora Salinas en buena actuación) desean apoderarse de La Benavente a como dé lugar. Incluso incentivan la relación de su hijo menor Manuel (Brandon Peniche en buen papel) con Acacia aunque ella no le corresponde.
DESEO Y MALDICIÓN
"La malquerida" es una obra teatral escrita a inicios del siglo pasado. Posteriormente se realizó una película mexicana en 1949, dirigida por Emilio Fernández y protagonizada por Pedro Armendáriz, Dolores del Río. Actuando además Julio Villarreal, Roberto Cañedo y Columba Domínguez. "La malquerida" es un drama trágico cuya obra termina con el encarcelamiento de Esteban reconciliándose madre e hija. En la película, sin embargo, Esteban es quien muere al final.
La hacienda se llama, en la telenovela, Benavente, en homenaje al escritor y se menciona al pueblo de San Jacinto. El nombre de la protagonista cambia de Raimunda a Cristina. Originalmente la hacienda se llamaba Del Soto.
Esta historia constituye el primer intento de Televisa por desempolvar aquellos clásicos cinematográficos de siempre. Recordemos que en el pasado realizó “Nosotros los pobres” y “Quinceañera”
Ahora bien, la historia es conocida pero a nivel de cine y teatro. Nunca se hizo una versión para telenovela. A pesar de ello, las comparaciones están a la orden del día. Lo cierto es que “La malquerida” trata un tema espinoso, casi un tabú, los amores entre el padrastro y su hijastra. Para muchos será una historia que ofrece un mal ejemplo a la sociedad porque consideran inaudito que una hija tenga tal cinismo de abrazar a su madre, cuando se está metiendo con el padrastro. Una tragedia, casi incestuosa, que se convierte en leyenda a través de esos cánticos populares creados por El Rubio que terminan convirtiendo a Acacia en una “malquerida”.
Sin duda, es un tema rico, interesante, que genera debate. Una historia que rememora el concepto del por qué las telenovelas ingresaron con éxito a los hogares del mundo entero. Es que los grandes clásicos provienen de temas crudos, espinosos. Acaso en Cuba, no se produjo “El derecho de nacer” (el hijo ilegítimo condenado a muerte por su propio abuelo que siente manchado su honor porque la hija tuvo relaciones sexuales sin casarse) o en Perú con “Simplemente María” (la seducción de los niños ricos hacia las empleadas del hogar y el deseo de superación de la humilde provinciana), son temas que crearon una corriente nacional en el mundo entero por ser temas prohibidos, en su momento, pero muy realistas en su concepto. Acá sucede lo mismo, por ello el guión debía ser trabajado minuciosamente. Sin embargo Televisa siempre antepone sus reparos ante temas de este tipo. Por eso en algún momento desechó producir “Leonela” de Delia Fialllo (una mujer que se enamora de su propio violador), y por eso siempre trató fugazmente el tema de la prostitución y la trata de personas en cuanta telenovela produjo.
Contra todo ello, José Alberto Castro produce esta historia que hace años debió haberse realizado porque es un melodrama propio para telenovela, donde muchos se escandalizarán, no podrán concebir la idea que una hija acepte al marido de su madre. Un tema tan crudo y verdadero que merece ser tratado, como en antaño, cuando nuestros padres veían con horror como un abuelo mandaba matar a su propio nieto por ser producto del pecado o la sirvienta ignorante que apenas podía pronunciar dos palabras era seducida por el señorito de la casa solo para satisfacer sus bajos instintos. Así comenzaron a tejerse los melodramas que hoy se producen a montones prevaleciendo la historia del romance irreal y ficticio. Hoy el Güero Castro produce un drama que, tal vez, en otras cadenas internacionales menos moralistas que Televisa, realizarían en forma más cruda y reveladora. No obstante el Güero sale airoso aunque siempre hay reparos con el producto mostrado.
ACTUACIÓN DE CHRISTIAN MEIER
La historia empieza de menos a más. Aquí, a diferencia de la versión cinematográfica, asistimos a las raíces de la historia, la aparición del padre de Acacia y su falta de carácter e incapacidad por administrar la Benavente.
Estaba claro que Castro ya tenía concebido como se iba a desarrollar la trama, sin embargo debía esperar el efecto que causaría en el público los primeros capítulos. Y los números resultaron negativos, la historia se limitaba a contar, desde el inicio, lo que sucedía con los personajes centrales cuando los televidentes ya querían ver, de arranque, el origen de esos desencuentros. Por ello, las historias paralelas crecían en interés, en parte, a las buenas interpretaciones de su elenco y el crudo guión retratado por Lucero Suárez.
Con ello “La Malquerida” se hundía y las críticas se centraban en los protagonistas de la telenovela. Apenas transcurridos los primeros 30 capítulos, aparecía Arturo Peniche (Héctor) como "suplente" oportuno para que la historia complete el giro deseado.
Los primeros capítulos marcan una sorpresa, Victoria Ruffo, lucía esplendida y con una figura envidiable. Más bella que nunca y bien escogida para ser la acompañante de Christian Meier. Mientras Ariadne Díaz cumple con su papel, pero no llega a más porque el personaje es demasiado fuerte, desgarrado. La guionista intenta mostrar parte del perfil original de este personaje, pero esto no es una película ni mucho menos una obra teatral. Es una telenovela y si el Güero se atrevía a contar la historia desde sus raíces, debió explorar el lado sentimental de Acacia, algo que en la película tampoco se muestra. Apenas un beso de Armendáriz a la gran Columba Domínguez. Pero, son apenas dos horas de cinta. Aquí tenemos miles de capítulos por observar.
Mientras Christian Meier, bajo la sombra de Pedro Armendáriz en su espalda y la crítica sin sustento de Sergio Goyri, hace lo que puede en un papel netamente mexicano. Es cierto. Aunque también es verdad que, actualmente, no hay actores en dicho país que puedan desempeñar este papel con eficiencia sobretodo porque el perfil de Esteban es de un macho ranchero, fuerte, decidido a la vez que impasible y aguerrido.
El papel ideal sería para Sergio Goyri, pero más joven. Eso estaba claro. Recordemos que el actor sucumbió en "Dos hogares" junto a Anahí porque sencillamente la edad le jugaba una mala pasada. El único que podría rendir, tal vez, era Fernando Colunga, con la edad y el porte deseado. Pero no daría la talla para ser pareja de Victoria Ruffo. Ese era el problema que tenía el Güero. Todo un rompecabezas difícil de armar.
Con el correr de los capítulos, Meier se consolida en el papel. No como uno lo esperaba pero no desentona. Es que el actor ya había personificado a un ranchero nato en otras telenovelas (La Tormenta, por ejemplo). Además para el galán peruano, este papel terminó constituyendo todo un reto. Es de los pocos galanes extranjeros contratados por Televisa que debuta como villano y no se queda con la mujer deseada (el último fue Erick Estrada en “Dos mujeres, un camino” aunque con distinto perfil); además su personaje se muestra en dos facetas importantes, evoluciona de bueno a villano.
HISTORIA CLÁSICA
Observando La Malquerida, uno no puede dejar de evocar varias telenovelas que vienen a la mente. Pero esta vez también recuerda varias películas del cine de oro mexicano porque la mejor época cinematográfica en dicho país no solamente las constituían las clásicas rancheras en donde el charro terminaba llevándose a su dama en caballo; también existían títulos memorables que este redactor siempre consideró deberían ser adaptados al mundo de las telenovelas (Tizoc, Vagabunda, Hipócrita, Amor con amor se paga, entre otros) que por sus temas desgarrados, polémicos, bien producidos constituirían clásicos rotundos. Lamentablemente, en pleno siglo 21 aún somos pacatos para ciertas historias que consideramos tabú. Aunque estos problemas los encontramos en cualquier parte del mundo.
Aquí el Güero comprende que la historia es polémica y, con buen criterio, da luz verde a la guionista Ximena Suárez y todo su equipo para crear historias paralelas, igual de desgarradas y crudas como lo es la prostitución y la trata de personas, tan brillantemente enfocadas que terminan por darle una lección a los guionistas de "La Tempestad" que trataron esa misma historia con irregularidad. Es más, si esta trama en algunos momentos sobrepasa en intensidad, al protagónico, es porque la idea está bien concebida en base a un impecable guion y las buenas actuaciones de los actores encargados de personificarlos. Tan buena fue esta parte que hasta las prostitutas lograron el sueño de casarse con su pareja ideal y eso pocas veces se observa en telenovelas.
Así, tenemos la historia de Alejandra (África Zavala) excelentemente retratada. Hay momentos en que no se necesitaba graficar el acto carnal o los golpes recibidos hacia el personaje porque en los diálogos y las buenas interpretaciones se graficaba todo ese momento dramático. Esto permitió que la telenovela creciera en interés y fue un punto a favor para que el Güero logre desarrollar impactantes capítulos (los 30 últimos) que terminaron por atrapar a la teleaudiencia.
Mientras tanto, los compadres de Cristina, brillaban por la interesante trama ideada para ellos. Una familia ambiciosa llena de conflictos, bien recreado, con un García Cantú en gran labor. Los hijos de la pareja lucen muy bien. Mientras Nora Salinas brilla como Juliana y tiene un final, acorde a lo que fue su vida.
Pero si eso ocurría en estas interesantes tramas paralelas. Lo contrario sucedía con nuestros protagonistas. Tal vez, faltaba una sensualidad más desbordada en Acacia o mostrar a Esteban con más lujuria y pasión hacia su hijastra. A propósito de ello, la escena donde Meier observa a Acacia con ropa de baño, en el río, era demasiado limitada. En nada comparado con las expresiones de deseo que mostraba César Évora hacia Aracely Arámbula en “Abrázame bien fuerte” (Televisa-2001).
Además el rival de Esteban quien finalmente resultó Ulises (Mané de la Parra) no está para este papel. Aunque Acacia sea muy joven, si constituía la pareja ideal para Esteban. Pero el rival en amores, no estaba a la altura de las circunstancias. Uno observa esta historia y ya quisiera ver a un Julio Alemán, Carlos Bracho, Braulio Castillo o un José Bardina, más jóvenes y capaces de sostener, por su experiencia y garbo, un encuentro actoral con Meier.
ACIERTOS DEL PRODUCTOR
Y efectivamente, ese era el problema de la telenovela. Los actores que tendrían que ser los pretendientes de Acacia resultaban muy jóvenes para competir con el galán villano de esta trama. Entendiéndose que finalmente ya el Güero tenía en mente convertir a Esteban en un hombre ambicioso que enloquece y mata por amor. Por cierto, la inclusión de los abuelos de Acacia no constituía un soporte a tener en cuenta, seguramente colocados para darle un aire de moralidad a la telenovela.
A pesar de todo, el Güero sale adelante porque acertó con el casting de los personajes claves de la trama que sostendría la historia (Norberto, Juliana, Danilo, Alejandra, Manuel y El Rubio); cuando tuvo que desarrollar el tema central de la telenovela (la pasión de Esteban por Acacia y lo villano que éste resulta) ofrece una brillante secuencia combinando las tres partes (la vida de Alejandra y Danilo, Esteban y Acacia, con la de Norberto y Juliana), en una sola. Con ello el interés se desbordó y todos queríamos saber, para criticar o alabar, cuál sería el desenlace de esta telenovela. Además ofrece diálogos muy buenos y hasta memorables, como el momento en que Peniche le comenta a Cristina que tiene un hijo en el extranjero que está enamorado y se va casar con su mejor amiga o cuando padre e hijo en la vida real (Arturo y Brandon Peniche se confrontan) e incluso cuando Juliana se entera que el hijo que espera Luisa, es de Manuel y le dice a este: “La próxima vez, piensa con quien te metes, antes de bajarte los pantalones”. Y es que, a estas alturas, ya el Güero mostraba su calidad como productor. Por ejemplo se incluye a la mamá de Lizzie como un personaje referencial, al que nadie ha visto, pero que se consolidaba como pieza fundamental para que la trama continúe con interés; al igual que el dueño del bar, confidente del Rubio, (brillante Fabián Robles) quien tiene mucha similitud con el personaje de la película.
En suma, aplausos para el buen grupo liderado por el Güero y conformado por Lucero Suárez, Salvador Sánchez y Salvador Garcini, entre otros; quienes lograron que esta producción tenga el éxito deseado. Pudo alcanzar mayores logros. Pero ninguno de los productores de Televisa puede arriesgarse ante este tipo de temas. En México no hay el permiso y la audacia por mostrar temas reales debido a ese exceso moralista que les impide ir más allá de todo.
Tal vez, por eso mostraron tres finales alternativos (una barbaridad) porque una historia como esta no deja contentos a todos. Además hay una pauta establecida en las novelas que, muy de vez en cuando, se cambia. Los buenos tienen que vivir felices y los malos en prisión o muertos. Aquí no escapó a esa regla, pero para contentarnos nos mostraron tres finales que, esta vez, ninguno estuvo acorde a lo deseado. Toda vez que el Güero ya había mostrado “sus cartas”, mostrar a Acacia como una mujer seducida producto de la soledad y el deseo prohibido y a Esteban como el malo de la historia, que mata al padre y al pretendiente de la hija por quedarse con ambas.
Una pena porque esa no era la idea de Jacinto Benavente cuando creó la obra que se convirtió en clásico. Aquí no hubo deseo ni maldición, porque no se puede romper los cánones de la moralidad. A pesar de ser destacada, la telenovela no llega a límites insospechados porque la historia principal carece de riesgos en su temática, no se desea mostrar lo incorrecto, lo prohibido. Se opta por esos finales alternativos que le quita sentido lógico a la historia, simplemente se quiere contentar a todos. Imaginemos que pensarían Félix G. Cagnet, Celia Alcántara e incluso Delia Fiallo de esa “novedad virtual” que permite querer contentar a todos mostrando finales complacientes que constituyen un juego de engaños. Al creador le quitarían la inspiración porque simplemente se optaría por lo más fácil.
En suma, “La malquerida” merecía ese final de leyenda urbana que encerraba toda la obra teatral y que lo sintetiza el Rubio a través de sus canciones:
El que quiera a la de El Soto
Tiene penas de la vida
Por quererla quien la quiere
Le dicen La Malquerida
(*) rmanrique@elinformanteperu.com
www.ellinformanteperu.com
Comentarios
Ahora, christian mejoro notablemente al final de la historia, donde ai se pudo lucir porque al principio era demasiado carente de expresividad.... Ariadne diaz a mostrado un crecimiento ibcreible desde Su prrimera telenovela..poco a poco se esta consolidando y aca en la novels se lucio! (siendo Ella la verdadera malquerida) y victoria ruffo bien, pero siento que siempre hace el mismo personaje... Y mane de la parra tiene q preparase MAs, tiene potential!
En SI, fue Una estupenda production! Gran historia! La ame de principio a fin, me tenia con Los nervios de Punta... Una Pena que America television no la haya programado a Las 9 pm y haya preferido la gata Una novela que nos da MAs delo mismo
Por cierto me gustó mucho la novela, igualmente, la participación de los actores y actrices del drama. Hoy por hoy en la vida, vemos muchos errores en la familia. En el drama de Cristina, Esteban y Acacia fue algo fuerte, aunque en mi opinión no me agrado. Yo creo que si una hija ama a su madre debe haber confianza, nunca debería aceptar proposiciones indecorosas por parte del padrastro.
En toda obra o novela encontramos la maldad ya que en la vida real existe pero creo que los escritores en un futuro deben basarse más en esa vida real. No siempre la maldad persiste, pero en las novelas mexicanas la maldad reina del principio al final. Igual, me quito el sombrero por esos escritores que siempre han hecho buenos escritos.
Por último, igual, quito mi sombrero por los actores y actrices de la telenovela, hicieron un buen papel. Siempre me ha gustado los papeles protagónicos de Victoria Ruffo, eso sí, me gustaría que sigan dándola papel de buena que por cierto le cae bien pero que tenga más carácter, fuerte y no se deja mangonear por otros.